Capítulo 26: Stephano

151 22 7
                                    

Amara

Muchas veces me había preguntado si el pasado se quedaba en él o era capaz de volver para atormentar y revolucionar el presente.

Ahora estaba segura de que el pasado siempre nos alcanzará, puede que tarde mucho o poco tiempo, pero siempre llega.

Nunca creí que tendría que verlo otra vez, jamás vi la posibilidad de que mi demonio personal se cruzara nuevamente en mi camino, pero aquí estaba, frente a mí y mirándome como si fuese su presa más anhelada.

Mi demonio tenía ojos tan oscuros como los de un ser sin alma, el cabello tan dorado que se asemejaba al de un angel y un cuerpo esculpido, creado por el mismo diablo.

- Amara Salvatore...- saboreó mi nombre entre sus labios.

El alma se me cayó a los pies y el corazón me latía tan fuerte que creía que se detendría de un momento a otro.

No podía creer que lo veía, que estaba frente a mí y que era él mi mayor enemigo.

- Stephano....- susurré con pocas fuerzas.

Se levantó de la cama donde estaba sentado y caminó a pasos lentos hasta que se detuvo frente a mí, su mano se alzó a la altura de mi rostro, me vi obligada a cerrar los ojos cuando el miedo me invadió.

Su mano tocó mi mejilla y abrí los ojos de golpe dando un paso atrás.

- Aléjate de mí- susurré con voz temblorosa.

Sonríe con superioridad y sé que mi reacción solo le causa placer, siempre ha sido así.

- Veo que todavía causo algo en ti, amore mío....

Mi cuerpo solo temblaba pero no podía dejar que me afectara así nuevamente, debía seguir con el plan por todos, esto no iba a arruinarlo.

- Princesa, te juro que no le reconocí, nos dió otro apellido- habla nervioso mi hermano- Si quieres que vayamos por ti, danos una señal.

Sabía que mi hermano no tenia la culpa, Stephano se veia distinto a la ultima vez que lo vimos, tiene el cabello corto y su rostro se ve más m Paduro, sin contar que su físico también es más robusto y musculoso. Por más que quisiera gritar que entren a buscarme, no lo haría, mi equipo no merecía eso después de todo el empeño que habíamos puesto para esta misión, además debía averiguar porqué hacía esto.

- No- dije firme- Ya no ocupas un lugar en mi vida, hace tiempo dejé de pensarte, Stephano Ricardi.

Sonríe tan burlón como siempre y quisiera poder atestarle un golpe para borrar esa estúpida sonrisa de su rostro.

- Haré como si te creyera ¿Qué haces aquí, Amara? ¿Qué diablos haces en un lugar como este y bailando como una puta?

Suelto una risa irónica y termino entrando a la habitación cerrando a mis espaldas.

- No me ofende el que me llames puta y bien deberías saberlo, y con respecto a tu pregunta....- me encojo de hombros- No te importa.

La seriedad tiñe su rostro y se acerca bruscamente antes de tomarme por la mandíbula y la nuca, me acerca a su rostro pero no me dejo intimidar, no le demostraré sumisión nunca más.

- Sabes que no debes hacerme enojar, mi amor, no te gustará el castigo para ti por no haber huido conmigo....

Trago saliva y los recuerdos del pasado me atacan volviéndome vulnerable por unos segundos.

- No puedes culparme- susurro con la angustia en mi garganta- Tu forma de amar acabaría conmigo, ibas a destruirme....

Sus ojos me miran con tanto anhelo que por un momento creo ver al Stephano del que me enamoré alguna vez.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora