Un muerto en la casa

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Ji Yong se hallaba sentado en el suelo con sus piernas cruzadas. Comía una croqueta de pescado que calentó en el microondas mientras tenía su vista fija en el chico que atropelló en la madrugada quien aún estaba acostado con los ojos cerrados. Éste decía que estaba muerto pero el pelirrojo lo veía muy vivo, era obvio que lo estaba, pero quería preguntarle por qué le dijo semejante cosa aunque en realidad deseaba que se fuera, no vaya a ser que se tratara de un loco.

-Oye – lo sacudió un poco con su pie, el otro abrió los ojos – Será mejor que te vayas ya.

-¿A dónde?

-Pues a tu casa ¿A dónde más?

-No tengo casa – volvió a cerrar los ojos.

-¿Y pretendes quedarte aquí? No te conozco y tú tampoco a mí y ya hasta me estás asustando así que lárgate.

-Es normal que estés asustado, no todos los días te encuentras con un muerto.

-¡Ya basta de eso! Tú no estás muerto, te puedo ver.

Seung Hyun, el cual era el nombre del joven, se incorporó y miró al otro con un semblante serio, sin revelar ninguna expresión.

-¿Se te prendió el cabello en llamas? No te queda bien ese color.

-¿Pero qué...? Aish, Santo Cielos – se revolvió el cabello - ¡Ya! Vete de mi casa, no quiero a un loco aquí.

-Pero yo no estoy loco, estoy...

-Muerto sí, ya lo sé. Explíqueme eso ¿Acaso eres un fantasma o una clase de zombie?

-Fantasma no soy; zombie, no creo, no tengo ganas de comerme tu cerebro.

-¿Acaso me tomas el pelo? ¿Qué es lo que quieres?

-Déjame quedar aquí, no tengo a donde ir.

-Ni loco.

Ji Yong se puso de pie y a pesar de ser más bajo y menudo que el otro, lo levantó jalándolo de un brazo y lo sacó de su cuarto cerrándole la puerta en la cara. Seung Hyun tocó la puerta una vez pero el otro no le contestó y se dispuso a bajar las fotos de la fiesta de anoche. Habrían pasado aproximadamente unos veinte minutos desde que Ji Yong echó al chico y ya comenzaba a sentirse mal por la manera tan grosera en que lo había hecho pero éste se rehusaba a irse así que tuvo que hacerlo de esa forma. Seguía revisando las fotografías, pasaba una y otra vez en las que Seung Ri salía olvidándose de la existencia de las otras, aún se preguntaba cómo es que ese chico tan grosero podía tener tantas fans y peor aún, cómo es que a él le podía gustar. Estaba claro que era porque le parecía guapo, sólo por eso, porque nunca podría tener sentimientos hacia a alguien con una personalidad tan difícil. Después de ver una y otra vez las mismas fotos volvió al trabajo real y a seleccionar las mejores que después debía enviar a la compañía. Se levantó un momento para servirse un vaso con agua y en cuanto cerró la puerta del refrigerador, vaya susto que se llevó con la cara que vio asomada en la ventana al lado de la nevera que le hizo botar buen parte de su bebida.

-¡Dios! – Exclamó en voz alta - ¿Qué rayos haces ahí todavía? Te dije que te fueras.

-Es que no tengo a donde ir.

-¿No y que estás muerto? Ve a un cementerio y listo – bufó y regresó a la mesa pero el otro lo siguió hasta asomarse por la ventana frente a esta - ¿Qué es lo qué quieres? Deja de fastidiar.

-Déjame entrar, tengo frío y mi condición me hace tener aún más.

-Nooo – dijo con fastidio alargando la última letra.

-Por favor – hizo puchero – No te molestaré.

-Aish, está bien, pero luego te vas – abrió la puerta dejando entrar a Seung Hyun quien sobaba sus brazos para darse calor – Quédate por allí, voy a trabajar así que no me molestes.

Living with the deadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora