Capítulo 8

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La casa parecía hecha de hielo cuando Destinee se atrevió a abrir los ojos, un frío extraño y desconocido la cubrió por completo. Aun estaba tumbada sobre el sofá, sus pantalones y su ropa interior rasgada en el suelo. Encogió sus rodillas contra su pecho, tratando así de proteger lo que quedaba de ella, no podía parar de llorar.

De pronto escuchó unos pasos bajar las escaleras. Y la voz de Gustavo muy cerca de ella, se estremeció, y volvió a cerrar los ojos.

-Ni una palabra de esto a mami. -Le susurró amenazante-. No querrás compartir esta experiencia con nadie, ¿o si?

-Vete... -Murmuró entre sollozos.

-Nos vemos muy pronto. -Se inclinó y la besó detrás de la oreja-. Muy pronto. -Escuchó cuando la puerta se cerró y fue cuando por fin dejó salir todo lo que tenía dentro.

¿Cómo podía _____ haberle permitido a ese hombre entrar en sus vidas? ¿Qué iba a hacer? Siempre fue una niña muy reservada, y no iba a cambiar eso ahora. Pero, si de algo estaba segura es que no quería pasar un segundo más en esa casa.

Con las fuerzas que le quedaban, se levantó y alcanzó sus pantalones. Todo le dolía. Del armario en el pasillo buscó una sudadera, y tomó un taxi.


Nick estaba ordenando la cena por teléfono cuando escuchó el timbre.

-Un segundo... -Abrió la puerta y encontró a su hija allí de pie-. Si eso es todo. -Dijo al teléfono y después colgó-. ¿Destinee?

Ella se arrojó a sus brazos y lo abrazó con fuerza.

-Mi amor, ¿que haces aquí? ¿qué tienes? -Nick sonaba preocupado-. ¿Qué pasa?

-¿Me puedo quedar esta noche? -Se soltó casi de repente.

-Destinee, explícame que está pasando. Y explícamelo ahora.

-No quiero estar más con mamá. Es todo. -Se fue a su cuarto sin decir más.

Cuando se sintió segura entre las cuatro paredes de su descolorida habitación, se dejó caer al piso. No pudo contener un segundo más lo que sentía dentro. La piel le ardía, sentía asco, verguenza. Lloró en silencio en plena oscuridad.

-Destinee, abre la puerta. -Escuchó la voz de Nick desde afuera. De acuerdo a su tono, no estaba nada contento.

Destinee se secó las lágrimas como pudo y abrió la puerta a la mitad. -Quiero estar sola. -Dijo casi con un hilo de voz.

Nick se mordió la lengua antes de hablar. -Necesito saber que tienes. Entiende.

-No puedes hacer nada por mi, papá. Quiero estar sola. Y no quiero que le digas nada a mi mamá.

-¿¡Cómo no le voy a decir nada!? -Ahora si estaba alterado-. ¿¡Cómo pretendes que maneje esto!?

Destinee no dijo nada.

-Tienes que confiar en mí... -Trató de tomarle la mano pero ella fue más rápida.

-No me toques... ¡No quiero que me toques! -Le cerró la puerta en la cara.

Nick corrió a la barra de la cocina donde había dejado su celular, con intención de marcarle a su ex mujer, pero luego desistió. -Necesito hacerlo... Soy su padre, y tengo que aprender a controlar este tipo de situaciones....

Cuando volvió a la habitación de su hija, aproximadamente media hora después, la encontró tirada en la cama en posición fetal. Traía puesta una camiseta de Nick Jonas & The Administration, y unos shorts de algodón, el cabello húmedo cubriéndole el rostro.

-Cielo... -Nick se sentó cuidadosamente en una esquina de la cama-. Quiero que hablemos.

Ella no respondió.

-Destinee, yo... Yo no soy adivino. Tampoco soy el mejor padre, y... Sé que tú mamá y yo no somos el mejor ejemplo de integridad, que te tuvimos muy jóvenes y que... Aun estamos aprendiendo, pero... Hija, estoy haciendo un esfuerzo por entenderte, por ayudarte. Y no puedo hacerlo sin tu cooperación... -Puso su mano sobre le espalda de su hija, pero ella reaccionó de inmediato y lo hizo a un lado.

-¡No quiero que me toques! ¡No quiero! -Le gritó al incorporarse-. ¡No vuelvas a tocarme! -Comenzó a halarse el cabello-. ¡No quiero! ¡No quiero!

Nick se levantó de la cama. Estaba confundido. -Dios mio...

-¡No quiero! -Destinee seguía llorando, con los ojos apretados-. ¡No quiero!

En medio de su sorpresa escuchó el timbre y caminó a pasos rápidos a abrir la puerta. Una desaliñada _____ apareció frente a él. Traía el pelo castaño empapado sobre los hombros, al igual que su ropa. Jamás llovía en Los Angeles.

-¿Qué es lo que está pasando? ¡Me dejaste en ascuas, Nick!

Nick la tomó por los hombros con delicadeza. -Nuestra hija no está bien.

_____ comenzó a caminar hacia la habitación de su hija. -¿Cómo llegó aquí? ¡No entiendo! ¿Qué pasó?
-¡No me lo explico! ¡No quiere hablarme!

_____ abrió la puerta para encontrarse a Destinee sollozante sobre la almohada. -Nena, ¿qué tienes? -Hizo ademanes de aproximarse, pero la reacción de Destinee se lo impidió.

-No me toques... -Murmuró, su mirada fija en sus manos temblorosas.

-Destinee...

Los tres se quedaron en silencio por interminables segundos.

-Quiero estar sola... -Dijo casi en un susurro-. Por favor...

_____ asintió, salió de la habitación seguida por Nick.


-Llámale a Daniel. -Ella le ordenó mientras recorrían el pasillo.

Él la miró. -¿A Daniel? ¿Tú crees?

-Nick, mi hija no está bien. Y no voy a quedarme de brazos cruzados hasta que a ella le de la gana de decirnos que pasa. Si no podemos hacer nada, estoy más que segura que el médico de la familia puede. Así que hazme el favor y llámalo antes de que yo sufra un ataque de nervios.

Alrededor de media hora después el timbre volvió a sonar, ______ prácticamente se abalanzó sobre la puerta.

-¡Daniel! -Soltó junto con un poco de desesperación-. ¡Al fin llegas! ¡Pasa!

-¿Qué está pasando?

Daniel tenía treinta y tantos años, pelo rojizo y el color azul de su camisa reflejado en sus ojos.

-No sabemos que hacer con Destinee. -Nick le explicó-. Está actuando muy extraño, no quiere que la toquemos siquiera.

-Voy a pasar a verla. -Les dedicó una sonrisa tranquilizante-. Con permiso.

Los minutos parecen horas. _____ no puede despegar su vista del pasillo, esperando ver a Daniel salir y decirles que todo está bien, que es solo una fase adolescente. Nick no puede dejar de mirarla a ella, quiere abrazarla, protegerla, o tal vez protegerse a si mismo.

-No puede esperar un segundo más. -Dice _____ al fin.

-Tranquila. -Nick se sienta junto a ella en el sofá-. Todo va a estar bien. Tal vez estamos exagerando.

-¿Exagerando? -Lo miró con lágrimas en los ojos-. Tú la viste, Nick. Si es cierto que Dess ha sido siempre obstinada... cruel, si lo prefieres. Pero, nunca ha actuado de esa manera.

-_____, me parece que deberías quedarte esta noche. -Miró su reloj-. Ya es tarde, y está lloviendo. No creo que debas irte sin necesidad.

-¿Cancelaste el pedido de la cena?

Él asintió.

-Lo siento, Nick. Pensé que esta sería una noche tranquila...

-¿De qué te disculpas? -Le acarició el labio inferior con su pulgar-. Nadie es culpable de esto. Nuestra hija está mal, y... Yo dejaría todo por ella. Sé que tú harías lo mismo.

-Nick... Bésame. -Le rogó casi en un susurró.

Destiny(Nick Jonas y tu)Where stories live. Discover now