I-7

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Al no ver razón alguna para cooperar con esa orden, Kook se alzó sobre sus pies.

Tuvo un efecto interesante en el guardia, que se detuvo en seco y giró su vista hacia TaeHyung, en busca de más instrucciones. Jong-hyun también estaba en la habitación, y en la puerta permanecían los dos guardias que estaban vigilando.

El Heredero entrecerró los ojos ante el problema, pero no ofreció ninguna solución inmediata.

Kook sugirió: —Deberías traer más hombres.

Detrás de él estaban esparcidos los cojines y las sábanas de seda arrugadas, y arrastrándose por el suelo estaba la única cadena enganchada a su puño. Que no fue impedimento para el movimiento en absoluto.

—Estás realmente cortejando al peligro esta noche —comentó TaeHyung.

— ¿Lo estoy? Pensé que estaba apelando a tu mejor naturaleza. Ordenar el castigo que te place desde la cobarde distancia más allá de la longitud de la cadena. Tú y Govart son de la misma clase.

No fue el Príncipe sino el guardia el que reaccionó, el acero resplandeció fuera de la vaina.

—Vigila tu boca.

Llevaba librea, no armadura. La amenaza era insignificante. Kook miró su espada desenvainada con desprecio.

—Tú no eres mejor. Viste lo que estaba haciendo Govart. No hiciste nada para detenerle.

TaeHyung alzó una mano, deteniendo al furioso guardia antes de que pudiera dar un paso hacia adelante.

— ¿Qué era lo que estaba haciendo? —dijo TaeHyung.

El guardia retrocedió un poco y se encogió de hombros.

—Violar a uno de los esclavos.

Hubo una pausa, pero si TaeHyung se vio afectado por esas palabras, no lo mostró en su cara. El Príncipe trasladó su mirada hacia Kook y le habló amablemente.

— ¿Eso fue incómodo para ti? Te recuerdo tomándote libertades con tus manos, no hace tanto tiempo.

—Eso fue... — Kook se sonrojó. Quería negar que hubiera hecho algo por el estilo, pero recordaba de manera inequívoca que lo hizo. —Lo juro, Govart hizo mucho más que simplemente disfrutar de la vista.

—A un esclavo —indicó TaeHyung—. La Guardia del Príncipe no interfiere con la de la Regencia. Govart puede meter la polla en cualquier cosa que mi tío apruebe.

Kook hizo un sonido de asco.

— ¿Con tu bendición?

— ¿Por qué no? —dijo TaeHyung. Su voz era melosa. — Ciertamente tenía mi bendición para follarte, pero resultó que prefirió recibir un golpe en la cabeza. Decepcionante, pero no me puedo quejar de su gusto. Por otra parte, tal vez si te hubieras entregado en la arena Govart no habría estado tan caliente como para meterla en tu amigo.

Kook habló.

—Esto no es un truco de tu tío. Yo no recibo órdenes de hombres como Govart. Te estás equivocando.

—Equivocado —dijo TaeHyung—. ¡Qué suerte tengo de tener sirvientes que me muestren mis defectos! ¿Qué te hace pensar que voy a tolerar algo como esto, aun si creyera que lo que estás diciendo es verdad?

—Debido a que puedes poner fin a esta conversación en cualquier momento que te plazca.

Con tanto en juego, Kook estaba cansado de cierto tipo de intercambios; del tipo que TaeHyung favorecía y disfrutaba, y en los que era bueno. Juegos de palabras sin razón, discursos taimados. Ninguno de ellos tenía algún significado.

Cautivo "KookV"Where stories live. Discover now