36; roller coaster

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Londres... me gusta Londres. Es un bonito lugar tranquilo la mayor parte del tiempo y más porque me recuerda a cierto muchacho que sostiene mi mano mientras nos paseamos por las calles.

Tomo un par de fotos como toda una turista aunque ya he estado aquí. Aunque siempre es por las carreras y no tengo todo el tiempo para visitar a los alrededores.

Pero ahora son vacaciones y me siento con la libertad de disfrutar de la ciudad.

—No te acerques al caballo —me dijo Lando empujándome al guardia para tomarme la foto.

Me mantengo quieta y de no tocar al caballo porque ya he visto miles de videos de ellos gritándole a los turistas y a ser sincera me da miedo.

Lando me lleva a sus lugares favoritos. Visitamos un lugar con las mejores banderillas que he probado alguna vez. Su tienda favorita de comics y videojuegos. Me compró un pin de Harry Potter para ponerlo en mi bolso.

Navidad estaba a la vuelta de a esquina y se nota en las calles turísticas llenas de adornos iluminados, los comercios con la temática y la gente abrigada de pies a cabeza porque el frío es entumecedor.

Lando se burla de mi por mi enorme abrigo y mis cuatro capas de ropas por debajo. Pero no me importa, porque odio el frío.

Soy de Monaco, el clima más frío para nosotros es verano para los que tienen la suerte de ver la nieve caer en estas alturas del continente.

—Es increíble que sea mi primer día en la ciudad y llueva —me quejo como una niña, detrás de la ventana del hotel mirando la lluvia caer—. ¿Té o café?

—La muerte —responde Lando, abriendo sus nuevas compras como todo un niño pequeño—. Sabes que no tomó ninguno.

—Sí, lo sé —me acerco a la cafetera del hotel para hacer café para mi—. ¿Qué usaras para la cena?

—La camisa gris que me regalaste —asiento mientras llevo la taza a mis labios— ¿Tu?

—Probablemente vaya en vestido, ya he vuelto a ser la femenina Avery que tanto extrañaban —murmure, fingiendo una sonrisa—. Creo que será negro.

—Entonces yo también iré de negro.

No creí que fuera a hacerlo, pero su camisa era negra y sus pans eran grises. Yo, envuelta en mi vestido negro con escote en la espalda le sonreí. No puedo creer que haya cambiado su camisa para combinar conmigo.

Llegar a la cena de pilotos con Lando Norris de la mano es todo un caos. Algunos se burlan porque dicen que soy la típica novia que no lo deja en paz con sus amigos, pero la mayoría esta alegre de verme ahí.

Charles y Lando están a mis lados, al frente esta Max, Sergio, Sainz y George junto a Hamilton. Pierre lastimosamente esta hasta el otro lado.

—¿Así que tu y Lando por fin son oficiales?

La pregunta de George me hace alzar la vista, por un segundo puedo ver que Max también nos ve con curiosidad fingida. Los demás igual están esperando por alguna declaración de ambos y aunque Charles me dice con la mirada que no va a defenderme, siento que me dice que lo haga. Que declare mi amor.

No somos oficiales, pero... somos algo más que amigos y siento que es el tipo de demostración que Lando espera de mi.

—Creo que la mayoría lo sabe, no hace falta decir sí o no —comente riéndome mientras miro a Lando para saber que piensa. El tiene una sonrisa un tanto coqueta sobre sus labios.

No se que me quiere decir con eso, pero esa maldita sonrisa pronuncia problemas y yo soy adicta a ella.

—Vamos a nuestro ritmo, pero somos algo ¿Algo más que preguntar?

WHY - Lando NorrisWhere stories live. Discover now