❧ VI. 4

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La oscuridad de la noche envolvía el campus universitario mientras Minhyung y Minseok caminaban juntos, compartiendo un momento de alivio y complicidad después de la angustiante experiencia en la mansión de Sanghyeok. A pesar del cansancio que pesaba en sus cuerpos y la tensión que aún los rodeaba, el simple acto de estar juntos les brindaba consuelo y fuerza para enfrentar lo que sea que el destino les tuviera preparado.

Las luces parpadeantes de las farolas iluminaban el sendero que se extendía ante ellos, mientras el susurro suave de la brisa nocturna acariciaba sus rostros fatigados. A su alrededor, el campus parecía estar sumido en un sueño profundo, sus edificios silenciosos y sus calles desiertas como si estuvieran esperando el amanecer para cobrar vida una vez más.

Juntos caminaban en silencio, sus pasos acompasados resonaban en la quietud de la noche. A medida que se acercaban al campus, el joven ayudante sentía el peso de la fatiga y el dolor comenzar a hacerse más evidentes en su cuerpo. Las heridas causadas por las espinas se habían vuelto más dolorosas y, por alguna razón, la sangre que manaba de sus manos no cesaba, tiñendo sus ropas de un rojo oscuro que contrastaba con la blancura de la luna que se alzaba en el cielo. Minseok, notando el malestar en el rostro del mayor detuvo su paso.

—Minhyung, ¿estás bien? Tus manos...

El mayor le dedicó una sonrisa cansada pero cálida, como de costumbre.

—Estoy bien, Minseok. Solo son unas cuantas heridas de las espinas, nada grave.

Sin embargo, el menor podía ver a través de la máscara de valentía de Minhyung. Sabía que el otro estaba sufriendo, tanto física como emocionalmente, y deseaba poder aliviar su dolor de alguna manera. Con determinación en sus ojos, Minseok sacó un pañuelo de su bolsillo y comenzó a envolver con cuidado las manos de Minhyung, intentando detener la sangre y protegiendo las heridas del aire frío de la noche.

Minhyung miró al menor con gratitud mientras este envolvía torpemente sus manos con el pañuelo, sintiendo un cálido cosquilleo en el corazón por el gesto de cuidado y preocupación. Aunque las heridas seguían doliendo, el simple contacto de las manos de Minseok sobre las suyas le brindaba un alivio inmenso, como si el cariño y la ternura del menor tuvieran el poder de sanar incluso las heridas más profundas.

—Gracias, Minseok. Eres demasiado bueno conmigo. 

Minseok sonrió suavemente, sus ojos brillando con afecto mientras continuaba cuidando de las manos heridas de su compañero. Para él, no había lugar en el mundo donde preferiría estar en ese momento que junto a Minhyung, compartiendo su dolor y su alegría, sus miedos y sus esperanzas.

Continuaron su camino, compartiendo pequeños momentos de afecto mientras la noche envolvía sus cuerpos en su manto oscuro. Conforme se acercaban a sus respectivos dormitorios, el corazón del menor se llenó de un dolor dulce al darse cuenta de que pronto tendrían que separarse, al menos temporalmente.

Al llegar a los dormitorios, Minhyung se detuvo frente a la puerta de la habitación Minseok, sintiendo el peso del cansancio y la preocupación aplastarlo. Sin embargo, sabía que tenía que asegurarse de que el menor estuviera a salvo antes de poder descansar él mismo.

—Aquí es donde nos separamos por ahora —dijo con voz suave, mirando al otro con una mezcla de cariño y pesar. Con un gesto suave, acarició la mejilla de Minseok con el dorso de su mano, sintiendo el calor reconfortante de su piel bajo su tacto. Durante un momento, se quedaron así, perdidos en el brillo mutuo de sus miradas, antes de que el deber y la realidad los llamaran de vuelta.

Minseok suspiró, anhelando prolongar ese momento de intimidad, pero sabiendo que debían separarse por ahora.

—Te veré mañana, ¿verdad? 

ROSE ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora