❧ VI. 1

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Aquella noche, mientras el mundo dormía, Minhyung yacía despierto en su cama, incapaz de conciliar el sueño. El peso de la tragedia se apoderaba de él, sumiéndolo en una profunda melancolía que ahora, lejos de la mirada del menor, podía experimentar libremente. Había pasado por muchísimas noches de insomnio en su vida, pero esta era diferente. 

Dongsoo había sido más que un amigo para él; había sido un confidente, un compañero de aventuras y, en muchos aspectos, una parte esencial de su vida en el campus. Su muerte había dejado un vacío inmenso en el corazón de Minhyung que no podía llenar. Cada vez que cerraba los ojos, veía la imagen de su amigo colgado en esa habitación oscura, con una rosa en lugar de su corazón, y el horror lo invadía una vez más.

Pero más allá del dolor por la pérdida del castaño, algo más lo mantenía despierto en medio de la noche oscura y silenciosa. Era una sensación extraña, desconocida para él hasta ese momento: el miedo.

Minhyung siempre se había considerado a sí mismo como una persona intrépida, alguien que no temía ni daba importancia al futuro ni a lo desconocido. Sin embargo, en ese momento, se dio cuenta de que había algo que lo llenaba de una ansiedad inmensa, algo que lo mantenía despierto y alerta mientras el resto del mundo dormía en paz.

Y ese algo no era otro que la idea de perder a Minseok.

Desde que conoció al menor, algo había cambiado en él. El brillo en sus ojos, su risa contagiosa, su positividad inquebrantable y su manera de ver el mundo color de rosa; todo eso había despertado algo dentro de Minhyung que no sabía que existía. Antes, pensar en el futuro le parecía absurdo, una pérdida de tiempo cuando nada estaba garantizado. Pero ahora, encontrarse pensando en un futuro a lado de Minseok no solo parecía posible y agradable, sino algo por lo que valía la pena luchar.

Y ahí radicaba su miedo. Miedo a perder a Minseok, a que algo le sucediera en medio de todo este caos y peligro que los rodeaba. Miedo a no ser capaz de protegerlo, de mantenerlo a salvo en un entorno lleno de amenazas y sufrimiento. Por primera vez en mucho tiempo, Minhyung se sentía vulnerable, frágil ante la idea de perder a la persona que más quería en este mundo.

Con el peso de esa revelación asentándose en su pecho, el chico se encontraba en una encrucijada. Por un lado, sabía que infiltrarse en la casa de Sanghyeok era la única manera de obtener pruebas concretas que los ayudaran a incriminar al profesor y detenerlo antes de que causara más daño. Por otro lado, el miedo a lo desconocido y la preocupación por la seguridad de Minseok lo paralizaban, haciéndole dudar de sus propias habilidades y decisiones.

Cerró los ojos con fuerza, sintiendo un nudo en la garganta mientras luchaba contra sus propios demonios internos. ¿Podría enfrentarse a Sanghyeok y salir ileso? ¿Sería capaz de proteger a Minseok si las cosas se ponían peligrosas? Las preguntas giraban en su mente, alimentando sus temores y haciendo que su corazón latiera con fuerza en su pecho.

A pesar de la incertidumbre y el miedo que lo atenazaban, Minhyung sabía que no podía permitir que esas dudas lo paralizaran. Respiró profundamente, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón mientras se obligaba a enfrentar la situación con determinación y valentía. Después de todo, tenía a Minseok a su lado. El menor confiaba en él, lo miraba con admiración y dependía de él para encontrar justicia por las muertes. No podía defraudarlo, no podía dejar que el miedo dictara sus acciones y los llevara a la inacción.

Decidido a superar sus propios temores, se obligó a enfocarse en el plan que habían ideado. Sabía que no sería fácil infiltrarse en la casa de Sanghyeok, pero tampoco podían darse el lujo de esperar a que la policía encontrara pruebas suficientes para arrestarlo, si es que siquiera lo hacían algún día. Tenían que actuar, tenían que hacerlo rápido y con precisión.

ROSE ;; Keria x GumayusiWhere stories live. Discover now