Capítulo 20.

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Al llegar a la montaña Lovin y el resto de la manada me recibieron dulcemente.
Koga trataba hacerme cambiar de decisión sutilmente pero a sabiendas de que no lo lograría. Antes de irme quise pasar un tiempo con las lobas, y Koga no se alejo de mi. 

La platica se torno delicada cuando Lyia nos contó que uno de los lobos decidió enfrentar a Kagura, después de recibir uno de sus ataques quedó gravemente herido, y se encontraba recuperándose. 

—¿Estabas con él Lyia?

—Si,— dijo la rubia—traté e detenerlo ya que el General nos había prohibido que actuáramos hasta saber que era lo que buscaban, aun así él lo hizo, desde ese día, no ha vuelto esa mujer y los insectos son poco frecuentes.

Algo no me cuadraba pero realmente lo deje pasar, Lyia trataba de mantener una distancia entre su mente y la platica, y eso era evidente. Veía a Koga como si hablaran mentalmente, ocultaba algo, algo que no querían que yo supiera. 

Al retirarme de ellos para recoger mis cosas mi confirmación de lo que pensaba fue el ver que Koga se acercaba a ella de inmediato, manteniendo un rostro frío y calculador, algo que nunca había conocido en él, él para mi era cálido.

Me mantuve pensando en que podría ser lo que lo inquietó de esa manera, así que todas las cosas que guardaba de la casita lo hacia en automático. Hacia mucho calor... desabroché los dos botones de mi blusa...

—Un lugar demasiado acogedor para mi gusto.

¡Otra vez! ¿Qué era lo que quería? ¡¿Acaso buscaba volverme loca?!

Me gire para ver a Sesshomaru en una postura de seriedad típica de él. Y algo que no alcanzaba a percibir bien. ¿Furia? ¿Enojo? ¿qué era? Nunca podía saber que era lo que el pensaba.

—Sesshomaru... otra vez tu...—¡INCREIBLE! ¿La que hablaba era yo? Hablé demasiado indiferente a pesar de que por dentro era un manojo de nervios. 

—No te vez muy contenta de verme—dijo secamente y con cinismo.

—Si bueno no se que haces aquí. Di que es lo que quieres y déjame en paz, tengo prisa.—Herida, esa era la definición para que mi voz sonara de esa manera.

De un momento a otro sentí un ligero golpe en la cabeza al chocar contra la pared de ramas y encontrarme frente a él, acorralada como una presa frente a su depredador. Tenia miedo ahora más que antes sobre todo al ver sus fríos ojos que me veían de manera despiadada. Aun así lo vi de manera retadora juntando todo el coraje que me ponía loca su manera de confundirme, al salvarme y luego negarlo.

—¡Como te atreves a hablarle así al gran Sesshomaru!—dijo apretándome las mejillas con una mano aun manteniéndome contra la pared...

—Shuéltame—le ordene con voz firme, y el me sostuvo la mirada soltándome poco a poco la mandíbula. Una vez mas vi como sus ojos de oro solido se convertían en líquidos... como si me invitaran a sumergirme en ellos.

—Deberías temerme.

—Lo hago, pero no por eso saldré corriendo.—dije sobando mis mejillas molesta. ¿qué se creía al atacarme?

—Eso, es una estupidez.

—Estupidez es que tu estés aquí

—Eres una insolente—dijo acercándose mis a mi al grado de que pude saborear el aliento de sus palabras...

"Kagome reacciona no te pierdas en su aroma"

—¿Qué haces aquí?—dije con mis dientes apretados 

—Vine a reclamar lo que es mío

—¿Tuyo? ¿Y que podría haber tuyo aquí?

—¿Ya lo olvidaste?—con la garra de su dedo índice siguió la guía de una de mis venas que corría de mi cuello hasta la altura de mi último botón que había desabrochado, provocando que cada poro de mi piel reaccionara—Mi sangre ahora está dentro de ti, imagínalo...—¿quería mi sangre a caso?

Destinos DistintosWhere stories live. Discover now