Mamma Mia

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"Me has engañado desde no sé cuando.
Así que tomé una decisión, debe llegar a su fin.
Mírame ahora, ¿alguna vez aprenderé?
No sé cómo, pero de repente pierdo el control".
ABBA

Por un momento, James pensó que la mañana sería como cualquier otra; sin embargo, mientras caminaba por los largos pasillos, interrumpido por el chillido de una lechuza, no pudo evitar reír al pensarlo.

La lechuza parda le picoteó la cabeza y dejó caer una carta sobre el azabache sin cuidado antes de aletear con elegancia y desaparecer.

James la vio alejarse sin reconocerla. No era de su familia ni de algún amigo cercano, así que se preguntó: ¿de quién era?

La única manera de averiguarlo era leer la carta, pero sentía un leve temor. Sabía que algunas bromas en forma de carta podían ser explosivas, gritar, quemarse, o incluso lanzar pintura y transformarse en animales para perseguir a su destinatario durante horas. Aunque muchas de esas bromas eran divertidas, no quería arriesgarse a terminar con el cabello de otro color o con las manos magulladas.

Con gran suspicacia, sacó su varita y se ajustó los lentes. Si iba a defenderse, debía ver bien.

Dejó la carta, que tenía un color rojizo pálido, en el suelo y dio un par de pasos hacia atrás con cierto grado de temor.

—Specialis Revelio—murmuró, apuntando al sobre.

De su varita salió una luz rápida contra la carta. James esperó algún cambio, pero no ocurrió nada.

Todo parecía estar en orden.

A pesar de eso, seguía sintiéndose inseguro, así que lanzó el hechizo varias veces más, variando la intensidad y recordando algunos consejos de Remus.

Creyó que eso era suficiente. Con tranquilidad, tomó el sobre y lo abrió con cuidado, tratando de evitar avergonzarse más y enfrentándose a la verdadera razón detrás de la carta.

El castigo.

Habían pasado solo un par de días, y ya tenía el horario para cumplir con la sanción impuesta.

Estimado Sr. Potter:

Espero que tenga una excelente semana y me dirijo a usted para comunicarle que, a partir de la semana siguiente, comenzará su castigo junto con el Sr. Jung. Este se extenderá hasta la semana de exámenes para que pueda tener tiempo para estudiar.

Adjunto el horario y el tiempo que será necesario para la ayuda requerida.

Espero su responsabilidad y reflexión respecto a sus errores.

Minerva McGonagall

Arrugó la hoja sin destruirla, la guardó en su bolsillo y continuó su camino.

Solo fue una simple broma. James había hecho cosas peores y lo admitía con firmeza. Esa broma en la clase de pociones había sido sencilla, aunque improvisada. La gran diferencia era que había sido atrapado y observado por todos. Pensaba que cumplir más de dos semanas de castigo era una exageración.

Sin embargo, el disgusto iba más allá de cumplir un simple castigo. Si Sirius hubiera estado involucrado, la situación habría sido más tolerable, ya que no se sentiría incómodo; pero la compañía de un Ravenclaw no era lo mismo.

El odio que irradiaba Nathan era sofocante, pero también estimulante para James. La simple presencia del rubio despertaba su interés y desagrado al mismo tiempo.

No entendía la razón verdadera, y aunque lo había pensado mucho, le parecía tonto. La atención que Nathan atraía también atrapaba a James y a todos en la escuela: mayores y menores.

CHANGES¹ | James PotterWhere stories live. Discover now