-Oye, despierta.- susurré al mismo tiempo que le daba una palmada en la mejilla.
Él se removió incómodo y volteó el rostro hacia el otro lado, ignorando completamente mis llamados. Bufé molesta y decidí dejar la delicadeza de lado, le grité, literalmente, en el oído y además de eso lo sacudí con toda la fuerza que tenía. Quizás así me tomaría en cuenta.
-¡¿Qué?!.- exclamó enderezándose de golpe.
Me quedé en completo silencio mientras lo observaba, esperando a que se diera cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Chris suspiró pesadamente, luego se restregó los ojos y comenzó a mirar alrededor, en eso soltó un quejido y se llevó instantáneamente una mano a la cabeza. Bueno, era obvio que él también despertaría con resaca, aunque lo envidiaba por no haber corrido a vomitar como lo había hecho yo.
-Hola...- dije con suavidad sin quitarle los ojos de encima. En eso él me miró por primera vez, de una manera bastante ausente, tengo que decir.
-Oh, hola Laila.- dijo con normalidad.-Espera un segundo... ¿qué haces en mi habitación?.- preguntó extrañado sin dejar de acariciarse la cabeza.
-Eh... esta no es tu habitación.- le dije, y esa simple frase pareció iluminarle la mente, pues me miró sorprendido y aturdido por un momento.
-No me digas...- dijo quejumbrosamente mientras se pasaba una mano por el rostro.
-¿Qué no te diga qué?.- pregunté haciéndome la loca.
-Sabes a lo que me refiero, y no digas que no te acuerdas... porque yo sí.- ¿ven? yo sabía que lo recordaría.
-Quizás debí hacerte caso, tu dijiste que no era buena idea que te quedaras...- le dije mientras jugueteaba con un mechón de mi cabello. La verdad aún estaba nerviosa y necesitaba distraerme con lo que fuera.
-Sí, te lo dije.- me apoyó.
-Espera un segundo...- dije soltando mi mechón y acercándome a él en un rápido movimiento.-¡Tú empezaste!- dije enterrando mi dedo índice en su pecho desnudo.-¡Así que no me vengas con el “te lo dije”!.- me quejé frunciendo el ceño.
-¿Y qué esperabas? soy hombre, y no hay que ser muy inteligente para saber que somos débiles.- se defendió como si eso fuera suficiente.
-¡Oh sí! ¡Qué buena excusa!.- dije mientras me baja de la cama y comenzaba a rodearla en busca de mi ropa.
-¿Y por qué te enojas? no he dicho nada malo, además en verdad.- dijo con seguridad.-Estaba ebrio y más encima me ponen a una linda y traviesa rubia en frente, ¿qué se suponía que hiciera? ¿jugar a las cartas contigo?.-
Él siguió parloteando cosas que en realidad ignoré por completo, estaba demasiado ocupada luchando por mantenerme tranquila, además mis torpes manos no me permitían vestirme bien. Me había quitado a duras penas las sábanas y ya estaba poniéndome el vestido, pero para mí mala suerte estaba tan cabreada que no podía subirme el jodido cierre.
-¡Ah, mierda!.- gruñí interrumpiendo lo que fuera que Chris estaba diciendo.
-Oye, acabo de darme cuenta que estamos discutiendo por nada.- dijo con cierta tranquilidad que me fastidió.
Levanté la vista hacia él lentamente y lo miré de la forma más amenazante que me podía permitir, pero claro, él estaba de lo más tranquilo, completamente vestido y con una expresión de suma calma.
-¿Cómo qué por nada...?.- dije con una voz letal mientras me acercaba a él a paso lento.-¡Quizás porque el tipo que se aprovechó de mi inocente cuerpo está tratando de echarme la culpa por haber caído en sus redes!.- le grité en la cara.
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Descontrol
HumorLaila parece incapacitada para comportarse bien. Lo único que hace es desobedecer y tomar impulsivas decisiones, un error más y las puertas de su escuela serán cerradas para ella. Por culpa de un malentendido es expulsada definitivamente de aquel es...
Cap. 46: Sólo un malentendido
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