Para Enamorar a una Chica

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Después de su pelea, Tom no perdió el tiempo. Al día siguiente me llamó, yo estaba apenas de camino a la televisora y sonreí como una tonta cuando vi su nombre en mi pantalla.

- Hola, ¿cómo estás? - Me preguntó casualmente.

- Bien, ¿Y tú? - Sabía que si me llamaba era porque comenzaba de verdad el juego de estira y afloja. Yo quería saber más sobre él, en ese momento no conocía mucho sobre su hermano ni sobre su vida. En realidad no lo conocía, solo sabía que era boxeador, que era alemán, que le gustaba hacer bromas con connotación sexual, que peleaba mejor a como bailaba y que pensaba que yo era una chica guapa. Podría haber vivido con eso, pero quería saber todo sobre él. Su comida, color, programa de television, libro, película favoritos; por qué vivía en Las Vegas y no en Alemania o LA como su hermano, por qué decidió boxear profesionalmente, cuál era su signo... quería saber todo lo que hubiera qué saber sobre él.

- También bien, te cuento que hoy no entreno, - me dijo, - pensé que tal vez podríamos ir a almorzar, caminar un poco, hablar...

- ¿Quieres jugar a las veinte preguntas conmigo, eh? - Me reí. - Me agrada la idea, estoy entrando a los estudios y salgo a la 1:00... - Esperé por su oferta de recogerme, que llegó en seguida.

- Bueno, podría pasar por ti. ¿Qué dices? - Murmuré que lo estaba pensando, solo para fastidiarlo, - ¡No me puedes decir que no!

- ¡Vaya que podría! Pero estás de suerte, te envío la dirección en unas horas. ¡Nos vemos!

- De acuerdo, hasta luego.

Colgué el teléfono emocionada y entré al camerino a que me maquillaran, de nuevo tenía un largo día por delante.

Perdí toda mi emoción cuando vi a Tom. Llevaba los lentes oscuros pero no había manera de que pudiera cubrirse el enorme moretón rojo que se alcanzaba a ver por encima de su barba.

Lo vi a unos metros y me sentí hasta preocupada, cuando me acerqué, él estaba recargado en su auto. No llevaba tacones así que se veía increíblemente alto, por lo que tuvo que agachares para saludarme. Me beso la mejilla y yo besé la suya.

- ¿Qué pasa? - me preguntó con una sonrisa en el rostro al abrirme la puerta del auto.

Esperé a que ambos estuviéramos dentro del auto para decirlo.

- ¿Podrías quitarte los lentes?

Tom me miró sin comprender. Pero se quedó inmóvil con las manos sobre el volante y el motor de su Mercedes ya encendido.

Suspiré y le quité los lentes de sol para descubrir su ojo morado y otras marcas enrojecidas de la pelea del sábado. Tenía un vendaje sobre la cortada debajo de la ceja.

- Oh...Tom... - dejé caer mis manos con sus lentes sobre mi regazo y aparté la mirada.

- Se van en una semana... - dijo, intentando hacerme sentir mejor respecto a su apariencia.

- Tom, me agradas; - le dije, sintiendo que si nos conocíamos y nos terminábamos gustando yo no sería capaz de verlo así después de cada pelea, aún ahora me era difícil... - pero debes ser honesto, ¿Vale la pena?

- Cada segundo. - Me respondió de inmediato con mucha convicción. - Y si me dejas, podría mostrarte.

- Tom... - pase mis dedos suavemente sobre el costado de su rostro hasta llegar a su barbilla, donde había recibido tantos golpea. - Tu nariz está intacta.

Los dos nos reímos por un momento.

- Siempre me han dicho que soy un cabeza dura.

- La nariz está en tu cabeza... - sonreí al devolverle los lentes. - De verdad, necesito saberlo ahora.

Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now