Un príncipe en Invernalia.

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Buenas, aquí con otro cap.

Este es el ultimo que tenía escrito. Ya los demás si tendran que esperar algo más.

Y para los que supusieron sobre la profecía... Sí, Aryan Stark y Cersei Lannister tendran ocho hijos, pero además se contaron los tres de Harry Potter: James Sirius, Albus Severus y Lily Luna. Por eso ocho para ella y once para él. ¿Alguna otra teoría sobre la profecía?

Espero les guste.

-X-

Harry XX.

Era invierno en el Norte pero en el bosque de dioses hacía más calor. Más allá de sus confines, el hielo cubría Invernalia. Los carámbanos colgaban de las almenas como lanzas y ribeteaban los torreones como los bigotes rígidos y blancos de un anciano. La nieve cubría las calles de Inviernas lo suficiente como para llegar a las rodillas de un hombre. Pero el suelo del bosque de dioses no estaba congelado, y de los estanques de aguas termales se elevaba un vapor cálido como el aliento de un bebé.

Lady Ashara lucía esplendida, de blanco y morado, forrado en piel de marta cibelina. Lord Allem Dayne también llevaba los mismos colores, con la capa sujeta al hombro con un hermoso broche de una estrella fugaz de amatista. Los dos eran muy guapos, con sus hechizantes ojos violetas y sus bucles negros.

«También se están congelando». Los norteños soportaban el frio bastante bien, y hasta consideraban que allí en el bosque de dioses hacía un calorcillo algo insoportable, pero los dornienses tiritaban. La princesa Elia incluso había declarado, incrédula, que no podía creer que los ríos de verdad se congelasen en el Norte cuando paso junto al Agua Bellota. Era diferente en Dorne donde el invierno consistía en un fino manto de nieve y gélidas ventiscas en la noche, nada más.

Sobre las copas de los árboles, una luna en cuarto creciente flotaba en el cielo oscuro, semioculta por la niebla, como un ojo que atisbara tras un velo de seda.

Aryan siempre había amado el bosque de los dioses, y los años no habían menguado ese aprecio. Allí había jugado de niño a hacer saltar piedras en el estanque negro con sus hermanos, bajo el arciano; había escondido, al principio, las Reliquias bajo un viejo tronco... Más adelante, en muchas ocasiones se refrescó en los manantiales calientes las magulladuras sufridas tras entrenarse en el patio con Bran y Ned. Entre aquellos castaños, olmos y pinos soldado había encontrado refugio cuando quería estar solo para reflexionar sobre su nueva vida.

El bosque de dioses estaba igual que siempre; los altos centinelas con sus armaduras de agujas gris verdoso, los robles gigantescos, los espinos, los fresnos, los pinos, y en el centro el árbol corazón, que se alzaba como un gigante blanco congelado en el tiempo. Olía terroso e inquietante, el olor de los siglos. Aquel bosque era oscuro incluso a plena luz del día. Bajo los árboles, los manantiales calientes humeaban; de la tierra se alzaban nubes de vapor que amortajaban los árboles con su húmedo aliento y trepaban por los muros para formar cortinajes que cubrían las ventanas.

Los Stark habían hecho algunos cambios en el bosque de dioses, incluido un camino de adoquines blancos, que resaltaba entre el musgo verde brillante y las hojas caídas, junto a farolillos de hierro y bancos de mármol. Algunos invitados estaban sentados pero la mayoría permanecía de pie.

Bajo la luz de los farolillos, envueltos en los vapores de la tierra, los invitados parecían espectros. Elia Martell y Rhaegar Targaryen; Tywin Lannister; Brandon, Lyanna y Benjen; los señores Umber, Karstark y Manderly; Yohn Bronce Royce; Lord Redfort; Tytos Blackwood; el Lord Comandante Qorgyle, de la Guardia de la Noche. Era una ceremonia íntima, no más de cien personas, en su mayoría dornienses y norteños. «Los que están aquí son los que en verdad importan».

Se Acerca el InviernoWhere stories live. Discover now