Capítulo IV

14.1K 612 53
                                    

- ¿A dónde iremos? – no creo que sea a mi casa

- A mi casa – dice mientras me levanta en brazos

- No, espera – digo empujándolo, frunce el ceño

- Te dije que no lo hagas difícil

- No voy a dejar a mis padres tirados en medio de la carretera, pueden atropellarlos - suspira fastidiado.

Se mueve en una velocidad casi invisible para mis ojos y vuelve a pararse enfrente de mí. Miro la carretera, mis padres no están, están arriba del auto y este a un lado de la carretera.

- ¿Contenta? – me vuelve a subir en brazos, voy a irme, lo decidí, no quiero que les haga daño. Aunque la que termine dañada seguramente sea yo.

Camina hacia sus compañeros, me sorprende decir que la mujer es simplemente una diosa. Tiene un cuerpo envidiable, es rubia, de ojos negros. Miro al otro hombre, es una escultura, es demasiado sexy ¿Qué tienen los vampiros que los hace tan hermosos? Es rubio también, de ojos verde. Me mira y sonríe, ¡y que sonrisa! Ríe entre dientes y no sé qué es lo que le causa tanta gracia.

- Yo quiero saber eso – dice Nicholas mirando al rubio – ahora vámonos a casa - ¿Qué quiere saber? ¿Por qué se ríe? Yo también quiero saberlo. – agárrate fuerte de mi cuello, y cierra los ojos – hago lo que me dice y el aprieta mi cuerpo fuerte contra él.

Siento como el viento sopla en mi cara y sé que nos estamos moviendo a gran velocidad. Creo que de ahora en adelante tendré que aguantar los caprichos de este hombre, un suspiro sale de mi boca.

- No hagas eso – oh, cierto que está aquí.

- Lo siento amo – mejor mantengo su buen humor, aunque sé que sigue enfadado.

- Estoy muy enojado contigo

- ¿Por qué?

- Intentaste escapar, voy a castigarte – oh no, estoy en problemas.

- No, por favor amo, no me haga daño, no tuve otra opción, yo no quería irme

- Lo sé, solo por eso no seré muy duro - ¡no quiero otro castigo!

- No seas tan duro – escucho una voz de hombre y sé que es el rubio

- Tú no te metas James – asique así se llama, dios te bendiga James, pero no creo que don Mal Genio, no me castigue – llegamos.

Abro los ojos y veo la enorme casa que ya he visto antes, Nicholas me baja de sus brazos. Estoy en verdad muy asombrada, me parece muy exageradamente grande, para solo tres personas, a no ser que más personas vivan ahí, más vampiros, oh espero que no. Necesito algo normal en mi vida en este momento.

Nicholas me baja y la puerta se abre delante de nosotros. James y la mujer caminan a la casa, quiero seguirlo, pero antes de dar mi primer paso, Nicholas me agarra del hombro.

- No te alejes – oh, dios que autoritario, pongo los ojos en blanco ya que no me ve.

Caminamos sin soltarme, los otros dos, ya no se ven, han entrado a la casa ¿Por qué me detiene?

- Ten cuidado con lo que piensas - ¿Qué significa eso? ¿piensa que me voy a escapar? – tu vida va a cambiar de verdad ahora que estas aquí adentro – ya me lo imaginaba – ahora solo serás mi esclava, asique harás todo lo que te ordene y te conviene no protestar o negarte – siento un escalofrío, pensar en lo que me puede ordenar me asusta.

Cicatrices I: Marcas en la pielWhere stories live. Discover now