Capítulo 23: Día de ensayo

274 21 3
                                    

Alexandre

Nunca creí tener la necesidad de enfrentarme a alguien por otra persona pero ahora sentía que debía hacerlo, no quería desprenderme de Amara todavía, no deseaba tenerla lejos cuando lo que tenemos está en su mejor punto.

Los veía discutir a lo lejos, creí por un momento que tenerlo sería algo bueno y que le haría bien, pero no me gusta como quiere decidir sobre ella, Amara no es de las que se deja mandar.

- ¡No puedes decidir por mí!- termina gritando y creo que es momento de interceder.

Suspiro y me acerco.

- No soy de meterme en conflictos que no son míos pero están dando un espectáculo a todos- los regaño en voz baja- Será mejor que esto lo arreglemos entre tú y yo porque esto no es por ella, sino por mi.

Miro a Amara que suaviza su ceño fruncido y suspira.

- No voy a ceder Ángelo, me voy a quedar hasta el final, fue una promesa que me hice y podrás ser mi hermano, tener mi cariño, pero no tomas decisiones por mí.

Se marcha con la rabia carcomiendole pero hay algo más en su mirada, un destello triste y me prometo hablar con ella luego de terminar con su hermano.

Lo guío a mi despacho y le ofrezco un trago en forma de tregua.

- Mira Alexandre te seré franco, no me gusta ver a mi hermana cerca de ti, menos ahora que sé que está enamorándose.

Mis latidos incrementan por una fracción de segundo y me digo que no puede ser cierto, ella sabe lo que quiere, me lo ha repetido miles de veces y sé que pensamos igual, ninguno quiere una relación.

- No está enamorada de mí, ambos somos mayores y sabemos lo que es mejor para nosotros.

Se ríe falsamente.

- A lo mejor no lo notas porque no la conoces pero yo sí lo hago, soy la persona que conoce todo sobre ella hasta sus mínimas expresiones- me mira fijo- Le romperás el corazón en algún momento, lo sé, conozco tu fama Alexandre además eres mayor que ella ¿Cómo sé que no estás jugando y ya? no quiero verla sufrir por tu culpa, ella tendrá que volver en algún momento, su vida está allá en Italia, y prefiero que sea antes de que su enamoramiento se profundice, a que deba volver destrozada por dejarte aquí.

No quiero lastimarla, tampoco sé si en este punto en el que estamos seria capaz de dañarla, la sola idea de que sufra me desagrada.

- Deja que tu hermana tome sus decisiones, yo no planeo hacerle daño, mi pasado no tiene que ver con el ahora y te guste o no, ella es mi presente, no la voy a soltar simplemente porque no me apetece, si no quiere volver yo la apoyaré, la protegeré y le daré refugio, así funciona ahora.

Sonríe de lado pero no es una sonrisa burlona, es como si algo estuviera encajando en su cabeza.

- Ahora lo comprendo....- se pone de pie y se termina el trago de golpe- No la obligaré, sería incapaz de hacerlo, pero me deja más tranquilo y me alegra saber que tendrá alguien que la proteja, que la resguarde, sólo.....cuídala cuando me marche porque si algo le sucede o le rompes el corazón por el primero que vendré será por ti.

Asiento un poco confundido y con la cabeza dándome vueltas, no creí que fuera así de fácil.

Decido ir a verla antes de seguir dándole importancia a sus últimas palabras, voy a su cuarto y no la encuentro por lo que decido dirigirme al segundo lugar donde podría estar.

La encuentro en los establos con Zeus, la observo un momento a una distancia prudente y noto como algunas lágrimas caen de sus ojos.

Algo extraño se forma en mi pecho al verla así, es raro verla llorar, siempre se muestra alegre y altiva pero se ve tan desanimada que me causa un sentimiento nada grato.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora