Cersei Lannister.

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¡Buenas! Estamos de regreso con otro cap, y esta vez, desde la perspectiva de Cersei Lannister.

Confieso que me gusto escribir este personaje y que tendremos mucho de ella, sobretodo porque nos ofrece una visión externa de los Stark y el Norte (hasta ahora todos los POVs han sido de los Stark), y además, recuerden que Cersei aquí tiene quince años... No es la Cersei de la serie, o los libros, ni lo sera.

Sin más, espero disfruten. 

-X-

Cersei I.

Ceno, como siempre, a solas.

-¡Lárgate!-le grito a su tía, cuando, como siempre, trato de hacerle compañía.

-Venía a decirte que hoy llegaremos a la Posada de la Encrucijada, niña. Tu padre nos vera allí.

-¡Y a mí que!

Genna Lannister resoplo, le dio un buen pellizco en la oreja y se marchó.

Cersei estaba lívida de la rabia. «¿Cómo se atreve a tocarme esa anciana gorda?». Si no fuese su tía, la habría mandado a azotar. Su tía Genna siempre tenía una expresión áspera, pero aquellos días la veía de forma desdeñosa e imperiosa, como si no fuese cómplice de arruinarle la vida.

Pero Genna Lannister no era, realmente, el motivo de su ira, solo un blanco más seguro. La noche en que el cuervo llego a la Roca, Cersei lloro, y cada noche después de esa también, lloraba amargamente hasta quedarse dormida pensando en lo injusta que era la vida y en todos esos años de cuidadosos planes. Lord Tywin Lannister le había prometido, cuando era más pequeña, que sería reina, la esposa del príncipe Rhaegar, que le daría muchos hijos de cabellos plateados, leones con ojos de amatista. Una vez le diese herederos al príncipe, la Casa Lannister sería la más poderosa, la más temida y reverenciada.

-Ese es el papel que te toca desempeñar, Cersei-le decía siempre Lord Tywin-. Ese es el papel que te toca desempeñar.

Ingenuamente creyó que su padre la veía como algo más que una pieza que podría mover a su voluntad, que la veía como una jugadora del juego de tronos, una igual... Pero solo era otro peón de Tywin Lannister. «Cersei se casara con Aryan Stark-decía la carta de Lord Tywin, que dirigía a su hermano Kevan, no a su hija-. Que no me falle». Y daba órdenes claras y precisas para prepararla para su viaje al Norte.

Había visto a Aryan Stark en dos ocasiones: la primera, cuando acudió a jurar lealtad al rey, y la segunda, en el banquete que el mismo rey ofreció en su honor por salvarlo. Sabía que había estado en Desembarco del Rey una tercera vez, hacía apenas un mes, cuando regreso de Essos pero Cersei ya se había marchado a Roca Casterly. No recordaba nada de él, o sea, no había nada destacable. Sabía que montaba un lobo gigantesco en batalla, y eso era lo único que le producía cierto interés.

En realidad solo conocía a Lord Stark por su reputación... pero vaya que era una reputación temible. Tenía como diez años cuando mutilo al Gran Jon Umber, Señor de Ultimo Hogar. Unos pocos años después tuvo que hacer frente a la rebelión de sus vasallos, los temibles Bolton de Fuerte Terror y los antiquísimos Ryswell de Los Riachuelos. Ejecuto a todos los miembros de ambas familias y redujo a ruinas sus castillos. Pero la forma en que lo había hecho incluso ahora seguía generando preguntas, rumores y habladurías. Había quien hablaba de magia, de la ira de los antiguos dioses y de los hijos del bosque. Hasta le habían compuesto una canción, Fuego y Hielo, que recordaba a Las Lluvias de Castamere.

Hacía varios años de aquello, si bien su leyenda se había hecho mucho más sombría. Se decía que era listo y cortes, que hablaba veinte idiomas, que inspiraba lealtad en sus hombres y que era muy rico. Había salvado al rey Aerys de su cautiverio en el Valle Oscuro. Viajo por las Ciudades Libres y la Bahía de los Esclavos, estuvo en Valyria, y lucho un centenar de batallas para abolir la esclavitud en Essos, forjándose un reino con fuego y sangre. Siempre estaba rodeado de un sequito de maestres, sabios, brujos, libertos y mercenarios. Se hablaba mucho de sus estrategias militares, sus frases irónicas, sus victorias, sus riquezas, sus lobos, su belleza... Mantenía una puta a su lado todo el tiempo (y Cersei ya había decidido estrangularla si era así), y hasta se decía que recurría a hombres y niños para satisfacer su placer. Siempre que se hablaba de él se decía que era brujo, envenenador, místico, o un demonio de los siete infiernos. Otros no iban tan lejos pero si afirmaban sin duda alguna que no había hombre vivo que conociese más de la brujería y de los antiguos misterios. Le tenían cien apodos, pero principalmente lo llamaban el Gran Lobo, el Rompedor de Cadenas, el Lobo Sanguinario y Manoverde.

Se Acerca el InviernoWhere stories live. Discover now