Capítulo XI

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Me mira serio, creo que no le ha gustado la idea pero aun así, no pienso decir no, es lo que quiero y lo he decidido.

- ¿estas bromeando? No es un buen momento para bromas Mei.

- No estoy bromeando Nicholas – se gira y mira James.

- Vamos, no quiero que sepa lo que estás pensando, si es que no lo sabe ya – me sube en brazos, cierro mis ojos – ya puedes abrirlos – estamos en medio del bosque, no sé qué tan lejos de Amy y James, y Steve... oh Steve, lo siento tanto. Me deja en el suelo y camina unos paso lejos de mí - ¿estás segura de lo que estás diciendo?

- Es la única manera de que mi padre deje de perseguirnos.

- No quiero que ese sea el motivo de convertirte en algo así, ¿enserio quieres ser un monstruo?

- Yo no quiero separarme de ti, ni que este todo el mundo pendiente de que eso pase o intentándolo – se acerca a mi

- Mei – me abraza – que más quiero yo que tenerte un eternidad solo para mí, pero esta no es la solución.

- ¿y cuál es entonces?

- Solo hay que buscarla, no quiero convertirte en algo tan horrible.

- Nicholas, no, yo no quiero seguir viviendo así – lo separo, me mira triste y no quiero ver esos ojos así – ya no quiero ver más gente morir, no quiero estar toda la vida huyendo, como si fuéramos ladrones – sonríe

- Bueno, yo me robe a una hermosa señorita, eso cuenta creo – me asombra la facilidad con la que me saca una sonrisa en momentos como este – Mei- se acerca, lento, no puede caminar así, no puede hacerme sentir así, ¡como puede ser tan sensual! Incluso en un momento así. Toma mi rostro en sus manos y me mira a los ojos - uos diligunt transit in aeternum.

- ¿acabas de hipnotizarme – sonríe

- Claro que no

- ¿y qué significa eso?

- Luego te lo diré – se acerca mi boca, si un beso, es lo que más quiero en este momento.

Toco sus labios, ellos son mi paraíso. Acaricia los míos con suavidad, rodeo su cuello, no pienso soltar nunca a este hombre.

Escucho una rama crujir, Nicholas me agarra con fuerza, mientras mira a su alrededor ¿Qué fue eso? Otra rama cruje, miro a Nicholas, frunce el ceño y sus ojos se tiñen de rojo ¿nos han encontrado? ¿Tan rápido? No me sorprendería. Me empuja detrás de él tapándome con mi cuerpo. Siento el seguro de un arma quitarse ¡no! Mierda.

- Al menos hazlo de frente, no escondido – me asomo y veo a Chris salir de entre los arbustos.

- No Chris, no lo hagas. – camina apuntando a Nicholas.

- Dices media palabra, o empiezo a sentir algo raro y te matare aquí mismo – mira a Nicholas, parece muy enfadado, corre la vista y lleva su mano a su pecho – lamento interrumpir su maravilloso beso – dice en tono irónico.

- Chris, ya déjanos.

- Mei, ven aquí – no presta atención a nada de lo que digo, miro a Nicholas, por como lo mira, creo que se está controlando para no despedazarlo – he dicho que vengas aquí – Nicholas me mira.

- Ve – salgo de detrás suyo, y camino hacia Chris, no quiero separarme de él, no quiero que me lleven.

- Ahora – me toma el brazo y me jala hacia el – escúchame bien – me aprieta con su mano en mi cintura a su cuerpo – si se te ocurre - me apunta a mí y creo que voy a desmayarme, es la primera vez que un arma me apunta a mi cara, debo de estar pálida – perseguirnos, la matare, no me importa una mierda lo que digan las ordenes de los cazadores, conmigo o muerta, no pienso dejar que se vaya con un demonio como tú – casi no escucho lo que me dice, solo miro ese pequeño orificio donde puede salir en cualquier momento una bala que acabe mi vida enseguida.

Cicatrices I: Marcas en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora