❧ VI. 6

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Mientras Minhyung consideraba la pregunta, su mente se llenaba de imágenes y posibilidades que antes se habían mantenido ocultas en las sombras del mañana incierto e irrelevante. Pero a medida que reflexionaba sobre las palabras del menor, una sensación de optimismo y esperanza comenzó a florecer en su interior, como una semilla que germinaba en el suelo fértil de su corazón.

—¿El futuro? —repitió—. Bueno... ya sabes que yo nunca he sido bueno para pensar en lo que vendrá después.

Minseok rió suavemente, acariciando la mejilla del mayor con la punta de los dedos.

—Lo sé, pero eso es lo que me encanta de ti, Minhyung. Eres un hombre de acción, siempre viviendo el momento presente. Pero también creo que pensar en el futuro puede ser emocionante. Imagina todas las cosas maravillosas que podríamos hacer juntos.

El mayor dejó escapar una pequeña risa, sus ojos brillando con diversión mientras miraba al menor.

—Bueno, si tú lo dices, entonces supongo que puedo intentarlo. ¿Qué tienes en mente, Minseok?

El menor se acomodó aún más contra el mayor, sumergiéndose en la comodidad de su abrazo mientras compartían sus sueños y esperanzas para el futuro. Hablaron de graduarse de la universidad, de viajar juntos por el mundo, de adoptar una mascota y construir una vida llena de amor y aventuras. Minseok compartió su entusiasmo por su carrera en psicología, hablando apasionadamente como tantas otras veces sobre su deseo de ayudar a los demás a encontrar la felicidad y el significado en sus vidas. Minhyung escuchó atentamente, admirando la dedicación y la determinación del menor, y prometió apoyarlo en todo lo que hiciera falta.

Conforme seguían hablando, el sol alcanzaba su cenit en el cielo, arrojando una luz dorada sobre el jardín de rosas y pintando el mundo con tonos cálidos y vibrantes. Minseok se encontraba completamente absorto en la visión del futuro que compartía con Minhyung, su corazón lleno de ilusión y emoción por las posibilidades que les esperaban. El mayor, por su parte, escuchaba cada palabra de Minseok con atención, dejando que su corazón se llenara de la misma esperanza y entusiasmo que irradiaba el menor. A medida que compartían sus sueños y aspiraciones, el mundo parecía brillar con una luz más brillante, como si el futuro estuviera a su alcance y todo fuera posible mientras estuvieran juntos.

Minhyung se encontró incapaz de resistir el impulso de acercarse aún más a Minseok, de perderse en la calidez vivificante de su presencia. Deslizó su mano con ternura por la espalda del menor, sintiendo la blandura de su piel bajo sus dedos mientras lo atraía hacia sí con delicadeza.

Minseok se dejó llevar por el suave tirón de Minhyung, permitiendo que el mayor lo acercara hasta que sus cuerpos estuvieron tan cerca que podían sentir el calor que emanaba el uno del otro. Sus corazones latían al unísono, una sinfonía de emociones y deseos que los unía en un lazo irrompible.

Los labios de Minhyung rozaron los del menor con una suavidad exquisita, como pétalos de rosa acariciando la piel. Fue un beso lento y tierno, cargado de cariño y devoción, como si cada roce fuera una promesa susurrada al viento. Minseok respondió al beso con la misma ternura, dejando que sus labios se fundieran en un dulce encuentro que los transportó a un lugar donde solo existían ellos dos, unidos en un vínculo etéreo que trascendía el tiempo y el espacio.

El beso se prolongó, una danza delicada de labios y suspiros que envolvía sus sentidos en una neblina de placer y éxtasis. Minseok sintió cómo el corazón latía con fuerza en su pecho, como si estuviera a punto de explotar con la intensidad de sus sentimientos por Minhyung. Cada beso era una caricia en su alma, un recordatorio constante de que estaban destinados a estar juntos, contra viento y marea.

Los susurros de los rosales en flor se mezclaban con el susurro suave de sus labios colisionando, creando una melodía afectuosa que llenaba el aire a su alrededor. Minhyung rodeó la cintura de Minseok con los brazos, sosteniéndolo con firmeza mientras profundizaban el beso con pasión y deseo. Sus cuerpos se fundieron en un abrazo apretado, cada contacto electrificante y embriagador, como si estuvieran ardiendo en un fuego que solo podía ser apagado por la ternura del otro.

ROSE ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora