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Despierto gracias a la energía emitida por el sol. Estoy en una habitación que no es mía, sola en la cama y con una pijama que tampoco es mía. Travis fue por mi al club en la noche, recuerdo perfectamente todo a pesar de estar ebria. No quiero que piense que suelo hacerlo todo el tiempo, porque me ha visto dos veces y haciendo el ridículo.
Veo mi vestido en el diván cerca de la cama, me levanto y me quito la pijama para colocarme el vestido y salir de la habitación.
Travis está en la cocina tomando un sorbo de agua, lleva un atuendo deportivo oscuro. Al verme me dedica una media sonrisa.
—Buenos días, ¿Cómo te sientes?—Me pregunta terminando de tomar agua y acercándose a mi.
—Estoy bien.—Le contesto llevando un mechón de mí cabello detrás de la oreja.—No suelo tomar alcohol, no quiero que pienses que soy una loca alcohólica.—Murmuro casi en susurro.
—Eso lo sé.—Su mirada me da confianza y seguridad. ¿Que sabe y cómo lo sabe?
—Esto no está bien, no me siento bien ya estar contigo.—Le confieso. Estoy cansada de que me ignore y me bese cuando él quiera.
—Ah si?—Su mirada es dominante.
—Si Travis, recuerdo todo lo de anoche y aún así preferiste no hablarme y dejarme sola.—Le digo entre tanto el solo observa con detenimiento y su sonrisa.
—Preferí esperar a que estuvieras sobria, sabes?—Hace pausa acercándose más a mi.—Ahora que lo mencionas estoy de acuerdo contigo...—Le observo fijamente tragando saliva.—Entremos a la ducha y lo hablamos mejor.—Dice tomándome por la cintura y pegándome hacia su cuerpo. ¡Santos cielos!
Me besa intensamente. Su lengua recorre toda mi mandíbula, al estar tan cerca de él siento su miembro endurecer, pero esta vez es el quien desabotona mi vestido con desesperación sin dejar de besarme.
Luego de quitar mi vestido y quedando en ropa de interior le ayudo a quitar precipitada su camisa y caminamos hacia el baño. ¡No puedo creer que lo esté haciendo! Lo deseo tanto, que no dejo de besarle al igual que el a mi. Y sin darme cuenta estamos en la ducha y sobre salto al sentir el agua sumamente fría.
—Está muy fría.—Me quejo entre sus labios. El ríe y de pronto empieza a salir el agua cálida. Sus besos bajan quitando mi ropa interior y quedando completamente desnuda ante el. Besa mi clavícula y toca en círculo mi clítoris lo que se supone que es el pequeño monte. Dejo escapar un gemido ahogada. baja dejando varios besos en mi clavícula.
—¿Estás segura?—Me pregunta dejando de besarme y observándome. Estoy sin aliento, efectivamente quiero estar con él sin pensar de que me arrepentiré más adelante.
—Si.—Asiento. Planta besos en mis pezones y succiona uno de ellos. Se inclina y deja besos en mi vientre plano. Respiré profundo ya que me siento muy intimidada. Abre un poco mis piernas, coloca su lengua en mi clítoris y succiona con pulcritud y dilación. Me retuerzo al sentir esa gran sensación. ¡Es un ángel, es placentero!
