Mis dedos juguetean con los bordes del papel, doblándolo como si fuera un origami.

—Pero tal vez el bully todavía tenga posibilidades de ser rehabilitado. Para cambiar y aprender una lección. Quizás él crezca y se convierta en el médico que cure al cáncer. Entonces, ¿el ladrón, supongo? Joder, no lo sé. Quizás la persona con cáncer. —Todavía estoy divagando, tratando de atraerlo a...

—¿Por qué no se puede rehabilitar al ladrón? —pregunta, su voz baja y débil—. Estás asumiendo que el ladrón es demasiado mayor para ser médico, pero eso nunca se dijo.

—Está bien, ¿entonces quién? ¿El bully?

—Nosotros. Los que mataremos a alguien ¿Quiénes somos nosotros para decidir cosas como esta? ¿No deberíamos buscar una manera de salvarlos a todos?

—Esa no era la pregunta.

—Bienvenido a la filosofía. Donde ninguna pregunta es sencilla, todo tiene variables y nunca se llega a una respuesta.

Sonrío ante el sonido de su sarcasmo brillando a través de su debilidad.

—Tal vez uno de ellos quiera morir. Tal vez el paciente con cáncer esté en la etapa final de su vida y prefiera terminarla antes de tener que sufrir más.

—Tal vez. Pero tal vez esa persona con cáncer sea también un ladrón, un niño y un bully.

Puta filosofía.

—Tal vez el ladrón esté robando por una buena razón. Como tratamientos para el paciente con cáncer.

—¿Qué constituye el bien y el mal, Yeonjun?

—¿La intención? —miro la pared, una flor mal dibujada colgada de un papel amarillento—. ¿Falta de codicia? ¿Quizás hacerlo por razones desinteresadas?

—Ser desinteresado también puede ser egoísta. Especialmente si la persona quiere reconocimiento por su acto desinteresado. Quizás roba medicamentos para el paciente con cáncer, pero es porque es su esposo y no quiere escuchar su deseo de morir.

Sonrío.

—Siempre hay un debate.

—Siempre hay otro punto de vista —corrige.

—¿Puedo mirarte?

—No.

—¿Qué pasa, Beomgyu? ¿Estás bien?

Vuelve a gemir, pero lo disimula con un suspiro.

—Te dije que me pongo triste por razones que no tienen que ver con funerales.

—¿Qué te puso triste?

—La depresión.

Mis ojos se posan en el escritorio y mi corazón se acelera unos cuantos latidos.

Esa es la medicación que toma; me preguntó si podía tomar alcohol mientras tomaba sus medicamentos esa primera mañana.

—¿Cómo puedo apoyarte ahora?

—No lo sé —admite.

—¿Hice... hice algo? —pregunto.

—No vuelvas mi condición algo sobre ti. Eso es egoísta, aunque estés intentando ser desinteresado.

—Bueno. Tienes razón. —Me recuesto en la silla, sintiendo sus ojos en mi espalda—.¿Cómo se siente?

Se queda callado un rato y luego dice:

—Falta de todo. Energía. Motivación. Felicidad. Camino. Vida. Simplemente vacío, pero rebosante de algo pesado que me impide hacer cualquier cosa.

—¿Como comer?

Walking red flag | YeongyuWhere stories live. Discover now