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-¿Entonces? ¿Qué te parece? - preguntó Adam.

Peter suspiró y clavó la mirada en la copa de cristal. Llevaba una hora hablando con Adam. Él le había propuesto realizar una serie de shows y eventos, y probar a ver si a la gente le gustaba su música y su estilo.

Realizar esto significaba abandonar algunas cosas. Y era a esa palabra a lo que temía. Él no quería abandonar nada. Ahora estaba saliendo todo como jamás pensó. No quería volver a pasar eso de alejarse de la gente que quería. Ya lo había vivido una vez y no quería pasar por ella una segunda. Pero había otro problema. Y es que no abandonar por un tiempo esas cosas, también significaba abandonar su sueño.

El aire se le escapó de los labios y luego volvió a clavar la vista en Adam.

- Necesito pensarlo.

- ¿Qué necesitas pensar? - le respondió tomando un sorbo de vino.

- Todo. Esto es demasiado precipitado,

- Tienes que arriesgarte Peter.

- Ya lo sé. - se exasperó. - Pero es que no quiero volver a cagarla.

Adam soltó una pequeña carcajada y luego pidió la cuenta. A pesar de que Peter quería pagarla, Adam fue más rápido. Salieron del restaurante. Peter tenía un millón de pensamientos que rebotaban en su mente sin parar. No sabía que mierda hacer. Quizás estaba exagerando tampoco se iría por mucho tiempo.

Tres meses. Cuatro. Quizás cinco. ¡No! Eso era demasiado tiempo. Demasiado tiempo sin tener a su familia a su lado, demasiado tiempo sin tenerla a ella. Ya había sufrido demasiado con la lejanía de su familia cuando estaba "estudiando", y también sufrió con la lejanía que le separó de ella tiempo atrás. ¡Ugs! Estaba realmente, hecho un puto lío.

- ¿Todo bien? - Adam le sacó de sus propios pensamientos y se sintió un poco desubicado. Observo la carretera y pestañeó dos veces, para luego clavar la mirada en aquel hombre.

- Sí. - dijo inseguro. Adam curvó sus labios en una media sonrisa. Estaba claro que le conocía de apenas unas horas, y ya comenzaba a conocerle. Peter clavó la mirada en sus zapatillas. Luego volvió a mirarle a los ojos. - En realidad no. - se sinceró. - Estoy cagado.

- ¿Por qué? - carcajeó. Luego se acercó y le pasó el hombro por encima. Peter entrecerró el ceño y miró al frente despistado. - Mira Peter, ¿Tú no quieres dedicarte a la música? - le preguntó.

- Sí. - murmuró.

- Y tú conoces como va este mundo, ¿verdad?

- Sí. - volvió a murmurar. Adam volvió a reír. Le dio dos palmadas en la espalda y se colocó justo delante de él. - Y sabes que también debes arriesgarte, ¿verdad?

- Lo sé. Pero...

- Tienes miedo. - se adelantó. Peter frunció el ceño. Él nunca había dicho esa palabra. La palabra miedo no existía en su vida. Bueno, excepto cuando pensaba que iba a perder a Lali.

- No es miedo. - negó. - Es... - suspiró. - Joder, no lo sé. Tengo que pensar todo esto. Hablarlo, ordenar mis pensamientos y...

- Está bien. - le dijo. - Piénsatelo. Pero no tienes mucho tiempo. Tienes hasta mañana. Nos vamos a New York a las 7:30 de la tarde, sólo si aceptas. Si quieres cumplir tu sueño. Pero te voy a decir una cosa Peter. Aprende a vivir el hoy y no en un mañana que quizás nunca llegue.

Y se fue. Sin más. Puso el coche en marcha y se perdió por la carretera a toda hostia. Peter se quedó allí, en la acera. Pensativo. "Si quieres cumplir tu sueño". Una sonrisa, de esas que sólo tiene él, se le cuela en el rostro. Sin permiso. Y de repente como que todo ha recobrado más vida.

Desafío al corazón»Laliter  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora