No Hay Lugar Como El Hogar

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No sé si es tan largo como lo quería, pero aquí está, he estado distraída últimamente... lo siento, hay capítulos que simplemente no me fluyen....

Espero que lo disfruten, nos leemos el fin de semana (ALGUIEN RECUÉRDEME SUBIR, POR FAVOR!)

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Me enderecé en la silla, Bill me había pedido en la noche que me fuera a casa e intentara dormir un poco. No lo había podido hacer, Tom no estaba despierto y me habría resultado imposible dormir sin haberlo escuchado hablar con normalidad. Terminé por dormir en aquella silla al lado de la cama.

Tom estaba durmiendo, o al menos lucia como si lo estuviera haciendo. Me sentía cansada, tenía las piernas y la espalda adoloridas; lo único bueno que saqué de dormir en aquella silla fue que no me molestó el reflujo durante la noche. Ya por la mañana estaba más que incomoda.

La enfermera entró a revisar a Tom cuando Bill volvía a rogarme que me fuera a casa a dormir un poco. Se había inclinado a mi lado en cuclillas y me suplicaba con ojos marrones, increíblemente parecidos e igualmente distintos a los de Tom, que subiera a su auto y dejara que su chofer me llevara a casa.

- Yo me quedaré aquí, pero tú deberías descansar; estás haciéndote daño a ti y a las niñas, Anna... ¡me matará cuando se entere!

- No, - le respondí en voz baja, - Bill, no puedo... - Le dije y me limpié los ojos antes de darle una pequeña sonrisa. – Aunque me fuera no podría descansar.

- Pero...

Bill fue interrumpido por su hermano, Tom se despertó lentamente, pero en cuanto recobró la conciencia nos dimos cuenta. Se movió lentamente sin saber qué ocurría y al intentar ponerse de lado algo lo molestó.

- Oh.... – Se quejó sonoramente cuando el dolor de cabeza se hizo presente. – Oh...

Bill se enderezó y los dos nos acercamos un poco a la cama donde él estaba descasando. Con una rápida mirada cogí la mano de Tom, un poco herida por los golpes que había atinado a darle a Listing, y lo observé con anticipación.

- Oh, Dios... - murmuró, - mi cabeza...

- Tom, ¿cómo te sientes? – Le pregunté suavemente.

- Como... no sé... horrible. – Me respondió.

Le di una mirada a Bill y él anunció que iría a buscar a un médico, asentí y con cuidado toqué la mejilla de Tom, que seguía quejándose en la cama.

- ¿Qué paso? – Me preguntó.

- La pelea de anoche.... – Le respondí en voz muy baja. – Eso pasó.

- Pero... - Apartó sus ojos de mi por un momento y luego los cerró. – Perdí. – Concluyó.

De algún modo me sentí aliviada al ver que cuando menos pensaba claramente. Cuando sus ojos volvieron a abrirse, le dediqué una pequeña sonrisa de lado.

- Pero eso no importa, Tom. – Le dije, - anoche la pasé muy mal... vas a tener que tomarte las cosas lento hasta que te recuperes, no quiero volver a pasar por esto. – le advertí.

- ¿Anoche? – Sus ojos estaban apenas abiertos. - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

- El mismo que tú. ¡No te iba a dejar solo! – Le dije, hasta cierto punto con orgullo y hasta otro con preocupación; no sabía si los k.o dejaran a alguien como Tom en el estado en que él se encontraba.

- ¿Qué hora es? – Me preguntó con el ceño fruncido.

Bajé la mirada hasta el reloj en mi muñeca y luego le dije sin ganas, sabía que él me daría un pequeño discurso parecido al que Bill me había dado, aunque el suyo me provocaría más ganas de escuchar.

Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now