21. capítulo

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Pasaron dos días en casa de los vampiros. Breena y el bebé pasaban mucho tiempo en la sala común, con todos los demás. De hecho, a André le parecía que demasiado.
-Deberías descansar más-había gruñido un par de veces.
El hada le miró ceñuda.
-No creo que sepas nada de mujeres recién paridas, André. Me encuentro bien y no voy a quedarme metida en la cama.
Damon disimuló una sonrisa malvada y Alex le dio un codazo.
-No te rías de tu hermano-riñó.
-Tiene mucho que aprender-aseguró haciéndola sentarse en sus rodillas-yo ya sé que no sirve de nada discutir contigo.
Louis jugaba con Ada en la alfombra del salón y Elise, con Sheely en brazos les contemplaba pensativa. Jared se sentó junto a ella y la chica apoyó la cabeza en su hombro mirando al bebé.
-¿Estás bien, Elise?-preguntó el vamp preocupado.
Ella le miró y asintió.
-Sólo pensaba.
-Pensabas que te gustaría poder tener hijos-aventuró él.
La chica le sonrió con cariño.
-Pensaba en la suerte que he tenido. Soy una vampira. He tenido 900 años para asimilar que nunca podría quedarme embarazada. Y, de repente, me he encontrado con el regalo que ha sido Ada. Y, por lo que parece, no dejaremos de tener bebés cerca. Louis, Sheely y……
-¿Y?
Elise se acercó más a su marido.
-Anjana está embarazada-le susurró en el oído.
-¿Te lo ha dicho ella?
-No-la vampira se encogió de hombros-no sé cómo lo sé, pero lo sé. Desde que nos casamos, mi intuición se ha agudizado. Es como si un don hubiera estado dormido y ahora se hubiese despertado.
El vamp la besó en los labios.
-Devuelve ese bebé a su madre, esposa. Y usa tu intuición para averiguar lo que vamos a hacer el resto de la noche.
El resoplido de disgusto de Damon les hizo saber que los vampiros habían escuchado su conversación. Elise, sonrojada, devolvió a la pequeña y dio un beso a Breena.
-Buenas noches a todos-se despidió Jared con una sonrisa de oreja a oreja.
El vamp y la vampira desaparecieron en un instante y Damon volvió a resoplar. A Jana no le pareció que estuviera tan disgustado como pretendía hacer ver. Se había sentado al lado de su amiga mientras André y Alyan conversaban al otro lado del salón.
-¿Se llevan mal?-preguntó a Breena refiriéndose a Damon y Jared.
Ella rió.
-No. La verdad es que se llevan muy bien. Aunque el principio no fue bueno, por lo que me han dicho-el hada miró a su amiga-¿cómo estás, Jana? No hemos tenido tiempo de hablar.
-Estoy bien, Bree. Hablaremos mañana, antes de irnos. Deberías subir a dormir. Tienes cara de estar cansada.
-Que no te oiga mi maridito, amiga. Pero la verdad es que sí. Empiezo a estar cansada.
André estaba delante de ellas en un instante y el hada plateada le miró con enfado.
-¿Estabas escuchándome mientras hablabas con Alyan, André?-preguntó.
El vampiro pasó el bebé a Alexia y cogió a su mujer en brazos.
-Soy uno de esos pocos hombres capaces de hacer varias cosas a la vez, cariño-afirmó sonriendo-Alexia ¿subirías a Sheely a nuestra habitación, por favor?
-Claro-aseguró ella.
-Yo me encargaré de estos dos-ofreció Damon cogiendo a Ada en un brazo y Louis en el otro.
-Di buenas noches, Breena-ordenó con dulzura André.
-Buenas noches Breena-repitió ella guiñando un ojo a su hermano.
Alyan y Jana se quedaron solos en el gran salón. El rey tendió la mano a su esposa y ella la cogió sin mirarle.
-Vamos a dar un paseo-ordenó él-necesito un poco de aire fresco.
Ella le siguió en silencio.
-Mañana volveremos a casa-informó el chico.
Ella había intentado soltar su mano, pero él la había sujetado más fuerte y estaban paseando de la mano.
Ella suspiró.
-Sé que tenemos que volver, pero me gustaría poder quedarnos unos días más.
-Yo también echo de menos a Breena-aseguró Alyan.
Jana asintió sin aclarar que no era sólo eso lo que la atraía de la casa de los vampiros. La complicidad entre los tres matrimonios emparentados la daba envidia. No creía posible que ella y Alyan tuvieran eso alguna vez.
-Vamos a dormir, Jana. Pareces cansada.
Al día siguiente, Anjana bajó al comedor sola. Alyan se había reunido con Damon, Jared y André para valorar la situación después de la guerra. Así que, en el comedor, sólo estaban Elise y Alexia con sus hijos. Breena seguía descansando aprovechando el sueño de la pequeña Sheely.
-Buenos días-saludó el hada con timidez.
Las vampiras le sonrieron. Enseguida, las tres estaban hablando como viejas amigas mientras comían.
-¿Cómo lo estás llevando?-preguntó Elise con curiosidad.
-Las hadas estamos acostumbradas a tener matrimonios de conveniencia-respondió la chica encogiéndose de hombros.
Elise la miró confundida.
-No me refiero a eso. Hablo de tu embarazo.
Anjana abrió los ojos con sorpresa. Luego, una expresión de miedo cruzó por su rostro.
-Creo que te has adelantado, Elise-Alexia observaba con cuidado al hada. Parecía a punto de desmayarse.
-No estoy...no…no puede ser.
Elise se levantó y se arrodilló al lado del hada.
-Anjana, vamos, respira. Te estás poniendo verde.
La chica respiró varias veces hasta que la náusea pasó.
-¿De verdad no lo sospechabas?
El hada negó con los ojos llenos de lágrimas.
-Mi periodo se retrasa a veces-murmuró.
-¿Estás bien?-intervino Alex.
Ella asintió con la cabeza.
-Siento haber montado un espectáculo-se disculpó-sólo es que...bueno, no quería que fuese así. No quería que se saliese con la suya una vez más.
Elise y Alex se miraron.
-Ellos siempre intentan salirse con la suya, Jana. Somos nosotras las que tenemos que dejarles claro que no van a conseguirlo-aseguró Alexia.
-Evidentemente nos ganan en fuerza. Así que usa tus otros recursos-aconsejó Elise.
El hada le miró interrogante.
-Eres inteligente y muy bella, hada. Aprovéchalo-la sonrisa de Alex era picardía pura y Jana se sonrojó.
Las chicas acabaron de desayunar y fueron a ver a Breena y el bebé mientras los hombres terminaban la reunión. Anjana le dio la noticia a su amiga, haciéndola prometer que no diría nada. Los ojos de Breena se llenaron de lágrimas de alegría y abrazó a su cuñada.
-Si nos necesitas estaremos aquí para ti y el bebé, Jana. No lo olvides-aseguró.

Anjana (Saga hadas 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora