15. Play With Fire

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—Bueno, no llevan mucho casados, es normal que tengan problemas se esa índole.— mencionó Aemma jugueteando con sus manos, un ligero sonrojo le cubría las mejillas y sus ojos no se despegaban de la taza de té frente a ella.

Escuchar cuantiosos y explícitos detalles de las experiencias maritales de su hija y yerno no era lo que esperaba escuchar cuando llegaron de visita la noche anterior. Una mujer de su edad que estuvo casada desde muy joven claramente tenía conocimiento del tema pero digamos que la juventud innovaba día con día en la materia.

—¿Quizá algo de ayuda visual?— intervino Rhaenys.

—¿Q-qué?, ¿cómo "ayuda visual" en una situación así?— cuestionó la Arryn mirando apenada a su prima.

La peli negra sonrió divertida ante la expresión avergonzada de la otra y con una sonrisa felina se cruzó de piernas en la silla y bebió de su té. —Bueno, hay personas que ofrecen servicios privados, no necesariamente deben intervenir, solo un pequeño show para levantar el ánimo.

—¡Rhaenys!— chilló la mujer tapándose el rostro con ambas manos.

—Oh, esa es una reacción muy linda.— le respondió.

Los casados se miraron mutuamente con una expresión incómoda, eso no era lo que esperaban obtener al venir a pedir consejo de sus madres, pero no podían estar imaginando cosas si los dos pensaban igual... ¿¡Verdad!?.

El moreno se aclaró la garganta para llamar la atención de las mujeres y habló. —De cualquier forma la corte empieza a hablar y sinceramente no estamos avanzando ni en eso ni en esta conversación.

—Yo insisto en que consigan algún tiepo de servicio confiable y discreto, pero eso sí, asegúrense que el final culmine entre ambos.— reafirmó su madre, acomodándose en su lugar.

—Si alguien se enterase podrían ponernos en duda incluso si logramos engendrar hijos legítimos.— intervino Rhaenyra.

—Mi hija tiene razón, si alguien fuera del matrimonio interviene sus reputaciones caerán al piso.

La sala quedó en silencio, las mayores continuaron bebiendo su té y cavilando las posibilidades pero Laenor y Rhaenyra ya tenían una idea descabellada creciendo en sus cabezas. Cómo si de una conexión telepática se tratase sus ojos se encontraron de reojo y sonrisas peligrosas crecieron en sus rostros, dejaron las tazas a un lado y se levantaron de la mesa ante las atentas miradas de sus madres que ya tenían un mal presentimiento.

La muchacha tomó una rebanada de tarta como un pequeño gato que arrastra carne a hurtadillas de la mesa y antes de que las damas en la mesa pudieran detenerlos ambos salieron corriendo del lugar hasta la enorme biblioteca del castillo. Rebuscaron entre los estantes algunos textos valyrios y otros de leyes de poniente, pocas horas después se escabulleron dentro de la torre donde se cuidaban a los cuervos dispuestos a enviar algunos mensajes.

Los siguientes días los jóvenes parecían increíblemente interesados observando el horizonte mientras susurraban por lo bajo, ganándose aún más desconfianza de sus madres. Muy pronto la respuesta a todas sus dudas arribó junto al heredero de la casa Strong, con quién sus hijos charlaron un tiempo a la orilla de la playa de Dragonstone antes de subir las largas escaleras de piedra y encararse a ellas sujetanto cada uno una mano del hombre.

—Planeamos casarnos con Ser Harwin según las tradiciones de la vieja Valyria y unir nuestras tres vidas con fuego y sangre.— afirmó Rhaenyra con el mentón alto.

—No pensamos pedir autorización, no hay ninguna ley en los Siete Reinos que invalide un matrimonio valyrio.— secundó el moreno.

Rhaenys cubrió sus ojos con una mano y dio un suspiro agotado. —El rey jamás aceptará esto y la fé de los Siete tampoco.

—Somos de la sangre del dragón, no debemos pleitesía a una religión.— continuó la princesa.

Aemma miró a los tercos jóvenes y después al apenado caballaro entre ellos, todo eso era un movimiento increíblemente arriesgado puesto que había muchas grandes casas demasiado conservadoras que no dudarían en retirar su apoyo a Rhaenyra si esta continuaba con una unión que consideraran incorrecta. Aegon I había tenido dos esposas pero esos eran tiempos distintos, la fé de los Siete era poderosa y no dudarían en presionar a Viserys para que la retirara de la línea de sucesión.

—¿Saben lo que arriesgan?— preguntó preocupada.

—Lo sabemos.— afirmó su hija. —Hemos pensado acerca de esto y nuestra unión no cambiará el hecho de que cumpliremos nuestras obligaciones, daremos herederos a nuestras casas y respetaremos los votos que hicimos... Simplemente agregaremos algo de fuego y sangre a la ecuación.

—¿Lo juran?— fue el turno de Rhaenys de intervenir.

—Lo juramos.— dijeron al unisono.

La ceremonia fue apresurada e íntima, solo el maestre Gerardys, sus madres y un puñado de guardas presenciaron la unión, los vieron beber de la copa, sujetar sus manos y besar sus labios sangrantes en comunión, los tres parecían bastante contentos con el asunto así que las mayores no opinaron a pesar de no estar del todo convencidas, sabían que incluso si prohibían todo eso al final ellos encontrarían la forma de escaparse para ir y tener una boda triple en algún lugar.

Rhaenys partió esa tarde y arrastró a su prima con ella, ninguna de las dos deseaba realmente estar cerca de una triada de jóvenes recién casados llenos de frustración sexual no resulta. Ese día la peli negra intentó hacer que la otra volara también en Meleys pero no lo consiguió, alegando no estar lista para un primer acercamiento tan extremo con los dragones, Rhaenys tuvo que darle la razón en eso y conformarse con dejarla tocar un costado del ala de su bella dragona antes de que ambas abordaran uno de los barcos de Dragonstone.

Esa noche, en la intimidad de su habitación los recién casados lucharon contra sus prendas mientras se turnaban los besos y acariciaban todo a su alcance. Con las manos moviéndose erraricas se subieron a la cama, la boca de Harwin se ocupó de uno de los suaves pechos de la mujer mientras su mano amasaba los firmes glúteos de Laenor y ellos compartían un beso sucio.

Pronto el castaño se encontró recostado sobre las sábanas con los otros dos montando en su cuerpo, Laenor apoyado en sus cuatro extremidades sobre él bajando felizmente para engullir su pene con la boca mientras recibía algunos dedos del castaño dentro de él, Rhaenyra por su parte cabalgaba implacable sobre su rostro con la otra fuerte mano del caballero sujetando su muslo regordete. No fue difícil para ninguno llegar a su primer climax.

Había muchas cosas que deseaban intentar pero cuando se vieron recompuestos cambiaron de posiciones, la joven ahora yacía de espalda a la cama con Laenor entre las piernas y Harwin tras él. No era algo a lo que ninguno estuviera acostumbrado pero el fuego en sus estrañas era más fuerte que la vergüenza así que simplemente se entregaron al momento, escuchando los sonidos sucios de sus cuerpos, coordinando sus movimientos y apretándose unos a otros mientras gritaban en éxtasis.

Los siguientes días fueron más de lo mismo, cualquier superficie sólida era una buena opción, incluso Laenor probó por primera vez comerse a una chica mientras recibía el fuerte pilar de su marido. Cumplieron su promesa y no dejaron que la semilla de Harwin se derramara dentro de la princesa, al menos no por el momento, debían cumplir su deber y darle un herederos legítimos a sus casas. De cualquier manera eso no impidió que vivieran las mejores dos semanas de su vida, dios bendiga la resistencia del quebrantahuesos y la sangre Targaryen.

Para cuando Corlys, Rhaenys y Aemma arribaron en Dragonstone las marcas rojizas y amoratadas que el trio intentó cubrir era una muestra clara del ímpetu en su pasión. La Serpiente Marina ni siquiera pudo terminar su reprimenda adecuadamente sin que la vibrante relajación de su hijo y nuera lo hicieran sentir demasiado incómodo como para seguir mirándolos a los ojos, prefería no pensar en eso muchas gracias.

Antes de que despidiera al dúo de jóvenes que claramente estaba ansioso por buscar a su otro cónyuge, les dio una noticia, Laena y Daemon se habían fugado a las Ciudades Libres dos noches atrás.





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Lo siento pero no lo siento, quiero a Baela y Rhaena.

A Mother's Lulluby Where stories live. Discover now