Estaban en ese lugar por razones desconocidas, o por lo menos para ella, ya que Damon se había negado en decirle por que iban a Mystic Falls después de tantos años sin poner un pie en ella. Le jodia, porque ella estaba demasiado bien haciendo las cosas importantes que no pudo terminar en Nueva Orleans y el simple hecho de irse de la ciudad le molestaba a ella y a las voces en su cabeza, aunque claro, lo buscaba ya no estaba en esa ciudad en especial.


—Hicieron la decoración más horrible que mis ojos jamás pudieron ver –bisbisea el vampiro y Dena asiente de acuerdo.


—Totalmente de acuerdo.


—Oye tu –Damon alza la voz para llamar la atención de la mujer que limpiaba. Esta da un giro brusco, asustada por la repentina voz.


— ¿Quiénes son ustedes? –inquiere asustada, causando que Dena rodará los ojos.


—Busco a Joseph Salvatore –se apoya en el marco que separa el pasillo de la sala de estar, ignorando completamente su pregunta.


—Pues has terminado tu búsqueda –una voz fría se cuela por los oídos de ambos vampiros, quienes voltearon, encontrándose con un hombre de unos treinta y seis años aproximadamente–. Puedes retirarte, Arly. Yo atiendo a las visitas.


La mucama asiente, saliendo disparada de ahí.


— ¿Que le han hecho a este lugar? –pregunta Dena frunciendo el ceño–. Lo han arruinado.


—A mí me gusta lo que veo ahora –sonríe sarcástico Joseph.


—Claro, si la casa de huéspedes no funciona, podrías convertirla en un burdel.


—Apoyo a mi hija –Damon se cruza de brazos–. Si fuera un tipo que le gusta tener sexo en un lugar como este, seguro que invertiría en unas buenas señoritas.


—Eso es irrespetuoso, ¿sabes? No puedes decir algo como eso en frente de tu hija, Damon.


El nombre alza una ceja hacia el hombre. —Como si ella fuera puritana, já –Dena frunce el ceño cuando le mira–. Pero tienes prohibido acostarte con alguien a partir de ahora.


Joseph sonrío de lado, acercándose a una mesita donde habían distintas botellas de licor, toma un vaso, sirviéndose un trago.


—Veo que has resido mi telegrama –le dice cambiando de tema–. Le envié uno a Stefan, no sé nada de él, pero espero y este por llegar. ¿Hace cuánto no hablan?


—Pues... –mira al horizonte–. Tengo mala memoria, ¿podrías recordarme, bebé?


Dena gruñe. —Desde que lo invitaste a beber sangre, convirtiéndolo en el destripador, otra vez –responde, omitiendo el hecho de que ella lo había visto en los años 20's, cuando paso algunos años lejos de Damon en compañía de cierto vampiro original–. Exceptuando la vez que bebieron hasta quedar completamente borrachos en 1940, en el hermoso Nueva Orleans.

Salvatore ➳The Vampire Diaries [1]Where stories live. Discover now