CAPITULO ESPECIAL VII: Rodrigo

115 16 7
                                    


La vergüenza no me abandonó aquel año, siempre pensé que en algún momento toda la verdad sería revelada y tendría que esconderme en lo más profundo de la soledad para socorrerme. El último periodo de escuela fue muy distinto a los anteriores, en los cuales estaba rodeado de compañeros y amigos, iba a fiestas y solía competir en los equipos deportivos; pasé de aquello a tratar de conversar solo lo necesario con gente conocida, a abandonar el fútbol y el básquetbol, sumirme cotidianamente en mi cuarto a reflexionar, a hundirme en un letargo que terminó solo cuando me encontré muy lejos de todo aquello que me importaba.

Me gradué de la enseñanza y meses después mis abuelos paternos murieron en un trágico accidente de automóvil. Todas sus pertenencias quedaron abandonadas en Hamburgo y mis padres, sumidos en una tristeza aun mayor que la mía, decidieron levantar el negocio que tanto le costó fundar a mi Großvater. Todo fue muy rápido, en menos de dos meses ya estábamos entrando al aeropuerto de la ciudad para subirnos al avión que nos alejaría para siempre de nuestro pasado, de mis malos recuerdos y de todas aquellas sandeces que cometí al sentirme desprotegido.

Estaba sentado en una banca mientras mis padres realizaban todo el papeleo necesario para embarcarnos, cuando de repente una imagen llega nítidamente a mis ojos. Como si fuese un fantasma que buscaba atormentarme, veo como Martín cruza a lo lejos la puerta de entrada, le veo acompañado de su familia y de algunos amigos. Si mal no recuerdo, aquel día Felipe regresaba de Australia y ellos iban a recibirlo. Quería acercármele para despedirme, pensé que aquella era una señal que me indicaba que debía dejar las cosas en claro, pero antes de hacerme el ánimo, transcurrieron unas imágenes borrosas por mi mente.

Iba caminando por los pasillos de aquel hotel maravilloso, esa enorme estructura ubicada en una isla muy lejana de aquí. Todavía conservaba la imagen nítida de aquellos ojos perturbados, de esa alma destruida al verme intimando con Magdalena, todavía no podía perdonarme el haber hecho tan desafortunada la vida de Martín. Pensé que todo había sido simplemente mi culpa, pero fue aquella chica rubia la que me abrió los ojos, la que sintiéndose miserable reveló quién estaba realmente detrás de todo. Iris nuevamente se había entrometido en la vida de Arístegui y había conseguido quitarme de ella, destruir nuestro romance quizás por qué razón. Irritado me dirigí hasta la habitación del muchacho para confesarle lo que había descubierto, pero por más que lo intenté no logré nada. Él ya no creía en mí, así es que debía confrontar a todos los actores de aquella historia.

Sin tener compasión de su bienestar, jalé por el brazo a Iris hasta llevarla al frontis del hotel, ahí esperaríamos al chico de ojos verdes para revelarle la verdad, pero para mi suerte justo lo encuentro allí. – ¡Anda! Dile todo lo que has hecho, vuelve a confesar ante todos las atrocidades que has maquinado...- Es lo que le grité a la pelirroja tras arrojarla al suelo, fui una bestia aquellos días, solo ahora puedo medir el nivel de las atrocidades que cometí. Luego de ello la chica confesó sus razones ante todos los presentes, fue incapaz de levantar la mirada y una vez terminadas sus palabras, se marchó humillada, catapultada nuevamente por sus acciones, aquellas que no muchas personas podemos entender. –Ya te lo había dicho, fue ella quien nos separó y por mucho que diga que estás enamorado de García... No puedes olvidar lo que pasamos juntos, lo felices que fuimos en nuestra relación. Esta es nuestra oportunidad para unirnos... ¿qué me dices?- Es lo que le digo a Martín cuando todo ha pasado, pensé que tras haberle entregado la verdad de lo sucedido todo volvería a ser como antes, pero estaba muy equivocado, su respuesta todavía ronda en mi mente como un alma en pena, como el eco que demuestra la muerte de todas mis ilusiones. . –Aun cuando Iris hubiera puesto en tu cama a mil prostitutas dispuesta a acostarse contigo, si realmente me amaras, no aceptarías a ninguna... Me fuiste infiel y eso no puede ser obra de ninguna otra persona. Entiende que nosotros no volveremos a estar juntos...Nunca más- Y esa sentencia se cumplió, jamás volvimos a estar juntos, ni siquiera siendo amigos.

El Chico PerfectoWhere stories live. Discover now