Walking red flag | Yeongyu

6

—Soy una locura andante —coincide—. Solo hay una cosa que te va a molestar. Todo lo que digo es controvertido y todos mis pensamientos chocan entre sí. Te enojará porque tampoco endulzo mis pensamientos.

Lo detengo junto al río y me pongo delante de él para mirarlo a los ojos.

—¿La pasaste bien esa noche? ¿Conmigo?

Le toma un eón responder, pero finalmente asiente.

—¿No quieres saber si fuimos nosotros o el tequila?

—¿Estás proponiendo un experimento?

Mierda, no lo conozco lo suficiente como para entender cómo se tomará eso. Un experimento podría ser lo que lo seduciría, pero también podría ser lo que lo ofendiera.

—Estoy proponiendo una oportunidad para descubrirlo. No puedo... a riesgo de sonar cursi, no puedo sacarte de mi cabeza.

No pone los ojos en blanco, pero parece que quiere hacerlo.

—¿Fui el primer chico con el que estuviste?

—Sí.

—Es por eso. La novedad desaparecerá. —Comienza a caminar de nuevo.

No. No pasará. Lo agarro por la muñeca y lo tiro hacia la línea de árboles, fuera de la vista del camino. Cuando estamos libres, lo empujo contra un árbol y me agacho para ponerme a la altura de sus ojos.

—¿Empujarme contra un árbol? Vaya cliché de chico malo.

Lo ignoro.

—No eres una puta novedad. Te deseo. Quiero follarte, sí, pero también quiero conocerte. Te quiero, Beomgyu.

—¿Por qué?

—¡Porque estoy jodidamente enganchado a ti! ¿Necesito más razones que esa? — resoplo justo en su cara. —Necesito conocerte. Necesito saber por qué... —¿Me afectas tanto? ¿Nublas todos mis pensamientos? ¿Me cambiaste?— eres raro.

—¿Y qué hay con lo que yo necesito? —espeta, enderezando su columna para parecer más alto—. ¿Qué hay de mí?

—¡Dime entonces! ¿Qué coño necesitas? Y no mientas sobre querer que te deje en paz porque me hartaré de ti. No conoces mi nivel de paciencia y no sabes lo que puedo y lo que no puedo manejar. Entonces, dejando mis sentimientos completamente fuera de esto, dime lo que quieres.

—Quiero graduarme y me estás amenazando con eso. Si te metes en mi cabeza más de lo que ya lo has hecho, me concentraré en ti. Eso afectará mis calificaciones y me quedaré atrás.

—¿Entonces estoy en tu cabeza? —eso. Es. Una. Puta. Victoria.

—Quiero estar emocionalmente nivelado. Soy alguien que cae en altibajos y, de nuevo, me estás amenazando con eso. Me estás haciendo subir, fortaleciéndome, haciéndome tener esperanza en algo que me destruirá si me lo arrebatan. Así que, te repito, ¡me estás jodiendo la cabeza!

—Entonces, ¿tienes miedo?

—Sí. Y ahora que te he dicho eso, deberías echarte atrás, porque siempre dudaré de por qué sigues persiguiéndome.

—¿Qué? —lo miro, tratando de entender qué coño está diciendo.

—Acabo de decirte que me destruiría si me dejaras, así que ahora dudaré de todo lo que hagas, pensaré que solo te quedarás conmigo justo por esa razón, para no destruirme si lo haces. Estamos condenados incluso antes de empezar. Llévame de vuelta.

—No.

—¡Yeonjun!

—¿Qué? —agarro su barbilla, obligándolo a mirarme a los ojos—. Puedes intentar deshacerte de mí todo lo que quieras, Beomgyu. Yo no me doy por vencido. Si te destruyo, que así sea. Tal vez seas tú quien me destruya, porque si no me das a esta puta oportunidad, estaré destrozado.