Largo sea su reinado.

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¡Buenas...! Estamos con otro cap, que como dije, sería la boda entre Rhaegar y Lyanna, y la coronación del nuevo rey. 

Disfruten.

-X-

Aryan XXIV.

-Estas preciosa, hermana-dijo Aryan.

Era cierto. Su vestido de novia era de terciopelo blanco y marfil, con brocados e hilo de plata, y mil perlas cosidas en el amplio corpiño que le llegaba casi hasta el vientre. Tenía bonitos zapatos de gamuza y seda. Brella, la doncella de su hermana, le había cepillado el cabello durante horas para desenredarlo, y luego le hizo tres intrincadas trenzas, como toda una dama norteña. Tenía rosas azules entrelazadas entre cada trenza.

-¿Estas lista?-pregunto Aryan, observándola con ojo crítico. Le colocaron el perfume, una suave fragancia floral traída del Mar de Jade.

En sus ojos había incertidumbre pero asintió. «¿Ha habido acaso una novia más hermosa que Lyanna?». Él no lo recordaba.

-¿Usara los zafiros, o los diamantes, mi señora?-inquirió la doncella.

-Los diamantes-ordeno Lord Stark-. Combinaran mejor con el vestido.

Lyanna asintió. Era evidente que las joyas que llevase le importaban bien poco.

-Como ordene, mi señor-respondió ella.

Cuando ya tenía el cuello y las orejas repletas de diamantes, Aryan le entrego su capa de doncella y la ato con cuidado en su espalda. Era la misma que habían lucido Lady Cersei y Lady Ashara en sus bodas.

-Sé que no te agrada del todo la idea, Lya-murmuro Aryan, solo para que ella lo escuchase-. Pero es necesario.

-Muy bien, Lord Stark.

Ella lo entendía. No le gustaba, pero lo entendía. Harry se sintió orgulloso de ella.

-Habrá guerra, Aryan. Si el rey se entera...

-Cuando el rey se entere-corrigió Lord Stark-. Imagino que a estas alturas ya es consciente de que su hijo no está en el Sur. Lo demás es cuestión de tiempo.

-O sea que yo tendré un esposo, y tú, una guerra-murmuro Lyanna con sarcasmo-. ¿No sientes que te estas llevando la mejor parte del trato?

Aryan sonrió con gracia. «No sería Lyanna si no hubiese cierta dosis de sarcasmo».

-Escúchame atentamente, Lyanna. Si tu señor esposo hace algo que te ofenda, o que te deshonre, recuérdale siempre que tú eres una hija de Invernalia, una loba del Norte, una Stark. O házmelo saber y yo me encargare. Si él es motivo de una sola de tus lágrimas, se arrepentirá. Eso te lo garantizo.

Lyanna no contuvo su sonrisa mientras lo abrazaba.

-Es tiempo-anuncio Lord Stark.

Balaq la Sombra los esperaba afuera, y para la ocasión usaba una armadura gris, típica de todos los guardias de Stark. No llevaba su yelmo aquel día, así que el cabello blanco le caía suelto. Pero su velo de seda negra le cubría la cara, como de costumbre.

Junto a él estaba Ser Oswell Whent, de la Guardia Real.

-Ser.

-Lady Lyanna-Ser Oswell dejo caer las rodillas en el suelo-. ¿Esta lista?

-Vamos.

Salieron de la habitación, bajaron por las escaleras y cruzaron el patio. El simple hecho de dar un paso detrás de otro parecía requerir toda su atención. Balaq y Ser Oswell caminaban junto a ellos. Ned y Bran los esperaban fuera del bosque de dioses. Besaron las mejillas de Lyanna y le desearon felicidad en su vida conyugal.

Se Acerca el InviernoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora