Capitulo 4

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Kenan Herzog

Doy un último golpe al saco de boxeo, para luego pararlo con ambas manos, en lo que entra Henry, mi mejor amigo y colega en la empresa de la que soy dueño, una que se dedica a la producción y explotación de petróleo; seco el sudor de mi cuerpo con una toalla y bebo de la botella que había traído conmigo previamente, todo observando como se aproxima donde estoy.

- Dime que lo conseguiste de una jodida vez - es lo primero que suelto - Por que juro que voy a despedirte si no es así.

- Primero que nada Hola - ese comentario me hace perder la paciencia - Segundo, no, pero la buena noticia es que conseguí que extiendan el plazo de negociación.

El dolor de cabeza que estaba teniendo antes y a duras penas conseguí calmar vuelve, esto no es lo que yo estaba buscando, no puede ser que ningún maldito abogado pueda conseguir lo que estoy pidiendo.

- Por que no lo haces tú? - suelta, como su esa fuera la mejor idea y solución.

- Por que para eso te pago y al maldito equipo de abogados que forman parte del staff de mi maldito padre. - es claro que mi paciencia está en su límite, es que nadie puede hacer las cosas bien?

No es muy difícil lo que deben hacer, solo tienen que conseguir que firmen un contrato por los próximos diez años con la compañía que está a cargo en este momento de la explotación, donde nos seden los derechos de la misma, asegurando así la correcta conservación y el mejor cuidado ambiental, teniendo un beneficio 70/30, a favor nuestro claro, pero ellos tienen que pensar que están en banca rota, no van a conseguir mejor oferta que esta.

Podría hacerme cargo yo, esta más que claro que soy el mejor, pero si quisiera ejercer algo de leyes, estaría trabajando con mi maldito padre y no siendo el dueño de mi propia empresa, pero eso es algo que no va a suceder.

- Es más que evidente que todos son una manga de inútiles, se supone que estudiaron en las mejores universidades, necesito alguien que sea un maldito tiburón, que no se deje intimidar. Es tan difícil de conseguir eso?

- Oh vamos - hace el intento de tocarme, y lo fulmino con la mirada, sabe bien que no me gusta que invadan mi espacio y mucho menos toquen sin mi consentimiento, es una maldita mania que tengo desde siempre, pero se intensificó más desde esa vez, dicen que es un TOC, no me molesta para nada, ya que me sirve de excusa para evitar a quienes me molestan.

- Si aprecias tu vida y tu trabajo, será mejor que no se te ocurra tocarme, siquiera lo pienses.

Se da media vuelta y sienta en uno de los sillones que hay en mi gimnasio personal, levantando los pies sobre una pequeña mesa que hay en frente.

- Tengo la solución perfecta para que puedas relajarte y quitar un poco de estrés.

- Baja tus malditos pies de mi mesa. - pateo sus piernas.

Vuelvo a beber un poco más de agua.
- No pienso acostarme con ninguna mujer, si esa es tu brillante idea- no me mal interpreten, soy suficientemente capaz de acostarme con la mujer que yo quiera, es solo que no estoy de humor, y que sus ideas no siempre terminan bien.

- Oh es mucho mejor que eso, mi querido muñeco Ken - ese apodo que insiste en usar, lo aborrezco, mi nombre es digno de ser pronunciado junto con mi apellido. Es tan digno, que el que este imbecil lo reduzca a esa mierda de apodo me hace querer matarlo y arrojar sus restos en algún lugar donde nadie pueda encontrarlo.

- No tengo tiempo para tus estupideces, mueve tu maldito trasero y consigue ese contrato para el lunes - bramo, empujándolo del sillón, mis ánimos de aguantar sus tonterías se fueron en cuanto entró.

Fallo a mi favorWhere stories live. Discover now