24. Another Way Out

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A la mañana siguiente Laenor y Rhaenyra se levantaron a primera hora del día, se prepararon y dejaron a sus hijos durmiendo bajo el cuidado de Elinda y cinco guardias Velaryon dentro y fuera de la habitación. Se presentaron frente a la puerta del rey donde Ser Harrold preguntó por el bienestar de los pequeños, como comandante de los capas blancas él fue en gran apoyo al momento de movilizar a los guardias en la búsqueda del pequeño príncipe, la mujer le ofreció una sonrisa apacible y aseguró que Joffrey se encontraba en perfectas condiciones.

El mayor no perdió más tiempo y entró para despertar al rey e informar de la presencia de su hija y yerno, pronto la situación fue explicada y la psreja solicito su permiso para estar presetes y dirigir el interrogatorio del prisionero, aunque Viserys intentó persuadir a su hija que un calabozo no era lugar para una princesa, no hubo palabra que lograra cambiar el pensamieto de la mujer, ella necesitaba saber la verdad sobre el asunto.

¿Quién daría una orden tan atroz?

¿Por qué motivo?

Necesitaba saberlo y no descansaría hasta hacer pagar al culpable.

—Al menos deje que la acompañe princesa.— pidió Ser Westerling con una mano sobre el peto plateado de su armadura. —Así su padre podrá estar más tranquilo por su seguridad.

La platinada miró el solemne rostro del hombre que la había protegido desde que tiene memoria, si había un caballero en quien podía confiar era él, con un ligero asentimiento aceptó la propuesta y se despidió de su padre.

El camino hasta los calabozos fue silencioso, la tensión flotaba en el aire y no hubo una persona que se atreviera a interrumpir el camino de la heredera. Al llegar a las profundidades del oscuro y maloliente lugar un guardia Velaryon se acercó para presentar su saludo y susurrar algo a oídos de la princesa y su consorte, al parecer Larys Strong había intentado hablar con el prisionero bajo un supuesto decreto del rey, pero al ver que los caballeros con el emblema del hipocampo se negaban a apartarse del lado del hombre terminó por desistir.

Dentro de la celda el desgarbado sujeto alegaba inocencia frente al otro guardia personal de Laenor, quien simplemente lo observaba con indiferencia y al notar la llegada de sus señores dio una reverencia e informó que el hombre no había proporcionado más información aparte del hecho de que solo seguía ordenes.

—¿De quién fueron tales mandatos?— preguntó la platinada con ojos fríos quemando la figura del hombre que se retorcía contra las rejas.

—¿Si lo digo mi vida será perdonada?— inquirió apretando sus manos en seña de súplica.

—Intentaste asesinar a un príncipe Targaryen, el heredero de la casa Strong, nieto del Rey e hijo de la legítima heredera al trono, ¡No hay razones para dejarte con vida!.— sentenció Laenor patentado las barras de metal oxidado. —¡Tu miserable cuerpo debería ser incinerado por un dragón o desmembrado por caballos!.

—¡Piedad, por favor piedad!— chilló el sujeto lanzándose de rodillas con la frente pegada al sucio suelo de piedra. —¡Le ruego a sus majestades que me perdonen!, ¡Ese hombre solo me ordenó matar a un bebé, yo no sabia, le juro que no sabía que era el hijo de nuestra bendecida princesa!.

—Dime quién te contrato y ofreceré clemencia.— habló la princesa.

—¡Rhae!— intentó objetar el moreno, pero una seña de su esposa lo hizo callar.

—Habla ahora o enfrentarás a mi dragón.— continuó ella.

El tipo temblaba en el piso y con el rostro aterrado y sudoroso levantó la vista ante la imponente mujer que se alzaba firme de pie frente a él. —E-este es un ignorante y no sabe de nombres, pero el que me contrató es muy facil de describir, u-un hombre de buenas ropas que se cubría con una capa, de cabello y ojos café, delgado y que cojeaba, llevaba un bastón para sostenerse.

—Larys Strong...— susurró Harrold junto a Rhaenyra, quien apretó sus manos hasta lastimar la carne con sus uñas.

—¿Qué fue lo que te dijo exactamente?— interrogó Laenor.

—E-el fue a pedirme que matara a un bebé en su cuna, dijo que solo tenia que asfixiarlo para que todos pensaran que murió solo, también me enseñó como llegar por el pasadizo y me pagó con cien monedas de oro.— relató. —¡Nunca dijo quién era el niño o por qué lo quería muerto, lo juro!.

Rhaenyra comenzó a caminar fuera del lugar con su esposo y Ser Westerling a sus espaldas, quienes la veían intrigados. —Ser Harrold, quiero que tomen bajo custodia a Larys Strong, será enjuiciado por el intento de asesinato a mi hijo y no permitiré que intente escapar.

—Como ordene majestad.— le respondió.

Bajo autorización del rey el segundo hijo de Lyonel Strong fue llevado a una celda en espera de su juicio por el presunto intento de asesinato Joffrey, el legítimo heredero de su casa. Toda la corte se llenó de susurros sobre el tema y pronto los Siete Reinos ya se habían enterado de como el patizambo trató de deshacerse de su propio sobrino para quedarse con su lugar de sucesión, era escandaloso e increiblemente abominable pensar que un hombre que aparentaba ser tan inofensivo armara tan horrible artimaña contra un bebé que aún no abandonaba los brazos de su madre, quien además era la futura reina de Westeros, por lo que tales acciones lo convertían en un completo enemigo de la corona.

Después de casi dos semanas de investigación se celebró el juicio público en la sala del trono, ahí se presentaron los testimonios y pruebas contra Larys, quien a pesar de todos sus intentos por defenderse no logró ayudar a su precaria situación. Mientras más tiempo pasaba el patizambo parado en el podio frente al rey y los tribunales, más se desesperaba e intentaba desviar la atención, incluso gritó como la reina le pedía información sobre la princesa para intentar desacreditarla y manchar su imagen.

Alicent por supuesto negó las acusaciones pero la semilla estaba sembrada, ahora todos sabían que trataba activamente de empañar la imagen pública de la heredera.

A pesar de lo jugoso de la revelación, eso no importó mucho para que Viserys declarara a Larys culpable y lo sentenciara a muerte junto al asesino que contrató. En un último intento desesperado por salvar su cuello el acusado exigió un juicio por combate, pero no contaba con que no había un solo caballero dispuesto a luchar en su nombre y cuando intentó suplicar a su padre por ayuda este simplemente lo repudió, recordándole que había traicionado a su casa y familia.

Fue así como el enclenque hombre se encontró esa misma tarde parado sosteniendo a duras penas una espada, temblando frente a la vista de todos mientras esperaba al campeón de la princesa. Pero incluso antes de que este se revelara el resultado ya era evidente, la heredera tenía el poder de escoger entre los mejores caballeros y guerreros de los Siete Reinos y un hombre lisiado que nunca usó armas en su vida no duraría nada contra ningún buen peleador.

Hubo poca sorpresa al ver como el príncipe canalla aparecía en la arena empuñando a Dark Sister, ni siquiera llevaba casco o armadura, el Targaryen simplemente se paró ahí con el rostro arrogante viendo el terror en la cara de su adversario. Cómo era de esperarse la pelea no duró mucho, Daemon se tomó unos cuantos minutos para jugar con él antes de rajarle el estómago de lado a lado, dejando que se desangrara poco a poco sobre el piso mientras chillaba que no quería morir. Por otro lado el presunto asesino fue decapitado como muestra de misericordia de la princesa Rhaenyra por la información proporcionada para esclarecer el asunto.





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