CAPITULO VIII: Un juego cruel.

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–No te quedes con Rodrigo, él no te merece... Soy yo el único que te puede hacer feliz.-

Veo los ojos de Mateo detenidamente. He quedado perplejo tras sus palabras y aun no puedo pensar en cómo responderle. Yo siempre he sabido que él es el amor de mi vida, pero que me lo diga él es una sorpresa. Eso quiere decir que si recuerda nuestro pasado juntos y que quizás por todo lo que ha tenido que sufrir desde que nos separamos no se había acercado. Me ha hecho la persona más feliz de este mundo, creo que ahora si volveré a creer en el destino, porque ambos nacimos para estar juntos. –Claro que tú puedes hacerme feliz. Te prometo que Rodrigo jamás me ha interesado, eres tú a quien siempre he amado.- Mi boca se mueve por cuenta propia, fueron tantos los años imaginando este momento, que ahora no puedo controlarme. Quiero volar por los cielos y contarle a todo el mundo lo mucho que amo a este hombre. -¿Siempre has estado enamorado de mí? ¿Siempre?- Percibo cierto dejo de incredulidad en su voz, pero intento no pensar mucho en esto, nada arruinará esta mágica escena. –Claro, como no te voy a amar después que tú... ¿acaso no recuerdas cuando éramos unos niños?- No puede ser, pensé que él también sabía a lo que me refiero, pero sus palabras son claras y su mirar también, para él no existe aquel pequeño rollizo que era casi su hermano cuando apenas teníamos cinco años. Entonces esta declaración de amor ¿qué significa? ¿Se enamoró de mi ahora? Debe ser eso, no me ama por sus recuerdos sino que por el Martín que ahora represento. Eso no cambia en nada nuestro futuro, nos amaremos con intensidad y pasión. –Espérame aquí mismo tras salir de clases, te daré una gran sorpresa.- Es todo lo que dice antes de llevar el pulgar a sus labios, untarlo con aquel manjar que es su saliva, y luego refregar el dedo en mi propia boca. Aquel es el primer beso que me da sabiendo que soy yo, así lo creo y así lo recordaré por la eternidad.

Las clases antes de almuerzo son las más bellas de mi existencia, todo parece de color rosa y mi futuro ya no es una maraña de soledad, sino que de felicidad al lado del hombre de mi vida. Veo reiteradamente hacia el rincón donde él se sienta, me deleito mirando la forma en que mueve su cabeza cada vez que no entiende lo que explica la profesora, cómo sonríe al escuchar una de las tantas bromas que dice al aire Ricardo, el payaso del curso, la forma en que casi se derrite cuando a la maestra se le cae uno de los libros y debe recogerlo, mostrando toda su anatomía trasera. Lo sé, está viendo el enorme trasero de la treintona, pero qué más da, no soy celoso y me da igual que vea ese tipo de cosas, total lo único que sucede en su cuerpo es una... ¿erección? Me refriego los ojos para ver si no es una alucinación, pero tras esto sigo viéndolo. Debajo de su pantalón se irgue imponente su cosita, solo por ver a la vieja trasero de marrano... ¡Que rabia! ¿Qué tiene ella que no tenga yo?... Bueno, es evidente, pero de todos modos no puedo soportar la idea que él cree toda una película pornográfica en su mente con la profesora.

Durante el almuerzo me relajo un poco, intento olvidar el incidente con aquella reacción física de mi futuro esposo. Sí, está decidido, la sorpresa de la cual me habló es que me pedirá matrimonio, de eso estoy seguro. Como junto a mi mejor amiga, y quien obvio será mi madrina de bodas, a ella le cuento lo sucedido con mi amado y la reacción en su rostro lo explica todo, incredulidad. –No... no... no puede ser... es imposible... Martín, debe ser una broma... Él nunca antes te había visto ¿y ahora está enamorado de ti? Es imposible, debe ser una trampa.- Es todo lo que me responde. De cierta forma la entiendo, para mí también fue difícil entender que no era un sueño, pero tiene que enfrentar la realidad y acostumbrarse a que desde ahora seré el novio del chico más popular del colegio.

-¿Me puedo sentar aquí... amor?- Mientras intentaba convencer a Iris, escucho la voz de Mateo justo a mi espalda. Esta es la prueba que mi amiga necesitaba para entender que no mentía. Mi niño bonito se sienta a mi lado y almorzamos juntos, o mejor dicho, el ingiere alimentos mientras yo lo observo placenteramente, es la vista más bella que podría pedir. –Disculpen, pero esto me da asco, así es que me retiro...- A mi amiga nunca le ha gustado mucho la idea de verme con este chico, por lo que se retira un tanto enfadada. Si no es capaz de alegrarse por mi felicidad ¿cómo se hace llamar mi amiga? Comienzo a enojarme con su actitud, sino cambia creo que tendré que replantearme nuestra amistad.

El Chico PerfectoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang