Mamá es la única que actúa como siempre: drogada.

—¿Y tú, Yeonjun? ¿Crees en el amor? —papá me pregunta.

Nunca he amado a nadie románticamente. Realmente nunca he recibido amor de mis padres. Mi tío dice amarme, y por mucho que lo respeto y admiro, no sé si yo también lo amo.

Miro a Beomgyu, el chico de veinte años que está cambiando mi visión de absolutamente todo.

Él tiene un punto. Haría cosas por él que no habría hecho si él no me lo hubiera pedido. Como ir a un funeral como cita o aguantar la forma en que me trata como si fuera un apestado. Lo entiendo mejor ahora, sabiendo que estas burlas y el constante mantenerme alerta es su forma de mostrar afectuosa vulnerabilidad.

Mirándolo fijamente, respondo.

—No sé. Quizás no entiendo la diferencia entre amor y obsesión. Quizás solo soy capaz de encapricharme.

Beomgyu sonríe y le gusta mi respuesta porque no es una respuesta y, en el fondo, es un filósofo.

—¿Existe alguna diferencia entre el amor y la obsesión? Tal vez se mezclan para crear el capricho.

Según esa lógica, estoy obsesionado y enamorado de él porque definitivamente estoy encaprichado con él. Mantengo la boca cerrada.

—Voy a usar el baño —dice Beomgyu, poniéndose de pie. No es mucho más alto que yo, así que lo miro a los ojos para preguntarle si hasta ahora se encuentra bien. Él asiente, frunce los labios y entra.

Con torpeza, miro a mi papá.

—¿Esto era todo lo que querías? ¿Charlar con él?

—Te dije que no tenía malas intenciones, Yeonjun. Me gusta él.

—¿Pero?

—No hay peros. Te presioné para que me lo dijeras, agregué un insulto negativo porque es lo que esperas de mí y mi historial te hizo escéptico sobre mi objetivo. Quería ver cómo reaccionarías porque... solo quiero conocerte.

—¿Por qué? Yo nunca te he importado una mierda.

—Siempre me has importado, Yeonjun. Solo es que nunca te he dado prioridad y lo siento por eso.

Niego con la cabeza hacia él, sin creer nada de esto.

—¿Lo siento? ¿Qué pasa con todas las veces que usaste su vida para chantajearme?—asiento con la cabeza hacia mamá—. ¿Y las amenazas y el acoso? ¿Y la forma en que la drogaste?

—¿Crees que soy todo yo? ¿Alguna vez te has parado a pensar por qué ella podría ser como es?

—Por tu culpa.

—No, Yeonjun. No todo es por mi culpa. Por el luto. La rehabilitación no funcionó. La ayuda psiquiátrica no la cura. Está medicada por orden del médico, sufre una enfermedad de salud mental, a veces se excede, pero otras veces le va mejor. Si toma demasiado, ¿quién soy yo para detenerla cuando no le hace más daño y necesita tranquilidad? Solo te dejé creer que estabas siendo el héroe de su vida.

—¿Y tú no eres el villano? —la frustración es solo superada por mi ira. ¿Cómo se atreve a afirmar que es inocente en todo esto? Toda mi vida la ha estado usando en mi contra.

—Soy tu villano —admite—. Pero no el de ella. Al menos no de la manera que piensas. —Él mira a mamá y le ofrece una pequeña sonrisa que ella nunca notará—. El amor realmente nos hace hacer cosas que nuestra versión libre no haría.

Me levanto, negándome a creer esto.

—No. —Niego con la cabeza, buscando algo correcto que decir—. Me voy. Nos vamos.

Walking red flag | YeongyuWhere stories live. Discover now