En el jardín de la bulliciosa Seúl, donde los sueños de Minseok florecen como pétalos de rosa, su anhelada beca en la prestigiosa universidad ROSE revela un oscuro enigma. Mientras se sumerge en su nueva y emocionante vida universitaria, su gran adm...
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En su viaje, la rosa recién desplegada danzaba con la brisa que acariciaba sus pétalos. Encontró la primera prueba en la suave caricia de los vientos errantes, que susurraban antiguas melodías y tejían historias invisibles en torno a sus espinas recién formadas. Pese a que estas ráfagas eran sutiles, la rosa notó que cada viento sutilmente modelaba su ser, moldeando su fortaleza y perseverancia.
Los rayos del sol acariciaban sus delicados pétalos, regalándole la energía vital necesaria para enfrentar los desafíos que aguardaban. No obstante, la naturaleza caprichosa del destino pronto la condujo a sequías breves, donde el sol se escondía y las lágrimas del cielo no alcanzaban a tocarla. Aunque breves, estos momentos de desafío le enseñaron la importancia de la paciencia y la resistencia.
Y mientras avanzaba, la rosa se encontró con otras flores en el camino. Cada una, con sus colores y fragancias únicas, compartía sus historias y experiencias. En este intercambio, la rosa aprendió a comprender la diversidad de emociones que albergaba el vasto jardín de la existencia.
Pero, en la penumbra de la noche, cuando la luna teñía el mundo de misterio, las rosas más hermosas enfrentaban peligros más graves. Un susurro en la oscuridad advertía que, si bien su belleza era un regalo para el mundo, también atraía sombras envidiosas. Las rosas más hermosas eran las primeras en ser descubiertas por aquellos que buscaban la perfección efímera. La pureza misma que las hacía especiales también las convertía en blancos tentadores.
La rosa continuaba su viaje con inocencia y optimismo, ajena a la realidad que aguardaba más adelante donde algunas de sus compañeras eran arrancadas. Su fragancia aún impregnaba el aire, llevando consigo la promesa de momentos felices. Aún así, mientras avanzaba, el jardín místico se tornaba más oscuro, y sus guardianes observaban con pesar y esperanza, sabiendo que el verdadero desafío aún estaba por llegar. La rosa, con cada pétalo lleno de pureza, continuaba su camino, sin sospechar que su destino estaba entrelazado con los hilos más oscuros del misterio.
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