Capitulo 12: Angelo caduto

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Su mirada estaba fija en las estúpidas cajas que llenaban su closet; ropa, zapatos, perfumes, accesorios, algunas cosas que siempre le han gustado de Paris, otras de New York... su papá le había llamado hacia unas horas, respondiendo a la mas temprana llamada de su hija, diciéndole que había elegido todo él mismo, y llevaba algunas cosas en edición limitada...

No iba a mentir, y decir que no le emocionaba toda aquella ropa, pero...aquello era... excesivo, aún más si se esperaba que volviera dentro de unos meses a Italia, ¿cómo iba a cargar con todo eso en el avión? Terminaría haciendo rica a la aerolínea por todas las maletas adicionales.

Ella hubiese estado bien con cualquier cosa pequeña, su padre también le había comprado muchas cosas, aunque estaba segura que esos eran regalos extra, lo que más había atesorado de ese día, fue el tiempo que paso con él y la tarta de cumpleaños, además estaba encantada con la foto y sus collares... no necesitaba cosas grandes, nunca había querido algo así...

Soltó un largo suspiro, viendo las cajas apenas revueltas; sabía que debería empezar a acomodar todo eso, pero lo único que quería era hacerse un ovillo en la cama y llorar, por lo mucho que extrañaba a su mamá, y el odio que sentía ante esa cantidad ridícula de regalos.

Se sentía Dudley de Harry Potter, pero sin pedir por todo aquello.

Sentía un impresionante vacío en su interior, no se había sentido de esa forma desde que había llegado a Japón, tal vez había sido algo ligero, pero nada como ese asqueroso sentimiento de soledad que le provocaba ver esas cajas llenas de cosas que no necesitaba...

— ¿Qué sucede? —preguntó alguien a su espalda.

Volteó sobre su hombro hacia la entrada del closet, encontrándose con la dulce sonrisa de Takumi, y sus preciosos orbes dorados fijos en ella.

—Nada, solo... no sé cómo empezar a acomodar todo esto —dijo, con una ligera y falsa sonrisa en sus labios.

Takumi asintió, entrando y comenzando a revolver un poco una caja, viendo con atención todo, sin notar en algún momento la tristeza de la menor.

— ¿Quieres que te ayude? —siguió hablando el mayor, aun revolviendo las cajas—. Terminaremos más rápido entre los dos.

La niña negó con la cabeza, dejándose caer sobre el sofá en el centro del lugar, apretando los labios con fuerza.

—Solo quiero... pasar un día completo con mi mamá —explicó.

Silenciosas lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas, no hubo un sollozo, o algo que le indicase a Takumi de la llegada de las lágrimas, pero ahí estaban, mientras la menor se limitaba a observar fijamente un punto en el suelo.

Takumi soltó un ligero suspiro, yendo hasta ella para sentarse a su lado, comenzando a acariciar el largo cabello negro, disfrutando de la suavidad entre sus dedos.

— ¿Qué pasa, linda? —preguntó con voz suave.

—Quiero que Maurizio, Orino y la zorra de Karin desaparezcan, quiero que mi mamá vuelva con mi padre, que estemos los tres juntos... quiero que mi mamá me haga caso, y no solo este siempre centrado en el trabajo, quiero que deje de compensarme con regalos excesivos, en lugar de darme solo dos horas sin interrupciones, o llamadas que nos interrumpen...

Natsuki se acurrucó contra el costado del varón, llorando en su hombro, aun silenciosamente.

—Te explicare algo importante, algo que seguro sabes, pero necesitas escucharlo de otra persona —habló dulcemente el de ojos dorados—. Naruto trabaja así, porque quiere lo mejor para ti, y no quiere que nada te haga falta; tal vez, no ha sabido administrar su tiempo, pero te puedo asegurar que tener una hija a los veinte, en una ciudad nueva, donde no tienes a nadie, y después mantenerlo solo, sin ayuda de tu familia, es complicado..., es sumamente difícil. No le culpes por no darte todo el tiempo que quieres, nunca fue su intención, eso te lo puedo asegurar, aun cuando no le conozco, ¿está bien?

-.Soy Tu Hija.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora