La batalla del mar de Lys.

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¡Buenas!

Tengo que decir que este cap me costo un poco, ya que escribir una batalla naval es muy diferente a una batalla terrestre, y me tuve que apoyar con la batalla del Aguasnegras, de Choque de Reyes.

Espero les guste.

-X-

Ned IV.

Cuando amanecía, Lys era realmente hermosa. Los primeros rayos de sol hacían que la piedra blanca de sus murallas, palacios y templos brillase, hasta convertir toda la isla en una brillante estrella en medio del mar.

Era una vista que le daba cierto consuelo entre tanta incertidumbre. Los últimos días habían seguido llegando naves, pero Ned ya no albergaba esperanzas de ver muchas más. Las tormentas se los habrían tragado, o los dispersaron a los cuatro vientos. Le quedaban apenas trescientas sesenta y nueve galeras.

Había zarpado de Pentos con cuatrocientos ochenta y cinco galeras de combate, de los setecientos ochenta y cinco que componías las flotas que su hermano había ganado en aquel reino que se estaba forjando. Le habría gustado traer consigo más buques, sí, pero Aryan temía una represalia del Señor del Mar, y por tanto, la otra parte de la flota estaba muy lejos, en el Mar Angosto.

«Hay sabiduría en su cautela», se dijo Ned. «Si bien, según él, el Señor del Mar no hará nada con toda seguridad». Braavos aullaría y querría sangre cuando se supiese que los Stark habían incautado la flota que enviaron para apoyar la causa antiesclavista... Pero Braavos no era como las demás Ciudades Libres. La vida de sus ciudadanos si tenía alguna importancia allí, y lord Aryan Stark había sido muy claro: si Braavos movilizaba sus otras flotas, Ferrego Forel y sus oficiales lo pagarían caro.

Había sido más fácil de lo que Ned pensaba. Cayeron sobre los braavosies bajo el amparo de la noche, cuando estaban ebrios y celebraban la caída de Pentos. Ferrego Forel, los capitanes y oficiales habían sido enviados hacía el Valle Oscuro, y de allí, por tierra, avanzarían hacía Invernalia, como rehenes. La mayoría accedió a continuar bajo el mando de Ned, y los que no, fueron fácilmente reemplazados. En las Tres Hijas y Pentos no faltaban muchachos fuertes, deseosos de remar en las flotas de lord Aryan Stark, el Rompedor de Cadenas.

Ned se alegró bastante cuando dejaron atrás los Peldaños de Piedra. Las islas eran un lugar oscuro y sombrio, como un infierno en la tierra. Lord Willem Dustin había derrotado a los piratas con relativa rapidez, pero aún se veían las pruebas de lo costoso que había sido. Montañas desbordantes de cadáveres; pueblos en ruinas, sepultados bajo cenizas; naves piratas destrozadas en las costas; cientos de cabezas clavadas en picas, como silenciosas advertencias. Torres de cráneos. Era tan espantoso que Ned lo veía aun cuando cerraba los ojos, y antes de seguir su camino a Lys, tomo una decisión.

Los piratas estaban muertos, sí... Pero los Stark aún no habían impuesto su autoridad. Se trataba de una tierra de nadie. En Piedrasangre, entre las ruinas de Sima del Torturador, dejo a Ser Marlon Manderly con treinta galeras de guerra, y tres mil cuatrocientos soldados: suficientes para llevar orden a las islas. Lord Aryan Stark tenía planeas de repoblarlas con libertos de las Tres Hijas, pero aquello era un plan para tiempos de paz, y aún quedaban muchas batallas que librar.

Sus naves recorrieron la costa de las Tierras de la Discordia para aprovisionarse de comida, vino y agua en Lys. Una vez que zarpasen, no volverían a tocar tierra hasta llegar a Volantis, si conseguía una victoria... Pero Ned no estaba seguro de que navegar hacía Volantis fuese la mejor opción.

Tenía que tomar una decisión, eso sí: podía arriesgarse a avanzar contra el enemigo, o dejar que el enemigo viniese.

«Vendrán hacía el oeste, saquearan Lys, tomaran los Peldaños de Piedra y atacaran Tyrosh; grandes dromones de guerra llenos de soldados esclavos. Si el Dios Rojo que tanta fama tiene en Volantis los ha protegido, ya se habrán hecho a la mar».

Se Acerca el InviernoWhere stories live. Discover now