Capítulo 19: Prisionero.

3.2K 390 37
                                    

Sábado a la noche, Luhan se encuentra en casa del doctor Kim, sólo en ella junto a un cansado Hansol que observa el televisor encendido y un programa infantil y tonto transcurre en chillidos en aquella caja electrónica. Luhan recuerda la noche anterior del sábado y sonríe, pero luego piensa en la alfombra y aquella mancha que no logró salir con ningún producto de limpieza. Debe pensar en algún castigo para Sehun inmediatamente.

Pero no hoy. Hoy debe vigilar a Hansol, repasar para sus últimos exámenes y terminar su maldita tarde de estudio, luego pensaría en el castigo para Sehun y en sus futuros planes de irse para siempre, dejar atrás esta ciudad que cada día lo vuelve más loco.

Media hora después, Luhan talla su ojo derecho y se levanta para prender la luz, ya que la tarde está cayendo y, con ella, los rayos del sol, la oscuridad abordando cada parte de la cocina y parte del comedor donde Hansol ríe una última vez antes de acomodarse en el sofá y cerrar sus ojitos.

Con una sonrisa en el rostro, Luhan se encarga de apagar el televisor y cargar a Hansol hacia su habitación, subiendo las escaleras y sintiendo ese cuerpecito un poco pesado entre sus brazos. Finalmente lo deposita en su cama, lo tapa, pone un muñeco de panda a su lado y vuelve abajo para cerrar ventanas, acomodar los juguetes del bebé y entretenerse viendo las fotografías enmarcadas de la familia.

Hansol tiene un gran parecido a su madre, pero Luhan no logra encontrar parecido alguno con su padre, pero piensa que, cuando el bebé crezca y se desarrolle más, será la viva imagen del doctor Kim; apuesta que así será.

Se dispone a buscar un vaso con fresca agua y continuar repasando los apuntes tomados en clases para su examen final de mañana, cuando un golpe seco y fuerte interrumpe sus acciones y lo hace temblar. Chequea la hora y sabe que no se trata de Jongdae ni de su mujer, ellos vendrían a las diez y apenas son las nueve, además de que ellos deberían tener llaves de la casa.

Miles de ideas pasan por la cabeza de Luhan en ese momento, por lo que decide aclarar sus pensamientos y simplemente dejar el vaso aún con agua en él, caminar con inseguridad hacia la puerta principal y entornarla unos centímetros para mirar por el espacio.

Un chico con expresión preocupada y un semblante nervioso está del otro lado, mordiendo su labio inferior y moviendo su pie derecho de arriba abajo; cabello de un profundo negro y ojos pequeños que miran directamente hacia él. Es curioso, el cómo Luhan lo observa en su posición y siente algo familiar en aquel rostro delicado. Tarda unos segundos en movilizar los engranajes de su inconsciente para recuperar la memoria de aquellos tiempos, de su primer año en la universidad y el tímido compañero de habitación con el cual compartió momentos de amistad inolvidables.

Sus ojos se abren con sorpresa y la puerta se abre por completo mientras Luhan observa al chico pelinegro frente a él con una sonrisa nostálgica.

-¿Minseok? -su voz se oye baja y el mencionado lo reconoce porque su expresión cambia a una de sorpresa y, extrañamente, miedo-. No puede ser... ¡Minseok! -sin dar aviso previo, Luhan se lanza a los brazos de su antiguo amigo y, con mucha fuerza, se aferra a él sin dejar de sonreír en ningún momento, sin dejar de abrazarlo con miedo a perderlo nuevamente-. ¡Lo siento, lo siento tanto! -el castaño sólo se separa para mirarlo fijamente y con las manos apretándole los hombros, luego le frunce el ceño y lo golpea en la cabeza.

-¿Q-qué fue eso? -pregunta Minseok, confundido y aturdido por la reciente situación en la que se ve involucrado; Luhan, la persona que no ve hace mucho tiempo y a quién le resultó difícil dejar de pensar todos los momentos de estos años que transcurrieron, está frente a él y ahora lo acaba de golpear en la nuca.

Quiéreme. [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora