Good Old‐Fashioned Lover Boy

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Puedo atenuar las luces y cantarte canciones llenas de cosas tristes
Podemos hacer el tango, sólo para dos.
Puedo dar una serenata y tocar suavemente las cuerdas de tu corazón.
Sé tu Valentino, solo para ti
Ooh, amor, ooh, chico amante
Queen

Diciembre había llegado con su época festiva y demasiado feliz aunque Nathan no compartía esa misma alegría.

Y era una cuestión bastante tonta e imposible de detener, ¿quien ignoraba que está a punto de cumplir la mayoría de edad? Nadie lo sabía perfectamente porque todo el mundo se lo está recordando y preguntando qué hará para esa celebración.

—No estás de buen humor —señaló Crouch una mañana en el Gran comedor—. Puedo verlo, ¿Potter no está siendo de ayuda?

—¿De qué hablas? —replicó Nathan seriamente, dejó la taza en la mesa para mirar al castaño fijamente—. Estoy bien.

—Tu cara dice que no te están complaciendo en lo absoluto —contestó Crouch bajo la tos de Charlotte que se había ahogado con su comida—. Puedes pedirle una mano a Black, que está más que dispuesto a ayudarte; incluso Charlotte...

—Cállate —interrumpió Charlotte en tono ahogado, tenía las mejillas sonrojadas—. No me metas en sus burlas.

—Es broma —aseguró Crouch sonriendo divertido—. Vamos, Nathan dime que te sucede.

—No me sucede nada, estoy bien.

—Mañana es tu cumpleaños —dijo Crouch insistente—. Debes de estar feliz y muy entusiasta con algún regalo que Potter quiera darte. Estoy seguro que su regalo es él...

—Por favor —volvió a interrumpir Charlotte con desespero—. Aquí no hablen de esos temas.

De las pocas veces, Nathan estaba de acuerdo con Charlotte. A pesar de siempre ser un caradura, podía sentir como sus orejas se enrojecen ante las insinuaciones de Crouch, aunque nunca fue directo con ese tema, sus amigos ya lo habían predicho al verlo muy contento después de ese día.

Quería golpear a Crouch por hacer que las miradas de todos se posaron en ellos, no quería atraer más sospechas de todos los presentes.

Para todos los estudiantes, Nathan y James son sólo buenos amigos. Los mejores amigos. Y habrá un momento adecuado en donde Nathan le importara poco la opinión de cierto grupo en específico que lo miran intensamente desde la lejana mesa, pero por ahora, su única preocupación es que los padres de Nathan  estén de acuerdo con su relación. Con la aprobación de ellos, la opinión de todos le vale un comino.

—Que sensible eres, Charlotte —dijo Crouch en una mueca—. Pero como te gusta hablar sobre lo bueno que es el profesor de Aritmancia.

—¿Cómo sabes eso? —replicó Charlotte con el rostro nuevamente colorado.

—Yo tengo ojos y oídos en todas partes —respondió en tono misterioso.

Charlotte solo bufó y siguió comiendo, mientras que Nathan volvió a recuperarse de la vergüenza.

—Mira, Barty, no me entusiasma mi cumpleaños porque mi familia hará su tonta fiesta para presentarnos al mundo mágico —expresó Nathan con desagrado—. Y lo menos que quiero es ver a los conocidos alemanes y búlgaros de mi padre.

—Como si no supieras el idioma —replicó Barty, luego sonrió con una idea—. Mi padre asistirá y eso conlleva a que yo también lo haga, aprovecha la ocasión para presentarme a una prima tuya.

—Lo haré y dime si consigues comprender una sola palabra que dirá.

Barty rodó los ojos.

—Me enteré que Weasley y Potter también fueron invitados —señaló Crouch en un tono que no le gustó absolutamente a Nathan—. ¿Vas a asistir, Charlotte?

CHANGES | James PotterWhere stories live. Discover now