Capitulo 37

482 48 11
                                    


Kenan

La espalda se me eriza, la transpiración fría recorre mi rostro, esta situación me hace pensar que voy a morir, el dolor es insoportable, jamás creí que podía llegar a sentir esto, mi cuerpo es mi templo, y llevo entrenando años, pero estoy seguro que esto es algo que me es difícil de tolerar.

La mano está a punto de romperse y no creí que alguien pudiera ser capaz de hacerlo y mucho menos la persona que la está tomando.

Soy un hombre fuerte, con uno noventa de altura y un peso de casi unos noventa kilos es prácticamente imposible que puedan derribarme, y ahora por lo que estoy pasando está superando todo nivel.

Los gritos desesperados aturden mis oídos, necesito concentrarme, puedo hacer con lo que sea, este simple dolor no me va a doblegar.

- Ahhhh - un agudo que atraviesa mis tímpanos, y está a nada romper mis dedos por la fuerza.

- ¡Dios! Voy a morir - creo que, si voy a morir, si esto sigue así estoy seguro que lo haré. - Te juro que voy a matarte Kenan, tú me hiciste esto, jamás creí que fuera algo tan doloroso. - está claro, tengo mi sentencia de muerte.

- Cariño tranquila, respi...- no puedo terminar la frase, porque Sophia me acerca a ella con tanta fuera, parece que esta situación le está dando mayor fortaleza.

- No se te ocurra decir respira. Porque no sé cómo, pero conseguiré quitarte la respiración a ti.

Entro en trabajo de parto a mitad de la noche, se supone que sería dentro de una semana, pero al parecer mi bebé quiere salir al mundo antes.

- Pequeña tú puedes hacerlo.

Sus sollozos son lo peor que puedo escuchar me parten el alma, no puedo verla así, su pequeña mano tiene tanta fuerza que está a punto de romper mis dedos. - No, no puedo, quiero que esto termine ya. - una lágrima rueda por su mejilla.

- Eres fuerte pequeña.

- Cállate, esto no estaría pasando de no ser por tu culpa. - sí, los cambios de humor estuvieron presente todo el embarazo, no lo tomo personal, está claro que es por el momento.

- Sophia lo estás haciendo muy bien, ya tienes diez centímetros de dilatación y el bebé está perfectamente encajado, solo un poco más y ya pasará. - Amelia esta lista para recibir a nuestro hijo.

En cuanto la llame avisando lo que pasaba, preparo todo en la clínica privada para recibir a mi primogénito.

- Ahhhhhhhh. - qué más quisiera yo que evitarle este sufrimiento, sus gritos son una tortura para mí. - Solo sácalo por favor.

- Solo un poco más Sophia lo haces perfecto.

- Juro que no volverás a poner otro niño en mi vientre. - lo dice tomándome del cuello, solo asiento para que esté tranquila. Pero eso es algo que no puedo prometer.

- Puedo ver su cabeza, en la próxima contracción puja todo lo que puedas.

- Vamos pequeña. Estoy aquí contigo y hoy conoceremos a nuestro hijo.

Su rostro sudoroso y cubierto de lágrimas me observa. Es una imagen que guardare para siempre, la mujer más valiente es ella. Sé que por esto pasan muchas mujeres, pero para mí ella siempre será la más valiente y mejor de todas.

La veo que se retuerce un poco y parece que viene otra contracción.

- Será mejor que te prepares papá porque estamos a nada de recibirlo.

Un último grito suyo. Y la habitación se llena de un silencio que me altera, para dar paso a un llanto desconsolado que hacen que lágrimas salgan de mis ojos, no creí que lloraría, jamás lo he hecho.

Fallo a mi favorWhere stories live. Discover now