Emma Brown es una joven pintora y estudiante de Bellas Artes. Su vida está llena de colores, pinceles y lienzos, y su mundo gira en torno a la creación de belleza a través de su arte.
Por otro lado, Alessandro Ricci es el líder de la mafia italiana...
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Narra Emma
Una serie de golpes en mi puerta me arrancan abruptamente de mis sueños, creando un ruido irritante que parece intensificarse con cada golpe adicional. Normalmente, me despierto temprano para ir a la universidad, pero la noche anterior me había quedado hasta tarde pintando .
A pesar de lo cansada que me sentí al despertar, sabía que valió la pena porque finalmente logré romper mi bloqueo creativo.
Estaba en proceso de levantarme cuando escuché gritos en mi puerta. Reconocí la voz al instante, era mi hermano James.
-Emma, sabemos que estás ahí, abre la puerta - dijo con un tono tan serio que me hizo despertar completamente y caminar rápidamente hacia la puerta mientras me frotaba los ojos adormilados.
- ¡Ya voy, espera un momento! - le grité con la esperanza de que dejaría de golpear la puerta.
Cuando finalmente abrí la puerta, me di cuenta de que no estaba solo. Mi padre también estaba allí.
Sus imponentes ojos verdes lucían más cansados de lo normal y tenía unas ojeras notorias que indicaban que no había tenido una buena noche de sueño.
-Buenos días, hija. Te trajimos el desayuno - dijo mientras me mostraba varias bolsas de comida.
Les hice pasar y antes de cerrar la puerta, mi mirada se cruzó con unos hermosos ojos grises pasando por el pasillo que conectaron con los míos .
Sentí una extraña conexión y cómo mi pulso se aceleraba.
«así que hice lo más sensato en ese momento cerrar la puerta. »
-Papá, James, gracias, realmente no deberían haberse molestado . Pero , ¿a qué se debe esta visita tan temprano?- les pregunté con cierta duda debido a su comportamiento poco común.
Sin embargo, al ver cómo los ojos de mi padre comenzaban a llenarse de lágrimas y la mirada dolorida de James, supe que algo andaba mal.
Mi padre me abrazó con fuerza mientras comenzaba a llorar.
La última vez que lo vi así fue cuando murió mi madre. Al recordar ese momento, sentí un nudo en la garganta.
-Perdóname, Emma, perdón por dejarte sola y por hacerte pensar que te había dejado de lado. No me di cuenta de todo por lo que estabas pasando. Pensé que si trabajaba duro podría darles el futuro que merecen, pero no valió la pena porque descuidé lo más importante, mi hogar. Eliza nunca me lo habría perdonado- dijo con la voz temblorosa.
Con esas palabras, todos los muros que había construido a lo largo de los años se derrumbaron y rompí a llorar.
Abrazé a mi padre como la niña de 14 años que lloró en sus brazos durante horas cuando murió mi madre.
Lloré como nunca antes, liberando todos los sentimientos que había guardado durante años. James se unió al abrazo y dijo:
-Perdóname, Emma, por ser un mal hermano. Me duele saber que rompí la promesa que le hice a mamá. No pude protegerte.
