Después de desaparecer misteriosamente junto a su hermano mayor en la mansión "embrujada" de Agdeog, y olvidar por completo su pasado, Jungkook, quién ahora trabaja como reportero en la ciudad de Seúl, comienza a investigar "La leyenda de Agdeog." U...
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Jungkook permaneció despierto durante toda la noche hasta que salió el primer rayo de sol. Se encontraba solo en su habitación, sumido en una profunda tristeza después de haber terminado su relación con Taehyung. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras observaba detenidamente la caja de música que le pertenecía a Lee Rim, y al mismo tiempo, escuchaba la melodía que esta tocaba. El sonido suave y melancólico parecía acentuar aún más su dolor, envolviéndolo en una tristeza abrumadora.
Dalia caminó hacia la Hacienda Jeon y se detuvo a recoger algunas flores para llevarlas como obsequio. Al llegar, Se Ri la recibió amablemente en la entrada mientras cepillaba el pelaje de Bonita. Sin embargo, al verla, Se Ri sintió algo extraño en el aire. Una energía oscura la cuál parecía flotar alrededor de Dalia y sus flores.
—¡Buenos días, Sra. Jeon! —le entregó las flores. —¡Lamento su pérdida!
—¡Buenos días! —las tomó. —Gracias por las flores. ¿Nos hemos visto antes?
—No lo creo. ¿Puedo pasar? Me gustaría hablar con Jungkook...
—Adelante —se hizo a un lado, —él está en su habitación ahora. Venga conmigo...
Se Ri dejó las flores sobre la mesa y acompañó a Dalia a la habitación dónde estaba Jungkook. Dalia se detuvo en la puerta y escuchó la triste y melancólica melodía que tocaba en la caja de música. Tocó la puerta un par de veces y cerró los ojos por un instante, e inmediatamente, la melodía se detuvo como si la caja se hubiera descompuesto. Jungkook se acercó a la puerta lentamente y la abrió para ver quién tocaba. «Dalia noona.» Dijo abriendo aún más la puerta para que esta pudiera entrar.
—¿Podemos hablar?
Jungkook asintió y se hizo a un lado para que pudiera entrar. «Si necesitas algo, llámame.» Dijo Se Ri mientras veía a Dalia con desconfianza.
—Tranquila, mamá...
Jungkook cerró la puerta y se acercó a Dalia. Esta se asomó por la ventana y miró fijamente el hermoso azul del cielo. «Encontré a tu madre.» Dijo con voz suave mientras se daba la vuelta para mirarlo a los ojos.
—¿Dónde está?
—En buenas manos. Confío ciegamente en Shin Nae, ella cuidó de mí hace algunos años, y sé que también cuidará de Ye ji.
—Me alegra saber eso, noona.
—¿Estabas llorando?
—No, estaba durmiendo.
—¿Tienes algo que decirme?
—No, nada...
—Jungkook, soy una bruja. Puedo saber todo sin necesidad de que me lo digas —se cruzó de brazos. —Pero aún así quiero que lo hagas...
