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Finalmente, salgo del automóvil de Jay, quien me ha traído a casa junto con Dinah. La noche está envuelta en un manto de misterio.
Observo a Travis, parado junto a su auto estacionado. Aunque no le he respondido el mensaje, él está aquí como si lo hubiera hecho. El aire está cargado de expectación y silencio, como si el universo también estuviera esperando.
Este es el momento. La oportunidad de que él exprese todo lo que tiene guardado para decirme. Me acerco a él con lentitud, detallándolo. Su atuendo es diferente, casual, lleva unos pantalones oscuros, una camiseta azul que resalta sus músculos. Su cabello está peinado, rebelde pero cuidadosamente despeinado.
Pero lo que realmente cambia es su camisa. Está un poco desabrochada, revelando un rastro de piel pálida. Esa pequeña abertura es como un imán para mis ojos, y mi mente se llena de imágenes prohibidas. Travis siempre ha tenido ese efecto en mí, una mezcla de deseo y peligro.
Me pregunto qué dirá. ¿Me confesará todo? ¿O simplemente dará su versión? No puedo evitarlo, mi corazón late con fuerza mientras me acerco a él.
Travis levanta la mirada cuando me acerco. Sus ojos oscuros me atraviesan, y puedo ver la tormenta de emociones que lucha dentro de él. No dice nada, pero su expresión lo dice todo. Hay deseo, anhelo y algo más profundo, algo que no puedo nombrar por ahora.
Y yo, atrapada en este momento, me pregunto si debería dar un paso atrás o lanzarme de cabeza al abismo. Porque una cosa es segura, esta noche, bajo la luna y con su camisa un poco desabrochada, enloqueceré una vez más por él.
—¿Cómo la pasaste?—Me pregunta.
—Bien.—Le contesto con media sonrisa.—Me he encontrado con la señora Darline, me ha invitado un café por la mañana.—Le comento. Sus ojos muestran tristeza.
—¿Le has hablado de nosotros?—Me pregunta frunciendo el ceño.
—No, no...—Hago pausa.—No es mi deber. El no dice nada y así que decido con todo el dolor de mi alma darme la vuelta para dejarlo solo y entrar a casa.
—¿Tienes tiempo para escucharme?—Me pregunta. Suficiente.
Antes de entrar me detengo sin girarme y es donde me vuelvo a preguntar. ¿Realmente habrá hecho las cosas bien conmigo?
—Hazlo.—Le pido girándome y viéndolo.
—Reconozco que me equivoqué, y entiendo que te haya molestado y actuado así, quizás por no ser sincero.—Murmura.—Desde que tomé la decisión de estar contigo no he vuelto a buscar ni a estar con alguien más...—Le interrumpo.
—Tomaste la decisión... ¿Cuando? ¿En nuestro primer viaje?
—No, no pienses así. Desde que te conocí me pareciste una mujer tierna y dulce, de buen corazón.—Añade.—Desde el primer momento que estuve contigo, supe que eras tú... la mujer que quiero para mi vida. Lo que yo haya hecho antes de ti o antes de iniciar lo que tenemos ya no importa, Jayden te quiero a ti.—Expresa.
