Emma Brown es una joven pintora y estudiante de Bellas Artes. Su vida está llena de colores, pinceles y lienzos, y su mundo gira en torno a la creación de belleza a través de su arte.
Por otro lado, Alessandro Ricci es el líder de la mafia italiana...
- En ciertos oasis el desierto es sólo un espejismo
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Narra Emma
Hace ya cinco días que no sé nada de Alessandro. Desde que me dijo esas cosas desagradables, no ha vuelto a Nueva York. Mis amigos me han apoyado en todo esto. Hace dos días tuve una cita médica porque me sentía mal de tanto llorar. Tuve un sangrado e inmediatamente fui al hospital con Camilla y Lucas. Resulta que tuve una amenaza de aborto; enterarme de eso me dejó devastada. Llevo ya 4 semanas de embarazo, aún recuerdo cuando el doctor me lo dijo.
Flashback -
- Señorita Brown, acabo de revisar sus exámenes. Sufrió una amenaza de aborto a causa del estrés.
- ¿Espera, qué acaba de decir? - preguntó Camilla.
- Lo que escuchó señorita, la paciente tuvo una amenaza de aborto.
- ¿Quiere decir que estoy... estoy embarazada? .
- No lo sabía, lleva ya 4 semanas de embarazo.
- No puede ser, nos cuidamos. ¿Está seguro que los exámenes no tienen un error? - pregunté asustada - No puedo estar embarazada y menos después de lo que pasó con Alessandro. Él me odiará más que nunca, pensará que me lo inventé solo para hacerlo volver.
- Los exámenes están perfectamente, además con los síntomas que me dijo que tiene, lo comprueban. Las náuseas son la primera etapa de embarazo.
Pensar que llevo una mini personita en mí me hace sentir miedo. Temo no ser suficiente para él, así como no lo fui con el padre. No voy a negar que pensé en abortar, pero no pude. Sería muy inhumano de mi parte, y jamás me atrevería a arrebatarle la vida a nadie, menos a un pequeño inocente que no tiene culpa de lo que hacen sus padres.
Dejo de lamentarme y me arreglo temprano para irme a la universidad. Llevo todos los cuadros en mi auto. Hoy vendrá el señor Esteban Miller a llevarlos a la galería y a organizar todo. Ya solo es cuestión de semanas para que sean exhibidos en la galería, eso me llena de orgullo. Así que parto de inmediato a la universidad, seguida de mis dos escoltas. La verdad, no me atreví a despedirlos porque sé que James se preocuparía y porque ellos me hacen sentir segura.Al llegar a la universidad, bajo mis cuadros y los escoltas me ayudan a llevarlos a la aula del profesor Harper. Golpeo la puerta y escucho el permiso para entrar.
- Buenas tardes profesor, traigo las pinturas - le digo alegre.
