»14

3K 155 3
                                    

4 horas después.

Una bola de papel saltó hasta mi mesa. Fruncí el ceño. Vino de atrás. La desenvolví.


·'Hola fea'.

Suspiré cansada y contesté.

· 'Estúpido'.

Lo envolví y lo tiré hacia atrás. La señora Avenue me miró con el ceño fruncido. Le sonreí y ella viró la vista hasta Cloe, una chica de adelante. Ella estaba pintándose las uñas con sumo descaro. Volvió a llegarme el papel. Miré a Gastón, que entretenido seguía dibujando. Volví a desenvolverla.

·'Me tienes que ayudar en algo.'

Lo leí. Lo releí. Lo volví a leer. Las llevaba claras si se pensaba que le iba a ayudar en algo. Peter seguía siendo el mismo estúpido del primer día. Irrespetuoso. Provocativo. Mujeriego. Egocéntrico. Vicioso. Infantil .Engreído. Imbécil e idiota. El mismo estúpido que me insultaba y me llevó a la dirección nada más empezar. Nadie iba a cambiar esa apariencia de mí sobre él.

· 'Sigue soñando'.

· 'Vas a ayudarme.'

· 'No pienso ayudarte en nada.'

· 'Me la debes de ayer.'

· 'Yo no te debo nada. Tú viniste a joderme. La tendría que haber matado.'

· 'Estás completamente loca'.

· 'Muchas gracias, eres muy amable.'

· 'No juegues. Espérame ahora cuando la alarma suene.'

· 'Que no. Que no te voy a ayudar en nada, que me olvides idiota.'

Una escandalosa alarma de aviso de fin de clases hizo que me exaltara. Todos se levantaron en menos de un segundo y desaparecieron.

— Lali, luego hablamos. — se despidió Gastón depositando un beso en mi mejilla. Y convirtiéndose en otro de los desaparecidos.

Recogí mis cosas y salí de clases. Guardé mis libros en mi taquilla y una voz poco agradable interrumpió mis pensamientos.

—Fea, acompáñame.

—¿¡Vas a dejar de llamarme así de una vez!?

—Lo siento. Normalmente suelo ser sincero — sonrió arrogante.

—Pues yo también soy sincera, pero no te recuerdo a cada segundo que eres un gilipollas. — el frunció el ceño.

—Vamos. — tiró de mi brazo.

—¿Qué haces? — solté su agarre.

—Acompáñame.

—Que no te voy a acompañar a ningún lado joder, díselo a tu novia. — volteé comenzando a caminar.

Volvió a tirar de mi agarre esta vez mucho más fuerte y tapó mi boca con una de sus manos. Me cogió casi en peso y comenzó a caminar sin parar.

—¡Que me sue-e-eltes! — pataleaba.

—Cállate.

—¡Imb.é.cil que me baj.e.e.s!

—Me estás empezando a poner nervioso fea.

Abrió una puerta, estaba detrás de un cuarto muy antiguo. Habían fregonas y muchas cosas de limpieza, supongo que sería el cuarto del conserje. Intentaba gritar, soltarme, patalear, pero él era mucho más fuerte que yo.

Desafío al corazón»Laliter  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora