Now and Then

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"Y de vez en cuando
Si tenemos que empezar de nuevo
Bueno, lo sabremos sin duda
Que te amaré"
The Beatles

Después de esa interacción, James sintió una nueva "vibra" en Nathan.

Sabía que sonaba demasiado peculiar, pero era extraño y muy difícil de entender, al igual que de explicar.

En pocas palabras: ya dejó de parecerle insoportable. Y eso era lo peor de todo. A la difícil explicación se le añadía que ya no le molestaba su presencia.

A las dos semanas siguientes que se tenían que reencontrar, Nathan dejó de lanzarle miradas amargas para quedarse solo en la indiferencia y la educación.

Un nuevo nivel que no solía tener.

Existían momentos en los que James esperaba sentir punzadas en la nuca o, cuando le golpeaban los hombros, oír murmullos en un idioma que no entendía. Todo había cambiado. Posiblemente para bien.

Creía que el hecho de haberse disculpado tenía todo el peso de la culpa. En su vida, o de las veces que hacía alguna clase de broma, nunca había tenido necesidad de disculparse.

«¿Para qué?» Esa era la pregunta que siempre se hacía.

Las bromas eran para divertirse y desestresar la mente de toda la presión estudiantil. Algo para pasar el rato y alegrar el alma. Nada le generaba arrepentimiento.

A excepción de aquella vez.

Era la primera vez que en su boca habían salido aquellas palabras sin sentido. Nunca le había dado esa orden, pero el inconsciente salió.

Y lo peor de todo es que se sintió bien.

La incomodidad de su mente, que siempre había sobrepasado a causa de esa situación, le dio un respiro que nunca había experimentado y que le gustó. No había rato en el que no pensara en el rostro incómodo y algo acongojado que Nathan mostró a la profesora McGonagall. Esta, sin interesarse, no escuchó sus palabras y los castigó a los dos.

Por un momento, no le importó, hasta que la insistencia de recordar lo fastidió.

Sin embargo, ahora que había dicho esas simples palabras, estaba tranquilo. Incómodamente tranquilo.

Pero ahora su único problema era el castigo establecido y que esa disculpa no lo sacara de esa situación.

—Bueno, no son ni las cinco de la tarde y la biblioteca ya está empolvada —murmuró James molesto.

—Son muchos libros y mucha gente entra aquí —respondió Nathan.

James se estremeció al oír la voz de Nathan responder a sus palabras que iban dirigidas especialmente a él.

Intentó fingir estar de acuerdo, aunque el torbellino de incomprensión revoloteaba en su mente.

—Son demasiados libros. ¿A quién demonios le gusta la Aritmancia? —continuó recogiendo uno de los libros que estaban en la mesa.

—A quienes tomaron esa optativa.

James se bufó divertido.

Se adelantaron hasta los estantes más profundos, donde los libros se veían cada vez más viejos y empolvados. James empezó a limpiar y a ordenar los libros. Se inclinó para tomar un libro de encantamientos y abrió la primera página.

Eran clases básicas de primer año. Todo eso ya lo sabía, y le generó un par de recuerdos sobre ello.

Cuando lo cerró y fue en busca de Nathan, se dio cuenta de que estaba solo.

CHANGES¹ | James PotterOù les histoires vivent. Découvrez maintenant