Capítulo 29:-

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-¿Cenaste? - pregunta él desde la cocina. Ella se acomoda en el sillón y le contesta.
-¡Sí!
-¡Mentirosa!
-Bueno vale, pero es que no tengo hambre. - dice desde el sillón acompañando una risa leve. Él sale de la cocina y la mira.
-Si quieres puedo...- ella le corta.
-¡No! - dice abriendo mucho los ojos. - No quiero morir envenenada. Ahora me preparo algo. - se pone en pie, apaga la tele y tira el mando al sillón. Se acerca a él y entra en la cocina. Abre la despensa.
-¿Quién hizo la compra? - pregunta expectante. No sabe qué comer.
-Evans. - dice él.
-¿Quién es ese? - pregunta volteando.
-El mayordomo de mi padre. - dice simple.
-Ella lo mira con asombro y asiente. Coge unas galletas y pone un vasito con leche en el microondas. Pasan los segundos. Ahora ninguno habla. Silencio. El microondas anuncia el fin, ella se acerca lo retira y se sienta en la mesa. Abre el paquete de galletas y comienza a comer. Peter se sienta a su lado, comiendo un bocadillo mientras la observa de reojo. Ella le observa. Él desvía su mirada. Después de unos minutos, ella se levanta y deja su tasa en el fregadero, pasa un pequeño paño por la mesa y friega la vajilla. Termina con un suspiro alto. Observa a Peter que aún come tranquilo. Sale a paso lento de la cocina y se tira en el sillón. Pasan los segundos, los minutos. Escucha el sonido del agua, supone que está recogiendo donde comió. El sonido del agua se para y deja un paso a un silencio. Nota que ya no puede más, está muy cansada y tiene mucho sueño. Adormilada se pone en pie y camina hasta las escaleras. Sube tres peldaños y siente unas manos en su cintura.
-¿Qué quieres? - dice adormilada. - Me voy a dormir, déjame.
-¿Me das un besito de buenas noches? - dice él en su oído.
-No Lanzani, déjame dormir. - dice soltando las manos de su cintura.
-No. - dice agarrándola con fuerza, para luego girarla poquito a poco. - No te voy a dejar ir a dormir hasta que no me des un beso.
-Yo no quiero besarte. - dice ella con los ojos chiquititos. Suelta una pequeña risa.
-Mientes. - dice él sonriendo. - Te ves linda con cara de dormida.
-Eres un estúpido. No paras de burlarte de mí. - él eleva una ceja.
-No me estoy burlando de ti.
Ella sonríe levemente y besa sus labios, un pequeño toque, nada grande.
-Hasta mañana, estoy muy cansada.
El no dice nada. Ve como sube las escaleras y se pierde en el pasillo. Suspira y gira la cabeza hasta el salón. Lame sus labios recogiendo el sabor de sus labios. Su vida está cambiando repentinamente. Pestañea. ¡Hey Peter! ¡Vuelve! Aprieta su mandíbula. Necesita beber. Necesita un polvo. Necesita olvidarse de esto. Sí, lo necesita. Sube a su habitación y se tira en la cama. Se duerme.
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• Nuevo día - Atlanta - 9:25 de la mañana.
El rayo de luz que entra por la ventana hace despertar a Lali. Gira sobre su almohada e intenta abrir los ojos. La luz se hace presente rápidamente, los cierra y gruñe levemente. Bosteza. Se deja caer hacia el otro lado, quedando mirando al techo. Abre los ojos despacio y vuelve a bostezar. Poco a poco se va acomodando y se estira. Coloca sus pies en el suelo y camina hasta la ventana. Observa un pajarito, está detrás de esta, piando sin control. Ella abre la ventana lentamente, el pajarito se asusta y se eleva.Lali queda observando el trayecto que el pequeño animal decide partir y de pronto, se pierde. Se dirige al baño y abre el grifo del lavamanos, deja que se forme una piscina en sus manos y luego, estampa el agua contra su cara. Una, dos, tres veces. Luego se mira al espejo. Peina un poco su cabello. Le llega un poco más arriba de la cintura y lo tiene completamente liso. Deja el cepillo sobre el lavamanos y baja las escaleras. Salta en el último escalón y se curva, observando el salón. Peter está viendo la tele, acostado. Lali entra en la cocina para preparar su desayuno pero decide preguntarle a Peter si ya desayunó. Sale de la cocina y se acerca al salón. El gira la vista y la ve. Vuelve la vista a la tele. Ella eleva una ceja.
-Buenos días. - dice __ observándole.
-Hola. - dice Peter observando la tele. Lali frunce el ceño.
-¿Desayunaste?
-Sí.
Al ver como la trataba, ella dio la vuelta y se volvió a la cocina.
-Genial. - dijo entrando.
Ahora sí que no entendía nada. Estaba claro. La quería cuando le apetecía, para jugar con ella, divertirse, besarla y luego, la trataría como el primer día que la conoció. Perfecto. Pues ella no lo permitiría. ¿Él quería jugar? Ella podía jugar mejor.
Se preparó unas tostadas y vertió un poco de jugo en un vaso. Se sentó a desayunar. No podía sacar de su mente lo que acababa de pasar. ¿En qué momento pensó que le podía gustar tan solo un poco A Peter Lanzani? ¡A ella tampoco le gustaba Peter Lanzani! ¡¡Odiaba a Peter Lanzani!! Terminó de desayunar y subió las escaleras a toda prisa. Dentro de dos horas volverían a la universidad. Se acababa de duchar cuando entró en su habitación. Cerró las cortinas y dejó la ropa interior sobre la cama. A poco de retirarse la toalla del cuerpo, Peter abrió la puerta.
|| Narra Peter ||
No encontraba las llaves del coche y decidí preguntarle a Lali. Subí a su habitación y abrí la puerta rápido. Me llevé una gran sorpresa. Me quedé congelado. Tragué saliva. Y busqué mas saliva, pero no había más. Ahora mismo me estaba mirando con esas ganas de matarme. Acababa de salir de la ducha. Y yo me había quedado estático observándola. Tan solo la cubría una corta toalla blanca de algodón. Su pelo estaba totalmente mojado, sus piernas eran largas y doradas y...
-¡LÁRGATE! - me gritó. Había vuelto la Lali dominante. Y ella no sabía que ese carácter me ponía como loco.
-Por supuesto que no.
-Salte ya del cuarto. - dijo señalando la puerta, subió su toalla.
-No me voy a ir.
-Peter, salte de la habitación.
-No. - cerré la puerta con el pié, sin quitar vista de ella.
-Muy bien. ¿Qué quieres? - una gota de agua bajó por su cuello hasta perderse en la curva de sus pechos. Tragué saliva.
-¿Has visto las llaves? - pregunté intentando mirarla a los ojos.
-No. - observé la cama. Me acababa de atragantar con mis propias vistas. Unas cortas braguitas y un brassier de tamaño considerable.
-¡Deja de observar mis cosas idiota! ¡Que te marches!
-Está bien. - reí.
-Venga. - se giró y cerró la puerta del armario. Al ver como no me marchaba volvió a mirarme. Había avanzado un metro.
-Peter que te larg...- me acerqué a ella lo suficiente como para silenciarla con mi dedo índice. Su piel se erizó y consiguió que también lo hiciera la mía. Apretó fuertemente la toalla. Mordí mi labio inferior y coloqué mi mano en su cintura. Rápidamente quitó mi mano de allí. Elevé una ceja y me reí. Ella seguía con el rostro serio. Sabía que no podía hacer nada. Si yo quisiera podría quitarle ahora mismo la toalla y obsérvala. O incluso más, hacerla mía. Lamí mis labios y observé los suyos. Cuando estuve a un punto de atacar, giró su cara y besé su cuello. Dio un paso hacia atrás.
-No vas a jugar conmigo Lanzani. - fruncí el ceño. - No voy a caer en tu juego. Lárgate.
Reí interiormente. ¿Qué no iba a caer en mi juego? Volví a reír. Repasé por última vez su cuerpo mordiendo mi labio inferior y salí de la habitación. Escuché como ella pasaba el pestillo. Volví a reír. Que putada, me había quedado con unas ganas impresionantes. Sacudí mi cabeza y bajé saltando de dos en dos las escaleras, abrí el cajón y ¡Bingo! Las llaves.
• 2 horas más tarde.
Estábamos subiendo al coche para ir de camino a la universidad. Lali no me había vuelto a hablar desde nuestro encuentro en la habitación. Yo le hacía preguntas y ella se dedicaba a ignorarlas. Aunque es un poco lógico, últimamente me estoy comportando como un completo gilipollas. Me concentré en la carretera.Lali cruzó sus piernas y apoyó su cabeza en la ventana. La observé un instante me miró y me regaló una mirada de pocos amigos. Reí. Sin cruzar ni una palabra, después de casi una hora, llegamos a la universidad. Ella bajó rápidamente del coche y abrió el maletero sacando la pequeña mochila marrón, donde tenía sus cosas. Luego echó a caminar rumbo a la entrada. Cerré el coche y la alcancé. Le quité la mochila. Pero rápidamente me la volvió a arrebatar.
-Puedo llevar mis cosas sola.
Me dejó de nuevo allí y siguió caminando. Apreté mi mandíbula y la seguí. Entramos en la universidad, fue a subir las escaleras para ir a su habitación. Pero alguien nos llamó de atrás.
|| Narrador ||
Ella se disponía a subir las escaleras para ir a su habitación cuando les llamaron de atrás. Los dos se giraron casi a la vez. Lali sonrió y Peter apretó sus dientes más de lo normal. El chico se había quedado congelado observando a Lali. Y es que con tanta cosa, no recordaba su cambio de look. Benjamín se quedó estático. Repasó el cuerpo de Lali unas cuantas veces y luego su cara, su pelo, toda ella. Peter carraspeó con fuerza y se acercó a ella. Lali le miró con el ceño fruncido.
-¡Hola Benjamín! - dijo ella acercándose. Ni siquiera sabía que había sido él, el chico que se había peleado con Peter.
-Pero... ¿Qué te pasó? - preguntó Benjamín anonadado. - Estás hermosa.
-Muchas gracias. - ella rió. Peter volvió a carraspear. Benjamín le miró con odio. Peter le devolvió la mirada.
-¿Dónde estabas? - dijo Benjamín sonriendo.
-Ah, pues...- __ llevó la mano a su cuello. Si decía que había estado con Peter se pasaría el rumor de que se había acostado con él.
-Conmigo. - dijo Peter acercándose a ella. - Estaba conmigo.
Peter lo miró de arriba abajo y volvió a mirar a Lali. No se podía creer el monumento que tenía delante. Lamió sus labios.
-¿Te apetece luego ir a dar una vuelta por el campus?
-Claro. - asintió ella. - Me encantaría.
-A las 7. A las 7:30.
-No, ella quedó conmigo. - dijo Peter observándole serio. Lali carcajeó.
-No Benja, no es cierto. Luego nos vemos.
Dio una vuelta y subió las escaleras. Peter se giró y miró a Benja.
-Cuidadito. - dijo apuntándole con el dedo, acercándose. - Cuidadito con las cosas que haces.
-¿Qué me vas a hacer? - respondió Benjamín acercándose a Peter.
-Cuídate Benjamín, cuídate.
-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo que le haga daño a tu amiguita? - respondió este desafiante.
-A Lali no le vas a hacer nada gilipollas. ¿Te enteras? - le empujó. Benjamín se acercó rápidamente y cuando estuvo a punto de golpearle por segunda vez, Peter frenó su mano. - Y si lo haces, te va a ir muuy mal.
-¿Sí? ¿Por qué? - le empujó esta vez Benjamín. Peter cerró los ojos riendo con fuerza. Canceló su risa.
-No me tientes imbécil.
-¿Qué pasa Petersito? - carcajeó nuevamente. - Me han dicho que te las sueles follar a todas. ¿Ya te la follaste también a ella? ¿O prefieres guardarla con calma para disfrutarla con más ganas? Y luego...dejarla.
A Peter le invadió la furia y le empujó contra la pared, tanto que sintió que la pared se movió. Sus venas se volvieron fuertes y su cuello estaba tenso. Quería matarlo.
-¡Hey, hey, hey!
Apareció Nico, separándoles de nuevo. Sacó fuerzas de donde no las tenía y los alejó. Peter furioso pegó una patada al cubo de basura que había allí y luego se fue hecho un diablo a su habitación. Cogió rápidamente un cigarro de la mesa de Nico y se acercó a la ventana. Un cigarro. Dos. Abrió la pequeña nevera que tenían en la habitación y cogió una cerveza. Dos. Tres. Todo comenzaba a volverse borroso. La puerta se abrió.
-Lanzani. - dijo Delfina con tono seductor al otro lado de la puerta.
-¿Qué quieres? - dijo él sentado en el borde de la cama.
-Venía a hacerte una visita.
-Genial, ya me la hiciste. Puedes marcharte. - dio otro trago. Delfina cerró la puerta. Peter elevó una ceja.
-No seas así. - se acercó a él. - Te extrañé.
-Delfina, vete. - otro trago. Ella se acercó y le quitó la bebida. Le miro fijamente a los ojos y se colocó a horcadas sobre él.
-¿Tú no me extrañas?
Peter la miró fijamente a los ojos. De repente no era Delfina. Era Lali. Él veía a Lali. Sólo a ella. No dijo nada. Se lanzó como loco a su boca, besándola desenfrenadamente. Acarició la espalda de Delfina bajó, subió un poco su blusa. Delfina se aferró a él y soltó un leve gemido, su erección ya se comenzaba a notar. Hacía mucho que no estaba con una chica siendo Peter. Levantó rápidamente la blusa de Delfina, volvió a hacerse con sus labios, la besaba muy rápido, con deseo. Para él era Lali. Estaba tomado, los deseos se mezclaban. Delfina le quitó la blusa a Peter y comenzó a trazar un camino de besos desde sus abdominales hasta su boca, sobre él. Pero entonces, se abrió la puerta.
-Peter, me devuelves mi...- ahora si era Lali. Se quedó observándolos. Ella sí que se había quedado congelada. Peter elevó su vista. Miró a Delfina. Volvió a mirar a Lali. Ella tragó saliva. - mi móvil por favor.
Y se paró el mundo.
Delfina cogió su blusa y la miro. No se podía creer que aquella fuera Lali. Se colocó su blusa y antes de irse, se acercó a Peter y lo besó en los labios. Pasó al lado de ella y rió. Luego cerró la puerta dejando a Lali dentro. Peter la miró. Se estaba volviendo loco.
-No es lo que...- ella le paró.
-No, tranquilo. Te entiendo. Entiendo que seas Peter y que no hayas dado un polvo desde hace dos semanas. O sea, lo entiendo. También entiendo que...- No paraba de decir cosas rápidas. Peter la paró. Ella se alejó rápidamente. Había pasado todo lo que se imaginó. La besaría, intentaría tener algo con ella y luego volvería a la universidad y sería el de siempre. Lo que no sabía era porque tenía aquellas enormes ganas de llorar.
-¡Cállate! - dijo él tirando de su mano.
-¡No! - dijo ella soltándose con fuerza. - ¡No me da la gana!
-¿¡Pero qué te pasa!?
-¿Cómo que, qué me pasa idiota?
-Joder Lali, no te entiendo. - pegó una patada a la lata.
-¡Encima! ¡Serás cabrón! Pero si me dijiste que...
-¿Qué? - se giró rápidamente. Se acercó a ella con furia. - ¿¡QUÉ?!
-Me dijiste que te...- no podía decirlo. Cerró los ojos un instante y volvió a abrirlos.
-¡Te odio Peter! ¡Te odio! - dijo ella empujándole con fuerza, se acercó a la puerta rápidamente. Peter la cerró con una sola mano, apoyándola contra la puerta.
-¡Dímelo! ¡Venga! ¡Dímelo! - dijo con tono alto. Ella cerró los ojos por la cercanía lo alto que lo dijo. Le volvió a empujar.
-¡Que me dejes! - volvió a empujarle. - ¡Olvídame! - abrió la puerta de nuevo y Peter volvió a cerrarla esta vez con fuerza.
La giró rápidamente apoyándola contra la puerta y la besó. La besó con ansias. Lali se separó bruscamente y le dio una bofetada. Él se quedó observándola con la mano en su cara.

-¡Que sea la última vez que haces eso! ¡Gilipollas!

Desafío al corazón»Laliter  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora