Walking red flag | Yeongyu

16

Así que así será, ¿no? Formal.

Sentado frente a mí en una puta mesa de picnic en algún lugar oscuro sobre el río, Beomgyu junta los dedos sobre la mesa, estudiándome a través de los lentes de sus gafas. Su capucha está bajada pero también su gorra, protegiendo mi visión clara de sus ojos. Es una señal, y ahora que lo conozco, me resulta fácil de leer. Significa que está abierto a la conversación, pero todavía algo cauteloso. No del todo cómodo. Abierto a sentirse cómodo, dependiendo de lo que yo diga.

Estoy desplomado en el banco, con las manos debajo de la mesa y una botella de agua abierta frente a mí, cansado pero nervioso. Confundido. No estoy seguro de lo que quiero decir y cómo quiero decirlo. Todavía estoy un poco borracho, pero el aire fresco y el agua me ayudaron; Beomgyu es el que más me ayudó. Estar cerca de él me pone sobrio y al mismo tiempo me hace caer en picada. Mierda, me jode la cabeza.

—No tolero que ignoren mis mensajes —comienza con una apertura hipócrita.

—¿No? ¿Y lo dice el tipo que ignoró todos mis mensajes hasta que te dije que no era mi botón?

Él frunce los labios, luciendo jodidamente lindo mientras está torpemente enojado.

—Ahora estamos en una fase diferente.

Clásico de Beomgyu.

Las reglas cambian dependiendo de las fases que él nunca quiere explicarme. Un día, está bien hacer algo, pero al siguiente, está completamente descartado. Se le permitió ignorarme porque yo era el que estaba persiguiendo, pero ahora que es él el que está persiguiendo, si eso es lo que está haciendo, no le gusta.

Bueno, él puede aguantarse y lidiar con eso porque mi corazón recién descubierto está roto y el dolor se filtra para infectar mi pecho.

—¿Qué fase es esa, Beomgyu? ¿En la que somos novios? —me inclino hacia adelante y mi pecho golpea el borde de la mesa—. Porque a la mierda eso. Le dijiste a mi papá que no estábamos juntos y luego coqueteaste con Idiota Deportista en el pasillo hoy ¿Sabes lo que no tolero? ¡La infidelidad!

Empuja el puente de sus gafas, casi clavándoselas en los ojos.

—¿Coqueteé con él?

—¡Te vi! —Grito, más acalorado de lo que pretendo—. Te vi todo incómodo y sonrojado.

—Esa es mi configuración predeterminada, Yeonjun. Si no lo has notado, no soy tan bueno con las interacciones sociales ¿Por qué dices coqueteo?

—Tú... te reíste. —Miro hacia abajo, incapaz de mostrarle la vulnerabilidad que reflejo en él. Soy más alto que él, y más grande, pero ahora mismo me siento jodidamente pequeño—. Te reíste con él.

—¿De eso se trata esto? —pregunta, honestamente sonando confundido. Lo miro y veo el malentendido en su rostro—. ¿Que me reí?

Entierro mi cara entre mis manos, frotándome los ojos para aclararlos.

—No te ríes conmigo. Una sonrisa extraña, pero en realidad ninguna risa. No es una risa real. Así no. —Sin saber qué hacer con mis manos, las meto en mis bolsillos y aprieto la llave de la motocicleta con tanta fuerza que deja marcas en mi palma.

—Mírame —dice, sonando más exigente de lo que jamás lo había escuchado.

Lentamente, porque me lleva un minuto ardiente encontrar el coraje, levanto los ojos y observo su boca en lugar de sus ojos.

—Lloro contigo. Duermo contigo, a pesar de lo vulnerable que me vuelve el sueño. Me lavé los dientes en el baño contigo cuando sabes cuánto odio las cosas del baño. Tuve sexo contigo sin prepararme. No esperé los meses que dije que haría. Me olvido de buscar tu botón la mayoría de las veces. Fui a cenar a casa de tus padres y no tienes ni puta idea de lo importante que fue eso para mí. Tuve diecinueve ataques de pánico y un colapso total antes de ir. Te dejé consolarme mientras estuve triste, aunque ese consuelo me haga sentir incómodo. Te dejé llamarme pequeño. Soy sincero contigo, Yeonjun.