Capitulo 6: Kojin hisho

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Tragó grueso, antes de contestar, llevándose el móvil al oído.

¿Hola? —dijo, en italiano.

¿Qué iba a decir si Gaara le preguntaba quien era?

Cerró los ojos un momento, solo para volver a rogar a los dioses porque nadie preguntara nada, sabiendo que sería imposible llamar "mamá" a Naruto,

¡Ángel mío! —gritó Naruto con entusiasmo—. Sé que tendría que esperar a que tú llamaras, pero aun no estas en clases, y yo te extraño.

Natsuki soltó una pequeña risa.

También te extraño —dijo, con la voz más suave que tenía.

Por el rabillo del ojo notó la mirada de Gaara fija en ella, aun trataba de controlarse, con la mirada al frente, y una postura relajada, como si no estuviera hablando con alguien, quien se suponía, no podía recibir llamadas, a menos que fuera una emergencia.

¿Cómo va todo? —preguntó.

Escuchó claramente como su mamá dejaba caer la cabeza sobre algo, así como un resoplido que sonó ahogado, seguro por una almohada.

Maurizio está tratando de matarme —contó el rubio—. Juro que odio las telas de colores en estos momentos, haré toda la colección en negro..., me siento más cansado que nunca, y odio mi trabajo y Paris... extraño tenerte a mi lado y poder abrazarte, ¡Dejare mi trabajo! ¡Voy a dedicarme a criarte solamente!

Natsuki sonrió ante la sobrerreacción de su madre; solo era un poco de lo de siempre, haciéndole añorar su lado, poder acurrucarse con él en el sofá, y hacerle sentir mejor con abrazos y una película, mientras se escondían de Maurizio.

Las puertas del elevador se abrieron, mostrando un amplio pasillo, casi frente la puerta se encontraba un chico de cabello y ojos negros, piel pálida y una amplia y falsa sonrisa... tuvo que parpadear un par de veces al notar el parecido a su padre, ¿eran familia?

Gaara salió del elevador con la niña siguiéndole de cerca, aun con el móvil contra el oído.

—Gaara–chan, deje unos documentos en tu escritorio —informó el azabache.

—Gracias Sai —dijo el pelirrojo, dedicándole una diminuta sonrisa—. Dime cuando ya te vayas a casa.

El chico cambio su sonrisa, por una suave, que se veía más real.

—Claro, yo te aviso.

¿Natsuki? —habló Naruto—. ¿Dónde estás?

Los ojos de Natsuki se abrieron como platos, tratando de controlar su lenguaje corporal, para que Gaara no notara nada extraño.

En las oficinas del internado —dijo de inmediato, sin un solo titubeo en la voz—. Tenía que arreglar unas cosas, con mi dormitorio y mi horario de clases, quería una habitación para mi sola, y estoy viendo si pueden hacer eso, o si en realidad tendría que compartir con alguien... cosas así.

Se rascó la nariz sin darse cuenta, aun siguiendo al hombre pelirrojo, al parecer iban a la oficina al final del pasillo, ignorando las miradas de las personas en los cubículos, quienes parecían casi levantarse para observarlos.

¿Quieres que llame y arregle eso para ti? —preguntó Naruto, sonando un poco incómodo.

No —dijo, apenas controlando el tono nervioso—. Ya no soy una niña, puedo arreglar esto sola; es una cosa de nada.

Naruto soltó una risa.

Gaara abrió la puerta para ella, señalándole el interior con una rápida cabeceada, ella le dedicó una sonrisa antes de entrar.

-.Soy Tu Hija.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora