Capítulo 11

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Sophia

Sostengo fuerte su brazo, arrastrándolo atraves de la puerta tiro de él para poder cerrar.

- Pequeña fieresilla que gus....

- Ahórrate las palabras - lo intrerrumpo, estoy tan enojada que lo fulmino con la mirada. - Veo que trabajas aquí también, eso me ahorra tener que buscarte por todo el mundo. - que suerte la mia que sea un trabajador más de aquí.

Me apresuro en encontrar los papeles que gracias al cielo había guardado en mi cartera, es bueno ir preparada todo el tiempo, solo debe firmarlos de una vez.

- Bueno ya que estas aquí, ahorrame todo este trabajo y de una vez firma. - quiero salir de esto lo más pronto posible.

-¿Y que es lo que quieres que firme? - la diversion en su tono y en su expresion me exasperan, intento distraerme un poco y por fin noto que entramos a un cuarto de baño individual.

- Los papeles de divorcio claro - Veo como su cara se transforma, al parecer no se esperaba que le dijera esto, creía que iba a caer rendida a sus pies? Esta muy equivocado.

- ¿Y como estoy seguro que es eso y no alguna clase de poder donde te doy todas mis posesiones? Creo que debo hablar con mi abogado antes. - este tipo tiene la capacidad de sacarme de mis casillas, estoy tan molesta que me arde la cara, se me debe estar notando la arruga en la frente que se forma cuando lo estoy.

- Además - se aproxima tanto que puedo sentir su perfume, dios es en verdad enorme - todavía no tuvimos nuestra noche de bodas, no deberíamos divorciarnos - mi respiracion se vuelve pesada- tengo que hacer que mi mujer llegue a tener tantos orgasmos que pierda la conciencia - siento como choco contra él, y soy aprisionada contra la pared.

- Que clase de esposo sería si no cumplo con sus deseos. - un calor invade mi cara, siento que la respiracion me falta, no puedo creer la humedad entre mis piernas. Que me hace este hombre.

Intento tomar el mayor oxígeno que puedo, esta tan cerca que mis labios chocan en su cuello.

- No hagas eso pequeña, que podría tomarte aquí y ahora, sin que me importe nada. - estoy en un total transe, la conciencia se me fue, jamas habia sentido algo como esto.

Toma una de mis piernas y la levanta, presionando su miembro contra mi, un gemido se me escapa y es cuando me levanta y hace que envuelva mis piernas en su cadera, me besa hambriento, salvaje, un beso como el de las Vegas, no puedo contenerme más y también me prendo de su cuello, tiene una mano en mi trasero y la otra en mi cuello, de manera posesiva me presiona y siento como se frota haciéndome gemir nuevamente, estoy en un extasis total, siento demasiada humedad, esto es tan exitante, quisiera que haga más, que me toque más.

Sus besos en mi escote me están volviendo loca, debo de estarlo realmente para permitir que esto pase, pero es que con Travis jamás se sintió así.

- Si no me detienes ahora voy a seguir hasta que grites tan fuerte mi nombre que todo el maldito edificio sepa que estoy follando duro a mi mujer.

Esas palabras me hace volver a la realidad, ¿en que mierda estoy pensando, dejar que me bese y me haga lo que quiera? ¿Esta realmente soy yo? Que tiene este hombre que hace que me comporte de esta manera.

Me muevo entre sus brazos queriendo que me ponga en el piso, pero en cuanto toco suelo firme, mis piernas me traicionan, y vuelve a sostenerme, estoy tan exitada que puedo sentir la humedad correr, debo cambiarme las bragas.

- No soy tu mujer maldito cavernicola. - trato de acomodar mi ropa lo mejor que puedo.

- Oh, ya eres mi esposa, y si no es por que soy un caballero, estabas a nada de ser mi mujer, y créeme una vez que pruebes esto - toma mi mano y puedo sentir la dureza de su miembro - jamás volverás a decir que no eres mi mujer.

Fallo a mi favorWhere stories live. Discover now