Gustos Culposos

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Me recordé a mí misma que esa no era nuestra primera cita, así que técnicamente podíamos besarnos.

Al pensarlo inconscientemente bajé la vista a sus labios también, él se acercó un poco más y pareció que los dos buscamos la mirada del otro al mismo tiempo porque mis ojos se encontraron con los de él en ese mismo instante.

No lo pensé, fue un movimiento natural, como respirar: me acerqué a él lo que faltaba de distancia y con los ojos cerrados rocé suavemente sus labios, era apenas un ligero toque y pensé que él no me correspondía porque no se movió por un segundo, luego su otra mano también detenía mi rostro cerca del suyo y sus labios presionaron los míos de una manera más fuerte.

Puse mis manos sobre cintura, cogiendo la tela de su camiseta entre mis dedos al sentir el calor de sus labios sobre los míos. Respiré el fuerte olor de su colonia y las manos de Tom bajaron a mi cintura, como si fuera un acto sincronizado yo llevé las mías a su pecho y luego dejé que mis antebrazos descansaran sobre sus hombros mientras jugaba con los cabellos cortos sobre su nuca. Las manos de Tom apretaron mi cintura y sentí su lengua recorrer mi labio superior.

No tuve que pasar por todo un dilema para decidir si debía besar a Tom de la manera en que él quería besarme, estaría loca de no hacerlo, así que dejé que su lengua rozara la mía lentamente y emití un sonido complaciente.

Las manos de Tom fueron entonces a mi espalda y pegó mi cuerpo al suyo, mientras seguíamos besándonos.

Era obvio que la diferencia de estatura era grande, Tom estaba inclinándose hacía abajo para poder besarme y no lo notaba muy cómodo. Me separé de él un momento.

- ¿Tom, no te duele el cuello? - pregunté en voz baja con sus labios aun muy cerca de los míos.

- Nah, - encogió los hombros, - eso se arregla.

Acto seguido las manos de Tom bajaron de mi espalda a mi trasero y cuando iba a protestar sus labios se volvieron a poner sobre los míos y noté que me jalaba hacía arriba.

- Agárrate. - Dijo sobre mis labios y obedientemente me sostuve de él y fui alzada hasta estar sentada sobre la mesa a nuestra lado, lo qué le permitía a Tom besarme sin ninguna incomodidad.

Ahora estaba haciéndolo con más ganas, lo sentía y lo correspondía, no habría podido ser de otra manera.

Mis piernas estaban a ambos lados de su cuerpo y yo estaba sentada en la orilla de la mesa acariciando su cuello mientras intentaba no dejarlo ir demasiado lejos. Tan solo lo intentaba, porque el diablito sobre mi hombro me pedía a gritos que le quitara la camiseta y demás.

Los besos de Tom bajaron a mi cuello y sus manos que estaban sobre mi cintura fueron al cierre de mi chaqueta, abriéndola mientras yo tenía dificultad para respirar con normalidad. Entre sus besos, sus manos y su olor me podría haber vuelto loca en ese mismo instante.

Él era sin lugar a dudas muy atrevido, apenas estuvo abierta mi chaqueta él a empujó sobre mis hombros, yo le había querido pedir que no la hiciera aun lado pero mis brazos me traicionaron y lo único que salió de mi boca fue un jadeo cuando sentí sus manos sobre mis brazos desnudos, debajo llevaba una blusa de tirantes y pronto Tom hacía uno de los tirantes hacia un lado para besar mi hombro.

El diablito había ganado, metí la bajo debajo de su camiseta y él se detuvo mirándome a los ojos antes de pegar su nariz a la mía.

- Tal vez veas algo que no te gusta. - Me dijo en voz baja, ronca. La parte café de sus ojos se había hecho pequeñita ahora que sus pupilas estaban dilatadas y me miraba fijamente.

- Bueno, no es como que quiera verte... - Le respondí. Tom alzó una ceja y sonrió ampliamente.

Subí mis manos por tu torso y llegué hasta su pecho, la tela se arrugaba y se alzaba sobre mis brazos mientras respiraba pausadamente y cerraba los ojos, levanté la camiseta sobre su cabeza y vi de lo que hablaba, había un par de marcas rojas en su costado y lucía como un golpe que le habría dolido mucho recibir. A pesar de la gran firmeza de su cuerpo, no fue por eso que volví a acariciar su piel, sino porque esa tonalidad rojiza era obviamente anormal en su costado. Mientras lo tocaba él me besó la mejilla y luego el cuello nuevamente, suspiré y puse mis manos sobre su cuello.

Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)Onde histórias criam vida. Descubra agora