Capítulo XVI

15K 644 105
                                    

- Esto es el colmo, yo tendría que estar allí afuera con ellos y ahora estoy de este lado, tratando de que no me maten – Juli suspira, es verdad tiene razón.

- Mei, quiero que vayas a la habitación de arriba y no salgas de ahí - ¿Qué? Como puede Nicholas ordenarme algo así,

- No – me resisto

- Trata de hacer lo que te digo una vez –

- No voy a quedarme allí mientras ustedes están aquí abajo sufriendo – frunce el ceño, mientras los demás están merodeando por la casa y pensando que hacer

- Mei, ve allá arriba y se quedan Juli allí, todavía no saben manejar bien esto – mierda, Juli me agarra la mano.

- Vamos Mei – esto no va a terminar bien.

Subimos las escaleras, ¿Cómo podre quedarme aquí? Mi padre quiere matarme a mí y por culpa de que yo estoy aquí, todos terminaran muertos.

Ha pasado unos minutos, en los que se escuchan disparos, gritos. Es insoportable. Juli está sentada en la cama sin hablar, todavía no asume en lo que se convirtió. Debe tener un dilema dentro de ella bastante importante. Yo en cambio no paro de caminar, de un lado a otro de la habitación, estoy nerviosa, enojada y me siento muy culpable.

No puedo dejar que todo esto esté pasando, no puedo dejar que la pelea siga por los siglos de los siglos, por mi culpa. Si el plan "A" es matarme, el plan "B" ¿Cuál sería? ¿Arreglar las cosas con mi padre? No lo sé, pero algo tengo que hacer.

- Juli, quédate aquí

- ¿Qué? No Mei, van a matarte – se enojó por mi idea, pero no me importa.

- Estaré bien, quiero terminar con esto de una vez, tengo que hablar con mi padre, bien – Juli suspira, y antes de que pueda decirme algo, salgo por la venta y trepo al techo de la casa.

Los veo pelear, veo a Nicholas cubierto de sangre, tengo terror de que algo le pase. Allá lo veo, mi papa está peleando con una de las nuestras.

- ¡papa! – grito y el me mira, frunce el ceño

- ¡Mei! ¡vuelve adentro! – grita Nicholas pero lo ignoro

Sé que mi padre va a seguirme, asique salto del techo de la casa, lo miro, está mirando lo que hago, me apunta y empiezo a correr por el bosque. Escucho a Nicholas gritarme, sé que se enojara mucho por lo que acabo de hacer, pero su error fue pretender encerrarme sin hacer nada mientras afuera mueren personas por mi culpa.

Sigo corriendo, pero ahora, no sé porque sigo un aroma, bastante delicioso. Creo que hasta olvide a mi padre, solo quiero llegar a lo que produce ese aroma. Llego hasta un camino, donde hay una camioneta de blancos parada, esa que siempre usan. La rodeo, trato de abrirla pero está cerrada, me sorprende no haber arrancado la manija. La puerta de conductor también está cerrada ¿la rompo? La vuelvo a agarrar y justo cuando voy a arrancarla, la otra puerta se abre. Me miro en el reflejo, mis ojos están rojos.

- ¡Mei! - ¿mama? – hija - ¡es ella!

- ¡mama! – corro y la abrazo, no me importa su olor, no le hare daño.

- Oh Mei, no puedo creer que todo esto esté pasando, lo siento mucho hija – me separo, para mirarla a la cara – me alegro de no ver esos ojos rojos – oh mama

- Lo siento mucho, por todo, por hacerte pasar por esto, al final quería protegerte y termine metiéndote en todo esto, lamento que tengas que verme así, siendo lo que soy ahora y entiendo si tú también me odias – frunce el ceño, se ha enojado

Cicatrices I: Marcas en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora