2

641 86 36
                                        

El café es pequeño y está casi vacío, pero hay algunos madrugadores que ya están levantados, con sus computadoras portátiles sobre las mesas y audífonos en sus oídos. A pesar de lo temprano que es, no tengo ninguna duda de que alguien me reconocerá y mi padre se enterará. Cuando me llame para preguntarme quién es el chico lindo que llevé a desayunar tendré que tener una mentira preparada.

Pido un café y Beomgyu pide un té Earl Grey, alegando que el café sería demasiado para su estómago. Cuando llegamos aquí, pasó unos diez minutos en el baño y cuando regresó, se veía un poco mejor. Nada como un buen vómito para seguir con el día.

Él remueve su té, agrega un poco de leche y miel, y yo lo remuevo con solo mirarlo.

—¿Qué? —me espeta, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie nos esté mirando. El sol está saliendo y su brillo rojizo ilumina aún más su piel, mostrando su falta de vello corporal. Sin barba incipiente. Solo mejillas y mandíbula suaves y sin imperfecciones, gafas de montura negra y cabello rubio desordenado, todo jodido por... follar. Sí, yo hice eso.

—¿Cuántos años tienes? —pregunto. Es un estudiante aquí, por lo que debe tener al menos dieciocho años, pero parece joven.

—Tengo veinte años ¿por qué?

—¿Por qué la actitud? —sonrío. Me mira entrecerrando los ojos.

—Porque sí. Chicos como tú y chicos como yo, no...

—¿Follan?

Sus labios se fruncen.

—Claramente, follamos. No desayunamos. Nosotros no... hacemos nada más que follar.

—¿Por qué no?

—Mira, puede que no supiera tu nombre, pero te he visto por ahí. —Lo que significa que se fijó en mí, y eso me pone muy engreído—. Siempre tienes un grupo de gente siguiéndote a todas partes, y en más de una ocasión te he visto con la lengua en la garganta de otra persona. Lo cual está bien, pero... no es lo mío. Entonces, si este fue solo tu pequeño experimento con un chico gay, deberíamos dejarlo así. Nunca vuelvas a hablar de ello. Volvamos a cuando no sabíamos nuestros nombres.

—Pero ahora sé el tuyo. No puedo olvidarlo. —Tomo un sorbo y lo observo revolver la mierda de su té. Se enfriará si sigue haciendo eso, así que toco su muñeca para que se detenga.

La cuchara golpea la mesa y él levanta la taza para tomar un sorbo.

—Fue algo de una sola vez. No volverá a suceder.

—¿Por qué no?

—¿Listos para ordenar? —pregunta la camarera, interrumpiendo. No lo dejaré fuera de esa línea de interrogatorio.

—Esto. —Beomgyu señala algo en el menú.

—¿Huevos?

—Revueltos.

—¿Tocino o salchicha?

—Tocino.

—¿Fruta o patatas fritas caseras?

—Patatas fritas caseras.

—¿Pan blanco, integral, de centeno o de masa madre?

—¿Tienes algo sin gluten?

—Un panecillo inglés, cariño ¿ese?

—Sí, por favor. —Beomgyu cierra su menú—. Gracias.

—¿Y para tí? —ella me pregunta.

—Lo mismo. Pero con pan tostado medio escalfado. —Cierro mi menú—. Gracias.—Ella se marcha con una sonrisa alegre—. ¿No comes gluten?

—Soy celíaco.

Walking red flag | YeongyuWhere stories live. Discover now